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LA DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA POLITICA DE 1816

…son parte de la cruzada por la Liberación Nacional y la Justicia Social

¡¡SIN INDEPENDENCIA ECONÓMICA NO HAY PATRIA NI JUSTICIA SOCIAL!!

1816  – 9 DE JULIO –  2021

No sería posible comprender lo que ocurre en la Argentina en nuestros días sí, no  tenemos el conocimiento acabado de nuestro pasado histórico y en particular de los grandes acontecimientos protagonizados por nuestro pueblo y que hoy, son sospechosamente ignorados y/u ocultados por ser peligrosos para los intereses de las clases dominantes –dueños del poder real- y para su socio secular: el imperialismo hegemónico del norte. Es que el 9 de Julio de 1816, cuyo ducentésimo quinto aniversario celebramos los argentinos tiene aristas que han sido deliberadamente ocultadas por la historia oficial, como por ejemplo que previo a la declaración de esa independencia, ya el 29 de junio de 1815 la Liga de los Pueblos Libres bajo el protectorado de José Gervasio Artigas había proclamado en el Congreso de Arroyo de La China (hoy Concepción el Uruguay) la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica no solo del rey de España sino también de toda otra potencia extranjera, bajo la consigna del federalismo y de la unión nacional ante el avance militar de Portugal, España e Inglaterra. El Congreso de Tucumán de 1816 (del cual no participaron las provincias del litoral y de la Banda Oriental) se limitó a declarar la independencia política de las provincias unidas de Sudamérica y a debatir la forma del futuro gobierno, oportunidad en la cual el Gral. San Martín y Manuel Belgrano promovieron la constitución de una monarquía constitucional en la cabeza de un inca, con capital en el Cuzco.

Es importante recordar que, la independencia política proclamada el 9 de Julio de 1816, recién se consolidaría con el triunfo militar del Gral. San Martín y más tarde con la cruzada emancipadora del Gral. Simón Bolivar y del Mariscal Antonio José de Sucre en la Batalla de Ayacucho. Pero, a pesar de esos grandes acontecimientos históricos y tras producirse el derrumbe de la “Gran Colombia” de Simón Bolivar, se produjo la balcanización política de lo que fue el Virreinato del Río de la Plata y nuestra Patria, con su Himno, su Bandera y su Escudo, no tuvo soberanía, dejó de ser una colonia de España para convertirse en una neocolonia de Gran Bretaña, del imperio inglés, el que progresivamente se apropió de la economía nacional en maridaje con la oligarquía nativa, a través del negocio de la exportación de la carne y más tarde de trigo y cereales. El mejor testimonio de esa Argentina neocolonial lo brindó FORJA (FUERZA RADICAL DE LA JOVEN ARGENTINA) que, a partir de 1935 denunció los oscuros negociados de la oligarquía argentina con el imperio británico, tales como el Pacto Roca-Runciman, la Ley de Coordinación de Transporte, la creación del Banco Central y por fin, las leoninas concesiones a la CADE y a la CIADE.

La revolución y el triunfo del GOU del 4 de junio de 1944, la movilización popular del 17 de octubre de 1945 y por fin, el triunfo electoral del 24 de febrero de 1946 –con la irrupción política del naciente proletariado industrial- hicieron posible una política de nacionalización y de independencia económica, la que solemnemente sería proclamada el 9 de Julio de 1947 en la ciudad de San Miguel de Tucuman, 133 años después que había sido proclamada la independencia política del Rey Fernando VII, sus sucesores, metrópoli y de toda potencia extranjera. En esa oportunidad (el 9 de julio de 1947) la fuerza gubernativa, representativa de la Nación y de los provincias y las fuerzas del trabajo proclamaron: “el propósito del pueblo argentino de consumar su emancipación económica de los poderes capitalistas foráneos que han ejercido su tutela, control y dominio, bajo las formas de hegemonías económicas condenables y de los que en el país pudieran estar a ellos vinculados” (Acta de la Declaración de la Independencia Económica de 1947). Dos años después de ese magno acontecimiento histórico, el 11 de marzo de 1949, esa política de nacionalización y de independencia económica –sin la cual es una utopía la soberanía política y la justicia social- tuvo rango constitucional en oportunidad de la convención Constituyente de ese año, origen de la Constitución Justicialista derogada por un bando militar tras el golpe faccioso del 16 de setiembre de 1955.

Tal fue la importancia que tuvo para los argentinos –con el consiguiente rechazo de las potencias extranjeras de la época-, esa política de nacionalizaciones y de independencia económica y del rango constitucional que le fue conferida por el Gral. Perón que, tras producirse su derrocamiento en setiembre de 1955, uno de los máximos líderes de la segunda guerra mundial: Winston Churchill, en un célebre discurso en la Cámara de los Comunes sentenció: “la caída del tirano Perón en la Argentina, es la mejor reparación del orgullo del Imperio (británico) y tiene para mí tanta importancia como la victoria de la segunda guerra mundial y las fuerzas del imperio inglés no le darán tregua, cuartel de descanso en vida y tampoco después de muerto”.

Las lecciones de la historia son valiosas si ellas sirven de fuente de inspiración y de sustento político e ideológico para la militancia del campo popular, y naturalmente para los que detentan en nuestros días el  ejercicio del poder político, habiendo asumido la representación del pueblo y de los sagrados intereses de la Patria.-

CORRIENTES, 9 de  julio de 2021.-

Norberto S. Soto

(miembro del Centro de Estudios y de Investigaciones Históricas “JUAN DOMINGO PERON”

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Las notas publicadas son colaboraciones ad-honorem. Propiedad intelectual en trámite. Los artículos firmados son responsabilidad del autor y no representan la línea editorial de la publicación. Se pueden reproducir citando la fuente. 

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