La recordación del “MILITANTE”, encuentra justificación histórica en los hechos “de mano propia”, que validan la auténtica lógica política y su simbiosis con la idea expresada en la calle, pintada en las paredes, cantada por la multitud, reproducida por el reclamo de justicia en la emergencia social, panfleteada mano a mano, persona a persona, o arrojada a cielo abierto con el mensaje imborrable de ¡Perón Vuelve!
La palabra “Militante” simboliza e identifica con nombre propio al sujeto anónimo, que en la calle se vuelve plural por obra y gracia del “plebeyo” político mixturado de pueblo y espíritu guerrero, capaz de comprometer su vida y poner en acto su voluntad revolucionaria, asumiendo los riesgos propios del liderazgo que suma y libera voluntades para repetir las consignas bajo la premisa de un mismo verbo, expresando el descontento y las convicciones de reclamo sin retórica.
El “Militante” de referencia es Nacional y Popular, cuasi un “mesías pagano” predicando su fe política con la misión de divulgar el credo terrenal que lo anima, subido al púlpito de la calle, la oficina, el taller, la familia, los amigos, incluso los extraños que asombrados escuchan su palabra “codificada” que está incorporada al “manual de la vida”, proponiendo la inclusión y convivencia social con justicia e igualdad de derechos, premisas básicas insertas en el inconsciente colectivo que espontáneamente se activan, constituyendo los paradigmas irrebatibles de la nueva conciencia política integrada al colectivo social, donde las grandes mayorías dan continuidad histórica a “la épica popular” del 17 de Octubre de 1945 que Scalabrini Ortíz lo representó diciendo: “Era el subsuelo de la Patria sublevado”. Está claro que el gran “Militante”, -causante– de esa jornada irrepetible fue el entonces “Coronel del Pueblo”.
“Todo está guardado en la memoria sueños de la vida y de la historia” León Gieco
Corresponde decir, que en esa matriz de origen popular y conceptual el “Militante” cobra vida, sintiéndose “… artífice de su propio destino…” con la humildad intuitiva indispensable para reconocer que “nadie es más que nadie”, condición necesaria para ser un referente que convive el día a día con la angustia existencial de los “que tienen hambre y sed de Justicia”.
El “MILITANTE” está donde “las papas queman”, confundido en el “bardo” que decanta la prosa mística de la entrega, definiendo estrategias, levantando consignas, o aspirando el olor de barrio cuando lo convoca la brega. Concurre sin que nadie lo llame a prenderse en la contienda, es el espíritu innato, es la razón humana, el amor sin fronteras, tiene el vuelo del águila y una sola bandera, es la sombra sin nombre que pega los carteles cuando la noche amiga lo oculta sin reproches, es su aliada confiable para escribir ideas en el “diario” de la calle para que todos lo lean.
El “Militante” digo: Es el amigo íntimo que jamás abandona, abraza a la distancia aunque no te conozca, pone su vida en juego por la vida de todos dejando la esperanza clavada en el destino.
En definitiva, es como lo define un intelectual de fuste: “Militante es el que intenta transformar el mundo con su ejemplo” Arturo Jauretche