El mundo se ha convertido en un vertiginoso torbellino de acontecimientos, frente al Nuevo Orden Internacional que es un punto de inflexión en la historia universal, como lo fueron: el mal llamado Descubrimiento de América o la Batalla de Trafalgar, Revolución Francesa y las dos grandes guerras mundiales, por sólo mencionar los más recientes.
Es que cada uno de esos acontecimientos, produjo una redistribución del poder mundial, donde los nuevos protagonistas a partir de entonces adquirieron posiciones de fuerzas, que en algunos casos llevó a hegemonismos imperiales, de dominación global.
Fueron épocas de colonialismo, como forma de ejercicio del control de los suministros y materias primas, necesaria para el fortalecimiento de las estructuras del llamado 1° Mundo, que a partir de entonces establecieron un mapa mundial de dominación, que creció en el concepto de “centro” y “periferia”, es decir países “dadores o periféricos” colonizados y países colonizadores, hoy llamados países “desarrollados”.
Es en esa mirada dónde podemos referenciar las asimetrías que ofrece el mundo de la Modernidad, impuesta la misma a partir de una acumulación de riquezas (también en las subjetividades de los oprimidos) a partir de la explotación, de saqueo de materias primas y bienes de los países dominados. En esa búsqueda de las llamadas “áreas de influencia”, apropiadas por los países que ejercen hegemonía militar, desde las cuales se han desarrollado guerras, bajo nombres falsos como “libertad y democracia”, en el caso de los genocidios producidos desde Vietnam a Irak, Libia, Afganistán, Siria, Líbano o Palestina, quizás el hecho emblemático de una colonización continua de su pueblo, por parte de un Estado terrorista que pretende su anexión total.
Pero al cambiar el eje de mundo al Oriente, hacia la Multipolaridad, la pérdida de esas áreas de influencia, trae nuevos conflictos en nuevos escenarios de confrontación, tanto en el plano militar como comercial, económico- financiero y diplomático, en equilibrios que se van rearmando en perspectivas estratégicas geopolíticas. Ese mundo girando al Oriente produce una desarticulación del Occidente hegemónico hasta hace pocos años.
La aparición fortalecida de África en un largo proceso de descolonización, desmontando las democracias títeres, armadas por los colonizadores, sumada la irrupción de China como máxima potencia económica mundial y los Bloques Continentales (Perón: Modelo Argentino para un Proyecto Nacional lo anticipaba hace 48 años) que se fueron conformando, son datos aparecidos en los últimos años.
Desde los BRICS, ahora más 11 países a Rusia/África y China/77 países, además entre la Liga Árabe y la Organización del Pacífico junto la Organización de Cooperación de Shanghai, van conformando con 4,500 millones de personas, una acción centrípeta hacia los centros ahora multiplicados, que se plantean intereses comunes, complementarios, pero con respeto por las identidades soberanas.
El desmembramiento de la Unión Europea, que ha quedado atrapada por los intereses estratégicos de EEUU, Inglaterra e Israel, sufre ese desplazamiento hacia Europa del Este, que EEUU intenta fortalecer en su afán de controlar una Eurasia a la cual aspiraba en su hegemonía, pero que tiene cada día mayor fortaleza en los planos económicos y comerciales, desplazando al dólar como moneda hegemónica del sistema mundial de intercambio.
Como marcó el Perón filosófico, la política es la internacional y de su comprensión se desprende el análisis profundo del sistema de los intereses nacionales y regionales, que puedan desplegar sus diseños estratégicos de planificación, soberanos, con justicia social e integración latinoamericana, que otorguen fortaleza en el contexto mundial, donde los países se conectan por intereses comunes y se enfrentan por intereses contrapuestos. Los países no son amigos/enemigos, son responsables por el bienestar de sus pueblos.
Es necesario iniciar una discusión profunda sobre los ejes sobre los cuales la Argentina va a transitar su futuro, tanto inmediato como estratégico en planos poco abordados por una dirigencia política, producto de una cultura dominante neoliberal y extorsiva desde hace años, por parte de la potencia en retroceso mundial que es EEUU y que se refugia en su último territorio que denomina su “patio trasero”. Esta es la razón por la cual Latinoamérica y en especial nuestro país están en alto grado de riesgo de disgregación, con el objetivo de debilitar su presencia en la reconstrucción del UNASUR.
Necesita EEUU fortalecerse para dar la batalla por los recursos naturales, que ha perdido desde Medio Oriente al Mar de la China y las rutas del petróleo y del comercio como el estrecho de Ormuz, Malaca y las rutas del Ártico y de la Seda, además de la caída mundial del dólar, ante el avance del comercio en monedas locales y en esa lógica imperial necesita preservar en los recursos naturales, esa retaguardia que es Latinoamérica.
Los Fondos de Inversión Buitres, la acción coordinada del FMI y el Banco Mundial sumadas al accionar del verdadero Gobierno de EEUU, el complejo militar, industrial y farmacéutico del cual depende desde el Pentágono hasta Wall Strett, que ejecutan sus planes de reservas estratégicas, control político y económico sobre los países dependientes, endeudados por esa acción con la complicidad de las élites locales, que por migajas entregan sus respectivas Patrias.
El enemigo tiene claro el objetivo de fragmentación, lo necesita para preservar desde el agua dulce a las reservas fósiles y minerales, tanto como el Mar Territorial argentino, avanzando sobre la Antártida y los Pasos Biocéanicos que incluyan el control patagónico austral. Esa zona como la Nor patagonia con Vaca Muerta y el Norte Grande que posee el Litio, dejando la franja central agrícola-ganadera como proveedora de materias primas y alimentos.
Esa situación sucedió con Yugoeslavia en el siglo XX cuando los países dominantes creados por la reconstrucción del Plan Marshall de Europa, Alemania y Francia que quedaron de rehenes de EEUU e incendiaron a ese país en una guerra de 4 años que lo llevó a ser 6 pequeños países, sin incidencia en la Unión Europea, que necesitaba su fragmentación para preservar hegemonías.
Ante esta descripción las elecciones en la Argentina están teñidas de esta trama de intereses, en donde se enfrentan también los Centros Financieros Globales, enfrentados entre el Continental dependiente de Wall Stret y el Internacional que representa la Banca Roschill y Soros. Ahí Europa antigua, enfrentada al imperio en caída, luchan por hegemonizar el financiamiento a terceros países, sobre los cuales ejercen presión por influencia política y económica. Eso es Lewis desde el Reino Unido y el FMI desde EEUU pugnando por una Argentina, usando sus propios candidatos colonizados, y que si no fuese por el BRICS y Brasil en lo regional sucumbiría a los apetitos voraces que se abalanzan sobre nuestra Soberanía.
BIBLIOTECA
Raúl Scalabrini Ortiz: Perspectivas para una esperanza argentina Ed. Pausa
José Enrique Rodó: Hombres de América Ed. Cervantes
José Mujica: Semillas al viento Ed. Octubre