“En un mundo superpoblado y superindustrializado el futuro de las naciones estará extraordinariamente influido por la magnitud de las reservas que posean: reservas de alimentos y reservas de materias primas…. sí subsistiesen los pequeños y débiles países fragmentados serían objeto fácil para ser explotados, por lo que es indispensable evitar la dominación.” Discurso en la Escuela Nacional de Guerra (11/11/1953)-
Juan Domingo Perón
Introducción
Más de dos siglos, 47 años del golpe de estado de 1976, 41 años de finalizada la guerra de Malvinas y 40 años de democracia ininterrumpida y no hemos sido capaces de consolidar una política interior a lo largo de este tiempo. Esto se debe a los permanentes cambios pendulares de rumbo de las diferentes administraciones gubernamentales.
Nadie duda que las disputas y/o guerras futuras serán por los recursos naturales, Latinoamérica incluido el Continente Antártico es una de las regiones más expuestas por sus riquezas, pero sobre todo nuestro país, Argentina, al ser bicontinental y ocupar un lugar estratégico en el hemisferio suramericano y por su proximidad al continente blanco.
Estamos viviendo en un mundo en que la hegemonía norteamericana se va debilitando, podría a grandes rasgos inferirse que este siglo marcará un punto de inflexión, donde el poder del bloque occidental atlantista verá disminuir su incidencia global inclinándose el fiel la balanza de poder hacia el bloque oriental, multipolar, fortalecida por alianzas estratégicas, promovida del BRICS, (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) con la OCS (Organización de Cooperación de Shangai) generan el principal polo de poder que tiene incorporada a la mayor parte de la población mundial con la suficiente capacidad técnica para lograr el desarrollo, la mayor parte de los territorios con sus recursos naturales, al igual que el suficiente poder militar necesario para garantizar la autonomía del cambio. Este nuevo escenario mundial nos obliga a pensar cómo reaccionarán los países hegemónicos, (trampa de Tucídides) (1) y cuáles serán las oportunidades de los países periféricos.
Para afianzar el progreso debemos apoyarnos en fuertes pilares fundacionales estratégicos donde la integración territorial cumple un rol fundamental y para ello son necesarias rutas multimodales combinadas de infraestructuras terrestres y marítima, que mejorarían la integración política, social, comercial, cultural, la soberanía energética con su manejo y desarrollo, el perfeccionamiento de la ciencia, la tecnología, junto al fortalecimiento de la industria nacional pesada y liviana.
Para lograr un éxito pleno, primero debemos fortalecer nuestra política interior para lograr consolidar la exterior. Al tener Argentina períodos de gobiernos pendulante (política interior errática), provoca un debilitamiento de la política exterior. Ergo, para que Argentina tenga consolidada su estratégica política internacional y sea exitosa, reitero, en primer lugar, debe solidificar la política interior, luego consolidar las alianzas subregionales y de esta manera ir robusteciendo la unidad Latinoamericana, para lograr consolidar un verdadero bloque que se inserte con fortaleza en el nuevo orden mundial multilateral, que en nuestra región se verá presionada por el bipolarismo de los hegemones, China-EEUU. Esta es una gran oportunidad para el cambio, como expresaba Arturo Jauretche en su reflexión: el problema es dejar de ser perro y no cambiar de collar.
Para comprender el desarrollo básico lo voy a plantear desde la consolidación local, es decir desde nuestro país, Argentina, para luego avanzar en la integración con el resto del continente y como bloque regional al mundo.
De esta introducción se desprenden mínimamente cuatro ejes para pensar y desarrollar un plan estratégico,
1- Argentina Bicontinental.
2- Recursos Naturales.
3- Unidad Latinoamericana.
4- ¿Cómo reaccionarán los hegemones?
Argentina Bicontinental
Nuestro país se encuentra ubicado en Sudamérica y posee una de las mayores superficies de la tierra, ocupa el octavo lugar en el mundo, el cuarto en el continente americano (luego de Canadá, Estados Unidos de América y la República Federativa de Brasil) y el segundo en Latinoamérica.
Según datos del Instituto Geográfico Nacional, la extensión de las tierras emergidas alcanza los 3.761.274 km2. De ellos, 2.791.810 km2 corresponden a la parte continental americana, 965.597km2 al continente antártico y aproximadamente 16.000 km2 a las islas australes (Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur).
La extensión del litoral marítimo es de 4.725 km de longitud, a lo que se suman a los 11.325 km de las costas de la Antártida Argentina.
La zona económica exclusiva (ZEE) es de 3.146.345 km2. La plataforma continental de 1.782.500 km2.
La superficie del Sector Antártico Argentino es de aproximadamente 1.461.597 km², de los cuales 965.597 km² corresponden a tierra firme.
Sin dudas podemos decir que nuestro país es un estado marítimo, y debemos entenderlo para actuar en consecuencia.
Imag. Mapa Bicontinental de la República Argentina
La superficie de nuestro mar ocupado por el Reino Unido es superior a 1.600.000 km2, pensar que nuestra situación territorial antes de 1982 era muy diferente, los británicos ocupaban aprox. 12.000 km2 de Malvinas y tres millas a su alrededor. Hoy, invaden y explotan las Islas y doscientas millas marinas a su alrededor, un territorio cercano a los 500.000 km2; crearon una reserva de más de 1.000.000 km2 en torno a Georgias del Sur y Sándwich del Sur; reivindican derechos sobre la plataforma continental por alrededor de 1.400.000 km2 de 1.784.000 km2, que corresponden a nuestro país, lo que equivale a un 52% de toda nuestra ZEE, y a un 28% del territorio continental, además sus pretensiones avanzan sobre la Antártida Argentina y su mar correspondiente de aproximadamente 1.500.000 km², la suma de todo equivale a más de un tercio de nuestro territorio continental. (2).
Es inconcebible que luego de dos siglos no fuimos capaces de reaccionar a la acción balcanizadora promovida por la alianza anglonorteamericana, plan estratégico elemental sobre Latinoamérica y otras partes del mundo, que nos debilita para dominar nuestros territorios y hacerse de los recursos naturales.
Si posamos la lupa sobre nuestro territorio veremos claramente que “somos un país seccionado transversalmente”. (3). Si consideramos la vía navegable Paraná-Paraguay como la arteria principal por la cual circula gran parte de la producción nacional, desde el norte navegando agua abajo, nos encontramos con el primer tapón transversal, a nivel del Río de La Plata, que nos obliga a dirigirnos hacia Montevideo para llegar al Mar Argentino. Esto provoca una pérdida de soberanía, además de hacerlo por un canal más largo que se halla contra corriente del río, más lento, con un alto costo para su mantenimiento, cuando perfectamente podemos hacerlo utilizando nuestras vías navegables viajando directamente al sur, por el Canal Magdalena (aún sin construir); el cual es más corto, se halla a favor de la corriente, acumula poco sedimento, menor costo de mantenimiento, acorta el tiempo de navegación por ende más rápido, y fundamentalmente adquirimos plena soberanía y facilita la accesibilidad al litoral Patagónico, Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. (4). Resolver esta situación es una decisión política y soberana.
El 24 de abril de 2023, el Boletín Oficial de la República Argentina publicó la Resolución 226 que anuncia “la construcción del Canal Magdalena desde la progresiva del kilómetro 143,074 del Canal Punta Indio hasta la isobata de 11 metros del Río de La Plata”. La obra tendrá una inversión de 40 mil millones”. (5).
También el acceso a la Antártida tiene su vector transversal, (tapón) que dificulta el camino directo a este continente, esto es producto del Tratado de Paz y Amistad firmado entre Argentina y Chile en 1984, que determinó la fijación del límite entre los dos países desde el canal Beagle hasta el pasaje de Drake al sur del cabo de Hornos, como consecuencia de esto se ha desplazado el vector descendente directo al sur, hacia el este, y nos obliga a navegar por mares peligrosos. A esto hay que sumar las actuales pretensiones de Chile de ampliar la plataforma continental hacia el naciente y desplazarnos más hacia el oriente, desconociendo un precepto básico, “Chile en el Pacifico, Argentina en el Atlántico”. A lo anterior debemos agregar que tenemos bloqueado el acceso a Malvinas y mares correspondientes por la ocupación británica de nuestra soberanía Nacional.
Nuestra política hacia el Atlántico Sur debe ser discutida en “serio”, primando el interés nacional para consolidar las políticas de Estado perdurables en el tiempo, más allá de ser una manda constitucional que muchas veces solo llega a ser solo un mero escrito. En síntesis, el Estado Británico se arrogó a través de la fuerza militar la ocupación de los espacios marítimos argentinos, y es nuestro país el que se encuentra privado de ejercer su plena soberanía en el Atlántico Sur.
También, el territorio nacional se halla potencialmente seccionado a nivel del paralelo 42, divide la provincia de Rio Negro con Chubut, donde al este y el oeste se encuentran dos pistas de aterrizajes con capacidades similares a la del Aeropuerto Jorge Newbery propiedad del Ingles Joe Lewis, (a poco más de dos horas del aeropuerto de Puerto Argentino en Malvinas), que de ser necesario pueden ser utilizados por las FFAA británicas. (6)
Es importante reconocer y conocer la escisión descrita, pero debemos tener presente que desde la Constitución de 1994 se terminó de dividir al país, que lejos de ser federal, enterró al proyecto nacional del “modelo argentino” permitiendo una fragmentación de provincias por los recursos naturales.
La posesión estratégica de nuestro país desde el punto de vista geoestratégico bicontinental y geopolítico por la disputa de soberanía con el Reino Unido sobre la Antártida y las Islas Malvinas, nos ubica en un escenario internacional conflictivo por el control de recursos estratégicos y vías de comunicación marítimas. A ello debemos agregar que nos destacamos por ser ricos en producción de alimentos, minerales, hidrocarburos y reserva estratégica de agua dulce, que suman las apetencias de otros Estados.
Es por todo lo anterior y más que debemos consolidar una “política nacional”, con políticos que se desenvuelvan pensando en la grandeza de la Patria y no aquellos otros que solo piensan en el norte y respondan con la genuflexión que los caracteriza.
Para consolidar una Patria justa, soberana con justicia social, la decisión está en nuestras manos, los electores, para ello debemos tener claro los dos modelos de país que nos ofrece las próximas elecciones, por un lado, lo popular y nacional, y por el otro la histórica derecha entreguista de la Nación Argentina, recordemos que pretendían la entrega de Malvinas a cambio de vacunas de origen imperial, recordemos que ya estábamos siendo vacunados con éxito… Ah, pero no eran las imperiales, al cual los candidatos actuales de la derecha son serviles.
¡Libres o Dominados!, ¡Patria o Colonia!
Referencias
- https://elordenmundial.com/trampa-de-tucidides/
- Héctor Waldemar Fernandez Finós. 2022. LA CUESTIÓN MALVINAS PASADO PRESENTE Y FUTURO, UN ANÁLISIS ESTRATÉGICO. Editorial Contexto
- https://www.diarionorte.com/212805-soberania-el-control-de-las-vias-navegables
- https://www.centrocepa.com.ar/informes/348-el-canal-magdalena-un-desafio-soberano
- https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/284806/20230420
- https://www.diarionorte.com/214632-lo-que-esconde-el-lago
(*) Ex. Soldado Combatiente de Malvinas
Fundación Soberanía y Memoria. Resistencia Chaco
hectorflicho15@gmail.com