Anticipábamos en el número anterior que julio era un mes de sorpresas y realmente así lo fue, la presentación de listas en el pago chico, trajo aparejados conflictos institucionales en la interna Justicialista que se repitieron al momento del armado de las listas para las PASO, en éste último caso ya los conflictos se vieron reflejados en gran parte de la geografía nacional. No es que en la alianza opositora -UCR más Macrismo remozado- no hayan existido problemas, por el contrario, los hay, pero tuvieron la solvencia de poder solucionarlos dejando participar a las listas que no se sentían conformes con el lugar que les otorgaban. Nadie sabe cómo saldrá la experiencia, esto es si lograran mantener la cohesión luego de la elección, todo hace suponer que sí, pues el anti peronismo “es más fuerte”.
A la hora de la autopercepción del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner hay que tener claro algunas situaciones sin las que difícilmente se llegue a comprender la real situación sobre la que se está parado.
Primero, en las elecciones generales el Frente de Todos triunfó en primera vuelta con el 48% contra Macri, que logró un 40% (del PRO). El Frente perdió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en las provincias de Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, San Luis y Santa Fe, esto es toda la zona más altamente productiva del país, la más poderosa política y económicamente. Si bien se ganó en primera vuelta por imperio de la letra de la ley, no se logró la mitad más uno. La otra situación a comprender es que éste no es el gobierno del Partido Justicialista, sino del Frente de Todos, cuestión que pone al oficialismo en un continuo debate de tensiones parlamentario, que traslada un estrés permanente a la militancia en particular y a la sociedad en general.
Una cuestión más es que el Peronismo o mejor aún, el Partido Justicialista, es un partido atrapado en el cuerpo de una coalición y que ese traje lo incomoda, tal vez por la falta de un liderazgo único. Como observador me cuesta entender por qué si reconocemos a Cristina como la máxima referente, como la diseñadora de las estrategias del Movimiento, ella no es también la que conduce el instrumento electoral e institucional del Peronismo.
Si miramos un poco la historia reciente nacional, apreciaremos que nadie, aunque haya representado a su propia fuerza pudo mantenerse abstemio a las tentaciones de quienes les ofrecían ilusiones o fantasías. Néstor sin duda el gran hacedor de la política de los últimos años construyó poder con “la transversalidad” sin dejar de lado al tradicional “pejota” del que fue su presidente.
Hoy Alberto Fernández pareciera que, entendiendo las necesidades de la política argentina, con el aval de Cristina se puso de Presidente del Partido, pero no logra salir de la dinámica de probar con “lo nuevo”.
Se debe entender que no se puede clausurar el pasado, el Peronismo es dinámica histórica y cultural, es pasado y presente, conformación popular, es pueblo hecho Nación.
Sin duda en el armado de las listas caímos en la trampa de repetir fórmulas de exclusión atrapados por un pragmatismo que anula la discusión política y achata el nivel de participación que, como silogismo truncado, reproducen el sesgo ideológico de aquellos a quienes combatimos.
En Corrientes
Paradojas de la política, nos cuesta encontrar las herramientas conceptuales que nos ayuden a entender como en una provincia con tanta pobreza y sin despegue económico de ningún tipo, donde las instituciones funcionan a medias, en que la Justicia está totalmente sometida al poder político, donde los controles no existen, el gobierno que ya lleva 20 años esté anunciando con solvencia y convencimiento que repite por algunos años más. El gobierno provincial nos inunda de marketing con promesas a mansalva, fake news, cartelitos en cada poste y saturación de redes sociales, parece que hoy ya los globitos amarillos representan pasado que todos olvidan.
Demasiado TikTok y poca política y esa es su debilidad, caer en la trampa de posicionarse frente a la opinión pública como más de lo mismo.
Lo que no veo es una campaña desde el peronismo que muestre claramente esa realidad. Los candidatos en sí mismo, aquellos muy conocidos por su gestión quizá puedan tratar de traccionarse pero hace falta algo más, se ve una tenue crítica pero no se ven las propuestas, en otras palabras a la campaña local le falta contenidos.
Los Peronistas correntinos no logramos pisar la vereda de la institucionalidad de la provincia. Hay que decirlo, aunque duela, hay muchos calientes y decepcionados que tienen diferencias profundas entre los que cooptaron el Partido Justicialista y el Frente de Todos y no son solo diferencias metodológicas o subjetivas, van más allá y tocan lo conceptual ideológico, porque lo que se pone en juego es un proyecto político, o tal vez la diferencia sea entre tener un proyecto político de conjunto y tener un proyecto personal de crecimiento.
El “Pejota” correntino parece no haber entendido las complejidades de un distrito como Corrientes. Si bien la provincia es históricamente cuna de la resistencia electoral al peronimso, las posibilidades electorales varían en un rango en el que mucho influyen los perfiles de los candidatos y la metodología de su elección.
Decía Arturo Jauretche que “la política grande se hace con alegría”, que difícil es entonces hacer política si lo que muchos tienen es bronca y esa bronca juega en contra, tan en contra que para algunos será quedarse en casa y para otros hasta votar en contra.
Somos Frente de Todos
Así y todo, desde la decepción, desde la amargura y sin callar nuestro pensamiento, debemos decir con todas las letras y para que todos escuchen APOYAREMOS AL FRENTE DE TODOS Y SUS CANDIDATOS. Difícil encuentro entre nuestra propia desmemoria y los múltiples errores por responsabilidades ajenas al momento de captar voluntades. Lo importante es apretar los dientes y tratar de hacer lo posible por no caer en lugares comunes, no desanimarse ante la desolación de los resultados y pelearla. En lo que al Peronismo correntino se refiere, nos queda esperar que después de las elecciones y más allá de los resultados, sea el inicio de un camino a recorrer con un proyecto de acumulación para las etapas venideras.
Tampoco sirve aquello que plantean algunos compañeros, de salvar su conciencia individual y llaman a votar en blanco. Ese es un ejercicio totalmente válido de práctica democrática, pero, dada la mecánica de su funcionamiento, repercute en los hechos dándole un respaldito al oficialismo provincial y al Macrismo nacional. Mucho menos sirve lo de aquellos que van más allá y trabajan para el adversario, esa posición no tiene justificación válida más allá que el interés pecuniario; esos “defensores del pueblo” no tan en el fondo enarbolan un globo amarillo. Quienes no voten al Frente de Todos deben comprender que ya dejaron la vereda Nacional y Popular, porque apoyar al conservadorismo local es macrismo explícito.
Se trata de optar entre un modelo que limitó en la participación interna, pero trata de no excluir en lo general por uno que sin dudas lo va a hacer, ya lo sabemos, no sé por qué parece que siempre, a toda hora, hay que repetirlo: “Tuvieron 20 años para hacerlo bien y no lo hicieron”.
Tomo la muy utilizada y enorme frase de Scalabrini Ortiz, lucidísimo pensador nuestro (Peronista y Correntino): “No se trata de optar entre Perón y el Arcángel San Gabriel. Se trata de optar entre Perón y Federico Pinedo”.-