Hace ya 40 años, en la primavera democrática argentina, cuando se conjugaron factores cruciales que hicieron al triunfo de Raúl Alfonsín, la esperanza en el sistema recientemente parido se convertía en poesía y ésta en canción. Del ingenio creativo de un Fito Páez de 22 años surgía “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, una gran composición musical con las características del rock nacional para Latinoamérica y el mundo. Ella simboliza lo mejor de la época, el regreso a la vida después de años de muertos, desaparecidos, represión y exilio.
El mensaje de ofrecer el corazón, tan simple y poderoso fue inmortalizado en las voces de Mercedes Sosa, Pablo Milanés, Omara Portuondo, Ana Belén, Milton Nascimento, Gilberto Gil y tantos otros, hasta el mismo Joan Manuel Serrat. Se interpretó en castellano, inglés, francés, italiano, griego y hebreo. Se volvió incombustible, en un himno eterno y paradójicamente sigue vigente, contra la desesperanza y el miedo.
Acompañó al pueblo argentino en la recuperación de la democracia, en los juicios a la Junta en la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia, acompañó al Presidente Alfonsín en la Semana Santa golpista junto al jefe Peronista Antonio Cafiero (el Presidente que nos perdimos los argentinos), cuando la oposición por primera vez en la historia marchaba a los cuarteles para sostener la democracia.
Si el concepto de política implica, entre otras cosas, participar en la organización social que los individuos se dan en la historia, podemos decir sin temor a equivocarnos que la neutralidad no existe. La política comercia cotidianamente con la materia verbal, hoy vemos la palabra neutralidad para significar abstención de pronunciamiento. Qué difícil es reconocer que se van a traicionar los principios que se han sustentado toda la vida. Neutralidad hoy es sinónimo de Negacionismo.
Deben quienes se consideran perdidos reflexionar en la poesía ¿Quién dijo que todo está perdido? Podemos unir las puntas de un mismo lazo, dar algo y recibir algo que nos alivie un poco más. Basta de corroer el lenguaje “el pueblo nos eligió para ser opositores”. El pueblo no los eligió, ni siquiera encabezaron una fórmula y el candidato que llevaban como vice ya se definió contra el sistema, en el mismo sentido se insinúa Valdés en Corrientes (Pagani dixit). Veamos, un razonamiento lógico, si gana Massa puede que los radicales sean opositores ante la posible desaparición política de Milei, y Macri sin más posibilidades, en el hipotético improbable que gane Milei la oposición será peronista sin dudas.
El lenguaje que utilizan, amigos radicales, va a contrapelo de un designio anterior indicado en sus antecedentes. Están negando su pasado, rifando su futuro. Es probable que el pueblo los castigue nuevamente y del fracaso se puede volver, del ridículo es más difícil. Consideren el lenguaje al que invita Fito, ofrezcan el corazón. Amplíen el campo de los sentidos, cuestionen la imposición de un pensamiento pre-democrático, pre-alfonsinista.
El panóptico controlador evita decir las cosas de manera explícita, entonces las designa de manera sesgada; aclara y a la vez oscurece, enreda un asunto tratando de dar excusas para justificarse, ni uno ni lo otro sino todo lo contrario ¿? esta elipsis no tiene contenido. Por ejemplo, dice libertad de acción y fiscaliza los votos en favor de uno de los candidatos, todos saben que mienten. Ante el riesgo de la petrificación volver a la poesía es darse cuenta que no se puede hablar de libertad entre esclavos, que hay mucha sangre que se llevó el río, que debemos cuidar la casa común.
¿Puede ser que algunos estén tan rotos, tan marcados por etiquetas, por odios, opresiones y privilegios, que perdieron la capacidad de asumir que tanto los actos como las omisiones políticas siempre son formas de tomar partido? Y lo más importante: que sólo existen dos bandos, dos trincheras. Identificar la trinchera debería ser lo más fácil, no se trata de identificar pertenencia sino saber quién es el enemigo. No todo es igual. Aprecio enorme a aquellos que sí lo comprendieron.
Ya muchos a esta altura estarán dejando de leer esta nota o se preguntaran que tiene que ver la poesía con la política, eso en el mejor de los casos, otros se sentirán tocados porque se creen aludidos, otros porque profesionalmente se dedican a la política y les interesa solamente el posicionamiento personal, otros porque leen poemas sin entenderlos o literatura en general para parecer intelectuales. Otros, los peores dominados por el odio.
Les cuento como salió esto, cuando me desperté prendí la radio y sonaba Fito que inspiró esta brevedad de análisis, por aquello de que el arte, música y poesía en este caso forman parte de ese conjunto de convenciones que adopta la sociedad en el ejercicio libre de su facultad de pensar.
“Yo vengo a ofrecer mi corazón” forma parte de un tiempo de ilusión y esperanza, de recuperación de sueños y libertades que algunos hoy menosprecian y ponen en riesgo. Por eso, por todo: ¿quién dijo que todo está perdido?