Compañeros, compañeras, amigas y amigos:
Navidad y fin de año son las fechas en que la familia, independientemente de las creencias e ideologías, se unen para augurar un futuro mejor. También es la época que sirve para los balances. No es necesario extenderse mucho para describir lo que todos y todas hemos vivido este año, debemos recordar el sufrimiento de los pueblos en guerra, de esos conflictos interminables en Siria, en los pueblos de África, Ucrania, en Gaza donde murieron miles de niños víctimas de los bombardeos. No podemos olvidar a los migrantes que por miles huyen de la miseria, el hambre y le persecución política, de los excluidos, segregados, apartados, los eternos postergados.
En nuestro país, este fin de año nos atravesó la derrota electoral poniéndonos en un lugar para el que quizá no estábamos preparados, muchos seguramente se dieron cuenta de lo que venía, pero la mayoría de los y las cumpas no imaginamos este presente, tal vez la esperanza de la mecánica militante nos tapó la realidad. Fue un año atípico, dramático, que nos deja muchos interrogantes y también muchos desafíos y enseñanzas. A todos nosotros/as nos queda la responsabilidad de sacar las conclusiones correctas para encaminar el país en general y particularmente nuestro movimiento hacia un rumbo que nos abra el futuro. Cómo asumir este desafío no debe producirnos angustia ni pesadumbre.
No pudimos impedir el retorno a la Argentina del negocio financiero, de las escuchas ilegales, de la injusticia, del crecimiento de la pobreza, de la persecución, de las falsas noticias y de la guerra judicial. Es momento de reconstruirnos, de generar plataformas de articulación, formación y comunicación del pensamiento crítico nacional y popular, en definitiva, del pensamiento Peronista. Buscamos un país más humano, más respetuoso de sus habitantes, de la naturaleza y de sus recursos, un mundo que coloque a la justicia social y los derechos humanos en el centro para disminuir las desigualdades.
La democracia que tenemos y que cumple 40 años nos obliga cada tanto a sumergirnos en el proceso electoral y la movilización es en función de esta articulación de poder. Así ganamos y perdemos elecciones y hasta perdemos ganando. La convocatoria democrática no puede dirigirse solamente a conseguir el voto, debemos lograr movilizar las conciencias detrás de un proyecto transformador. En ese camino el poder tiene sentido.
Ateneo Liberación y dentro de él la Revista Liberación, nacieron como espacio de propuesta y resistencia, lo hicimos con nuestro gobierno siendo la mayoría de las veces ignorados o no escuchados. No nos vamos a callar cuando gobierna aquel que nos quiere desaparecer. En 2024 seguiremos adelante, ya estamos proyectando y produciendo.
Esas son nuestras ambiciones y el deseo que muchas y muchos se incorporen a la idea integradora de LIBERACIÓN. En la actual circunstancia de dolor y pesadumbre, que las celebraciones navideñas y de bienvenida al nuevo año nos permitan seguir soñando con esa Patria Justa Libre y Soberana. ¡Feliz Nuevo Año!!!!
ATENEO LIBERACIÓN