Una nueva postergación de las internas en el peronismo correntino para renovación de autoridades, pone de relieve la situación crítica del peronismo local en particular (intervenido por años) y del campo nacional en general. A la falta de propuestas políticas organizativas concretas, para salir del estancamiento por años de intervención, el PJ de Corrientes alarga su agonía, para unas supuestas elecciones en el mes de marzo del año que viene.
Las internas tienden a ordenar un poco la conflictividad institucional, pero lo que necesita el peronismo es algo más que eso; es lograr una propuesta estratégica a mediano y largo plazo para volver a ser una opción de poder provincial. Y ahí, a los que creen que las internas resuelven todo, se equivocan. “Se puede”, si hay voluntad y capacidad política, alcanzar un acuerdo amplio (antes de las internas) con todos los sectores para consensuar la conducción y organización del partido en un proyecto estratégico viable. Y si no hay un liderazgo ”natural” definido, conformar espacios de discusión y organización para lograr esos objetivos superiores que son, en definitiva, el plan de poder para lograr en este caso el gobierno provincial.
Las internas son una herramienta más pero no la esencial para lograr el objetivo central de transformación social. Esto también es válido en lo nacional, cuando se “tiran” los nombres de los posibles candidatos antes que el proyecto a realizar como partido, como movimiento.
La actualidad del país con un gobierno reaccionario y cruel con los sectores más desposeídos nos debe llamar la atención. ¿Por qué llegamos a esto? ¿por qué fue elegido? Y sin dudas un aspecto de esta realidad, entre otras cosas, es una crisis de representación del espacio popular.
Los peronistas nos debemos un dialogo político profundo. Analizar la crisis dentro de las propias fuerzas. No tenerle miedo a la autocrítica porque no daña. Si hay propuesta superadora, es un camino de sinceramiento y esclarecimiento para el conjunto de la militancia, contribuyendo para no seguir cometiendo errores. Es un acto que da volumen y valor político, esclarece cualquiera duda. Es una herramienta genuina para estos momentos donde los complots, la incertidumbre, la sospechas, las roscas, los misterios y la especulación ganan como prácticas políticas naturales, tanto para afuera como para dentro de la organización. El complot y la rosca interna, es tanto para el adversario político, como también para los propios compañeros. Por eso es necesario clarificar, sincerarse ante la militancia.
Hay necesidad de un dialogo profundo dentro de la propia fuerza y salir de las practicas “del palacio”, dialogar con la militancia abiertamente. La crisis de representatividad es real y es desde hace mucho tiempo. Tal es así, que el peronismo no se expresa más como movimiento y solo pareciera esta reducido al PJ. La disputa interna no debería ser quién conduce el PJ solamente, sino debería ser al partido y al conjunto del campo popular a través del peronismo, como lo hacía Juan Perón.
Conducir, es conducir con sus complejidades lo heterogéneo del peronismo, es lograr síntesis con todos los sectores del movimiento, con más razón, cuando hay contradicciones internas: ese es el gran desafío.
Si la lucha por la conducción del PJ es solo para tener la lapicera y nombrar cargos, vamos sin dudas a otro fracaso, a una nueva postergación del campo popular y la historia del peronismo es, por sobre todas las cosas, su compromiso con el pueblo.