Nada de este movimiento fue organizado ni preparado. El coronel, allá en el 45, pidió a sus “compañeros”, los trabajadores, que no hicieran nada y se limitaran a cumplir el lema de acción obrera: “De casa al trabajo y del trabajo a casa”; “venceremos no con la violencia, sino con la inteligencia y la organización”; “estemos siempre unidos y venceremos”. Ello se cumplió hasta que la clase trabajadora vio a su líder preso; después, espontáneamente, la masa se agitó y se puso en marcha; nada la detendría, pues avanzaba con “la Verdad” y “la Justicia”, y ya lo había dicho el líder: “Montados en la verdad no necesitamos espuelas”.
La Plaza de Mayo del 17 de octubre de 1945 fue la exaltación social donde los trabajadores, en una manifestación millonaria de voluntades, se unieron en una sola voluntad que cambió el curso de la historia argentina.
El hombre de “Corrientes y Esmeralda”, aquel que inmortaliza Scalabrini, ya no estaba solo, se fundía en un sujeto colectivo: el pueblo. Un pueblo agotado había encontrado su momento, estaba listo para defender sus intereses y colocar a la cabeza de ese movimiento político un líder y conductor. Nacía un nuevo sujeto político: el peronismo, que después de caminar horas para llegar a la plaza, metía las patas en la fuente para aliviarse, causando espanto en el sujeto individual/egoísta “el gorila”. Peronista, se llamaba ese sujeto social, era un nombre y podría haber sido otro, pero el pueblo adoptó ese para identificarse con su líder, para convertirse en la pesadilla de los poderosos que tantas veces lo habían puesto de rodillas. Porque “el hombre solo”- en sentido de ser humano-aquel del poeta, pensador y filósofo Correntino, ese día supo que ya no quería estar sólo y parado en una esquina, quería estar con sus compañeros y en la calle, peleando para defender sus derechos. Había terminado la espera.
En varios momentos desde ese entonces la historia nos ha puesto en el dilema de cambios que parecían fines de ciclo, sucedió con la “liber/fusiladora”, con la dictadura, en democracia con Alfonsín que quería formar el “tercer movimiento histórico” y con Néstor y Cristina (pensamos que no volvían más), y sucede hoy pareciera. Esos fines de ciclo quizá lo fueron, pero ninguno pudo terminar con ese sujeto Peronista que permanece vivo más allá de los avatares políticos.
De todas las formas posibles han tratado de eliminarnos y no disimulan sus intentos, son bastantes explícitos, eliminar el kirchnerismo dicen las dos derechas como si Sergio Massa lo fuera. Piensan la política como si estuvieran en un escenario bélico y actúan en ese sentido boicoteando cualquier intento de convergencia hacia un destino común.
Así y todo, está claro que no hemos perdido ninguna batalla cultural, interpretada en una muy breve explicación, como aquellas luchas que acontecen en el espacio de la cultura, entendida esta como el nivel simbólico de la sociedad, que incluye nuestros modos de ser, el lenguaje, las creencias, las costumbres y los valores. Dentro de estos valores están aquellos que el sujeto Peronista privilegia para poder sostener a los otros. Por ejemplo, las medidas tomadas por Sergio Massa para recomponer los ingresos tienen sentido cultural, siempre pensando en el pueblo.
La imposición del FMI obligó a una devaluación post PASO, había que recomponer los ingresos, se otorgaron sumas fijas, se bajaron impuestos a los trabajadores, se eliminó el IVA para los de menores salarios y otras más. La queja común de la oposición es el problema fiscal, siempre lo fiscal para ellos, tiene más importancia que el bolsillo o el plato de comida.
No podemos tapar el sol con la mano, las cosas no están bien, hay una inflación devoradora del salario que parece de muy difícil control. Promovida por quienes están queriendo tumbar el gobierno, por quienes atentan contra el Estado de Derecho, en realidad nunca les importó, todo ello apoyado por los dueños del poder hegemónico de los medios. Claro que el que tiene que dominar la situación es el gobierno y el candidato Massa es el ministro de economía de ese gobierno, tiene algunas llaves, pero no todas.
Massa es altamente competitivo y es posiblemente el próximo Presidente de la Nación, eso nos habla no solo de su capacidad política y para el trabajo. También ahí está el sujeto Peronista acompañando, dando la “batalla cultural”, sin entregarse con el compromiso de dar todo el 22 de octubre en la primera vuelta y posteriormente si fuera necesario, porque tiene claro que del otro lado está el abismo.
Cualquiera fuera el resultado electoral, estamos conscientes que, hasta ganando, nada será igual, puede ser un fin de ciclo, pero como ya nos sucediera en otras oportunidades, seguiremos adelante. Somos el 17 de octubre, lo que las 20 verdades dicen, somos un “ser nacional”, un sujeto político social, somos un Movimiento, una esperanza de Liberación Nacional. Somos un hombre y una mujer que aún hoy nos convocan. Somos Juan y Eva Perón.