Se cumplen 50 años del fallecimiento de Juan Domingo Perón, su vigencia y actualidad no permite discutir que fue el político de mayor trascendencia en la historia Argentina. Perón es de las personalidades que se ganan un lugar en la historia y consiguen perdurar por sus legados en la memoria colectiva, en el caso particular se convirtió en un símbolo peligroso para el poder que busca excluir a las mayorías.
Su nombre, su obra e ideario se extienden más allá de las fronteras nacionales. Numerosos autores de todo el mundo lo han estudiado: libros, tesis, investigaciones, críticas, llenan los anaqueles y bibliotecas. Así también muchos de los políticos toman su pensamiento, especialmente el conductivo (Conducción Política), como cabecera. Sin embargo, en nuestro país, los intentos por borrar su memoria fueron permanentes, aún lo son, no lo lograron y creemos no lo van a lograr. Su trascendencia está fundamentalmente en la obra de gobierno, que traduce en hechos el pensamiento ideológico. Muchos no saben que proponía Perón sobre tal o cual tema, pero saben de su obra. No obstante, es recomendable la lectura de los libros, mensajes y discursos de líder, son documentos indispensables para la formación política.
Imposible en una breve nota hacer un recuento de su obra, intentaremos mencionar hechos y realizaciones que marcan rumbos e indican doctrina. Perón sancionó la ley de voto femenino que estableció el sufragio universal. Se Impulsó la provincialización de los llamados territorios nacionales, concediendo derechos políticos a los habitantes de los mismos. Promovió la industrialización, la expansión del mercado interno, la sindicalización de los trabajadores y la ampliación de derechos políticos, laborales, culturales y sociales; expandiendo la organización de los trabajadores en sindicatos que se unificaron predominantemente en la Confederación General del Trabajo (CGT). Impulsó la reforma constitucional de 1949 estableciendo la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, incorporando los derechos humanos de segunda generación, de la niñez y la ancianidad, y estableciendo un sistema económico basado en la función social de la propiedad. Nacionalizó los ferrocarriles, el comercio exterior, creo la marina mercante la Flota Argentina de Navegación de Ultramar, el servicio telefónico (ENTEL) y creó la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (Somisa), que permitió la instalación de empresas metalúrgicas entre otros emprendimientos económicos con participación privada y del Estado. Estableció la gratuidad de la enseñanza universitaria. Se creó el Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas (CONITYC) luego transformado en CONICET. En el campo internacional adoptó una política de “tercera posición”, manteniendo una equidistancia entre las potencias imperiales en la Guerra Fría y promovió el fortalecimiento de las relaciones latinoamericanas, especialmente en el Cono Sur, siendo un precursor de los países No Alineados.
Estas pocas muestras mencionadas fueron, en definitiva, las causantes por la dura reacción de los enemigos internos y externos, aliados contra el peronismo, para producir el golpe y el intento de matar a Perón. Lo obligaron al exilio y un pueblo memorioso luchó por su retorno durante 18 años. Se proscribió, reprimió, fusiló, se prohibió hasta la mención del nombre, todo tipo de agravio imaginable. El cuerpo de Evita mancillado y ultrajado por los agentes de la denominada “Revolución Libertadora” finalmente ocultado, es un ejemplo de hasta qué punto puede llegarse en la necesidad de hacer desaparecer todo aquello que pueda inspirar la lucha de los más postergados. Luego, ya fallecido Perón, el terror total, miles de presos, torturados, exiliados, bebes apropiados y 30 mil desaparecidos.
Perón, a sus 78 años, no fue sorprendido por la muerte. En junio de 1974, contrajo una broncopatía infecciosa y su salud comenzó a deteriorarse gradualmente. El 8 de junio se había entrevistado a solas con el líder Radical Ricardo Balbín, quien muchos años después le admitió al historiador estadounidense Joseph Page que Perón le dijo “me muero”. El 12 de junio, unos días antes de su fallecimiento, Perón habló por última vez a la gente durante una movilización en la Plaza de Mayo convocada por la CGT. El discurso pronunciado desde el balcón de la Casa Rosada sonó casi como una despedida. En ese mensaje, agradeció a la multitud por su apoyo y, luego de decir que “Llevaré grabado en mi retina este maravilloso espectáculo” pronunció su célebre frase: “Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música, que es para mí la palabra del pueblo argentino”. Sonaba a despedida.
Ante la acuciante realidad que vive el país en este momento, la posibilidad de disgregación social, de la pérdida de los valores que nos identifican como Nación, debemos volver a Perón. Leer su obra, aprender su pensamiento, ver las películas, la actualización doctrinaria para la toma del poder. Conducción Política, La comunidad Organizada, Doctrina Peronista, La fuerza el derecho de las Bestias, La hora de los Pueblos, El Proyecto Nacional. Y mucho más innumerable material existente.
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Que éste aniversario no sea uno más y no por ser el número 50, sino por la necesidad histórica que nos convoca, para ello nada mejor que la palabra de Perón, también tomada de su último discurso:“Ni la verdad, ni el engaño, ni la violencia, ni ninguna otra circunstancia, podrá influir sobre este pueblo en un sentido negativo, como tampoco podrá influir sobre nosotros para que cambiemos una dirección que, sabemos, es la dirección de la Patria.
¡Hoy más que nunca VIVA PERÓN CARAJO!!!