Social 21, La Tendencia impulsa un proyecto de ley con estado parlamentario basado en la creación de ELMA XXI (Empresas de Líneas Multimodales Argentinas).
Dejar librados nuestros servicios estratégicos en manos de empresas privadas e intereses externos a la Patria, es una conducta con resultados a la vista desde la década del ´90 y no debe repetirse. La discusión actual, en pleno auge de la mal llamada Hidrovía, es una puerta de entrada para el pueblo, que puede apropiarse de temas estratégicos: la organización de nuestros ríos internos y con ello, del transporte fluvial y marítimo para la soberanía.
El tramo que va desde Santa Fe hasta Nueva Palmira, abarca unos 820 kilómetros, el cual se cedió desde el Estado a Hidrovía S.A, en los ´90, un consorcio que incluye a la empresa belga Jan de Nul y a la local Emepa, con funciones de dragado y señalización a cambio de un peaje de U$S 3,06/TRN (Tonelada de Registro Neto) a los buques que transitan. La concesión ya vencida, convoca al Estado a decidir a favor de ejercer la propia actividad, sin intermediarios.
La vinculación de los ríos Paraná y de la Plata con más de 80 puertos argentinos, habilita el transporte de alrededor de 125 millones de toneladas de cargas. Argentina produce alimentos para más de 470 millones de personas, por eso, siendo apenas 45 millones en nuestro territorio, el hambre en el país de los alimentos es un crimen. Del total de la producción, el 92 % se exporta y sólo el 8%, insuficiente, se reserva para el consumo interno.
Desde el Gran Rosario se vende al exterior más del 80 % de productos agroindustriales. En este sentido, el objetivo principal del uso de la hidrovía, es intensificar el modelo expo-extractivo de materias primas, de escaso trabajo y valor agregado. Cuanto mayor sea el dragado, el calado del río permitiría el paso de buques cada vez más grandes, con aumento en la capacidad de carga. Diseño antagónico para nuestro país, con un mercado interno deprimido en el consumo de alimentos. Aunque esto es provechoso para las multinacionales de los granos, las denominadas cinco hermanas como ADM, André, Bunge y Born, Cargill y Dreyfus, aliadas de la oligarquía en contra de los intereses soberanos.
La disputa oculta, viene desde el mar, aunque la visibilidad cobró estado público desde los ríos internos. El direccionamiento sobre los intereses de la hidrovía por parte del privado y de las multinacionales y su ferviente insistencia en el dragado para el ingreso de buques de ultramar, apuntan al encarecimiento del transporte y a maximizar la ganancia, ya que el buque, desde un parámetro general y a nivel mundial, es cuatro veces más caro que la barcaza, lo que incrementa la facturación. Hay una clara tensión económica entre el buque foráneo y la barcaza argentina, el primero aumenta el monto, el cual se destina al extranjero, mientras que la segunda reduce el costo y propicia salario y trabajo argentino. La barcaza es un eslabón que hoy las multinacionales no poseen. Visualizar el conflicto desde la totalidad y la extensión implicada, posibilita la comprensión de que la hidrovía incluye unos 1.500 kilómetros y los buques pueden realizar viajes de 20.000 kilómetros, por lo que la lucha por la soberanía es de una dimensión aún mayor.
El dragado continuo del Río Paraná, libera contaminantes, elimina diversidad ictícola y seca los humedales del norte del curso, mientras que hace inundables los territorios del sur. Dejar de dragar, es un imperativo soberano, ecológico, económico y socialmente justo. Dragar, es profundizar el daño, no hacer nada es más fácil, sin embargo hay un gran empeño por extender el desastre. Ante la amenaza antinatural de nuestros ríos, por parte del lucro y la especulación, se debe priorizar el uso de barcaza. La misma sólo tiene 4 metros de calado y puede circular sin inconvenientes a través de los 1500 kilómetros fluviales, sin mayores requerimientos, ni dragados, ni alteraciones naturales. Las cargas pueden enviarse por medio de una empresa de barcazas nacional.
Social 21, La Tendencia impulsa un proyecto de ley con estado parlamentario, expediente 4813-D-19, basado en la creación de ELMA XXI (Empresas de Líneas Multimodales Argentinas). La cual, es la actualización de la Empresa de Líneas Marítimas Argentinas del siglo XX, orientada exclusivamente a la navegación de ultramar, destruida en los ´90. Debido a que el mundo tendió la articulación de las distintas formas de transporte, al multimodalismo desde la creación del contenedor, no alcanza solamente con el control del transporte marítimo o fluvial. De esta manera se ejercería la actividad desde los cuatro modos de transporte a partir de Sociedades del Estado (S.E), tales como Ferrocarriles Argentinos, Aerolíneas Argentinas, Transporte carretero junto a Marina Mercante y Flota Fluvial. Dichas S.E integrarían una Corporación Estatal (C.E) que garantice el ejercicio soberano. La misma correspondería al estado nacional en un 51 % y el 49 % se repartiría entre las provincias.
Es necesario mantener a los buques de ultramar alejados de los ríos interiores, usando barcazas como tecnología conveniente. La operación top on top off se lleva a cabo de forma parcial en los puertos, pero debe intensificarse en manos del Estado. En dicha operación, el buque de ultramar sale a media carga y se completa en el lugar en el que sí se pueda hundir, recibiendo la carga desde la barcaza. El vaciamiento de la barcaza y el completamiento del buque, debe implementarse desde la Marina Mercante y Flota Fluvial S.E.
El accionar en equilibrio con los ecosistemas, humedales y peces, el respeto por quienes se ganan el alimento con la pesca, no ser indiferentes a los habitantes ribereños a merced de las inundaciones que se lo pueden arrebatar todo y priorizar las bocas de millones de argentinos que pasan hambre como consecuencia de una exportación de alimentos desmesurada, podrá darse en el seno de las políticas estatales. El colapso social, económico y ecológico puede evitarse. Las multinacionales y las empresas privadas se alían en contra de aquellos que sufren, practican siempre el efecto colateral. En la búsqueda de la facturación ilimitada montan sobre la espalda del propio pueblo, por un lado el costo económico de pagar el dragado y por el otro, las consecuencias.
Por todo lo expuesto, repetir el dragado, es ir en sentido contrario a nuestra historia antiimperialista de valor y de coraje. Decretar la libre navegación de los ríos, es negar la Vuelta de Obligado, el ser argentino y enfrentarse a las flotas más grandes del mundo, imponerse frente a las dos potencias mundiales como Inglaterra y Francia sin importar el resultado. Es hora de recuperar los eslabones de la soberanía, de dar un paso al frente y no al costado, de revertir la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser para al fin, traducir la esperanza y la voluntad de la Patria argentina y del Pueblo trabajador en una realidad efectiva.
(*) Integrantes de Social 21, La Tendencia/ lasocialveintiuno@gmail.com