Puño y Letra
¿Qué decir cuando se ha perdido todo? ¿Cuando no se encontró al familiar,
al vecino, al amigo? Cuando el futuro es incierto y el presente precario.
La necesidad de hablar, sin embargo, es imperante. Contar cómo se vivió y
se vive, qué se sintió y se siente, qué se perdió y qué duele. Contar sus
esperanzas, anhelos y necesidades. Contar con la presencia y las letras, con
las huellas que se van borrando, como se borran de a poco los escombros y
la ayuda que comienza a menguar.
Este proyecto se inició una semana después del terremoto de 7.8 grados en
la escala de Richter que afectó a la costa ecuatoriana. Partiendo de la
premisa de la emergencia psicológica, las fotografías se realizaron durante
un proceso de atenta escucha y contención empática. Las imágenes son un
retrato en un instante, fugaz como el momento, en el que el mundo conocido
para estas personas se vino abajo. Luego la catarsis: describir qué sienten
estas personas, un pensamiento o reflexión.
Las fotografías fueron realizadas en seis ciudades de Manabí, la provincia
más afectada. Personas de San Vicente, Canoa, Bahía, Portoviejo, Manta y
Pedernales, cuentan sus historias desde sus albergues temporales, desde los
escombros de sus casas o desde las carpas fuera de ellas, donde duermen
por temor a una réplica. También hablan desde estructuras aún en pie pero
quebradas y vacías, que visitan a diario mientras aguardan la evaluación
técnica que les dé la esperanza de volver para repararlas o les confirme que
serán demolidas.
¿Cómo se sigue cuando se perdió todo o casi todo? Se sigue con la
templanza de estas personasque son mucho más que un número en una
estadística, y con la fuerza de las manos solidarias que acuden en su ayuda y
que aún se necesitarán por largo tiempo para la reconstrucción. –