Juan Domingo Perón fue ese líder que venció al tiempo, sus mensajes tanto en lo político como en lo ideológico siguen teniendo la vigencia de lo permanente, de aquello inmerso en el continente y contenido Peronista.
Estas palabras de 1968 tienen absoluta vigencia: “Está implícito el deseo de realizar una unión a base de una solidaridad que impulsa a todos los dirigentes, tanto sindicales como políticos, hacia una grandeza y desprendimiento que permita asegurar una subordinación absoluta a las conveniencias del conjunto por el sacrificio de pasiones o intereses individuales”. No se trata que gane o pierdan otros, sino de que el Movimiento pueda cumplir sus fines, porque de lo contrario, ningún peronista debe soñar en realizarse en un Movimiento que no se realice”.
El documento que inspira la creación de Unidad por la Patria, en su segunda parte, establece las razones de la necesaria unidad y si bien no es un programa de unidad formal y muchos menos un programa de gobierno, en verdad es un documento bastante modesto en su contenido, asume posiciones que permiten trabajar hacia una integración programática. Llama a “ampliar nuestro espacio político, para llevar adelante un programa de gobierno que desarrolle la economía, que mejore la calidad de vida de los argentinos y las argentinas”.
Entre las causas que nos obligan a unirnos se menciona “la visión federal, nuestra diversidad cultural y la profunda tradición solidaria de nuestro pueblo, la convicción de que es la discusión a través de métodos pacíficos y democráticos la que debe saldar los profundos y necesarios acuerdos que necesitamos conseguir, la protección y soberanía de nuestros recursos naturales, cuidar el trabajo y el salario de los argentinos, por una industria nacional fuerte y potente, hacer crecer la inversión en ciencia y tecnología”. Y culmina,” nos unimos para recuperar la independencia económica y por el desarrollo de una Argentina Federal”.
Parece que no se puede, en esta oportunidad, ponerle apellido a una decisión política conductiva que señale un candidato único, como fuera el 2019 cuando Cristina impuso a Alberto; hasta ahora la alternativa es diversos candidatos dirimiendo diferencias en las PASO. No vemos margen para que una decisión unilateral pueda tener en este momento calidad unificante, aunque en el Movimiento todo es posible. Lo que esperamos desde la militancia que se le haga honor al documento y en la posible disputa interna se tenga claro quién es el enemigo y que el problema de uno u otro candidato no vaya mas allá de las formas de ejecución, de las ambiciones o vanidades personales y no de los fines.
Hay que tener claro que somos gobierno, que quienes tal vez disputen la interna son todos funcionarios y la oposición, más allá de sus disputas internas, está muy bien plantada y preparada para dar, en su oportunidad, la lucha electoral. El conservadorismo de derecha neoliberal para definirlo con todas las letras, logra construir un relato, que le garantiza confrontar con relativas expectativas.
Ante esto, el Peronismo en todas sus vertientes, los progresistas, partidos de izquierda, radicales disidentes, movimientos sociales, trabajadores organizados etc., pronto deben tener un discurso que apele a una épica común, para enfrentar eficazmente a los autoritarismos contemporáneos. No podemos esperar que de tanto en tanto sea Cristina la que hable para bajar línea. Desde ahora, atravesando las PASO, gane el compañero que gane y hasta las elecciones generales, todos debemos ser Cristina.
Obligarnos a tener una visión de la política que le hable al pueblo, que explique las consecuencias de la actualidad y las posibilidades reales de evolución. Que se vaya más allá del breve discurso twitteador o de whatsapp. Hay que salir de la zona de confort, del discurso universitario y para entendidos. Si no lo hacemos seremos rehenes de una lógica que contradice los valores que proclamamos.
La situación exige un esfuerzo unitario como el nombre nos convoca, pero un nombre no alcanza, la convocatoria debe ser amplia, incluso para aquellos que, por error, ambición, necesidad, oportunismo o por expulsión del sector al que pertenecían. La responsabilidad es demasiado grande, nadie debe quedar afuera, hay que conceder espacio para ejercer la militancia.Todos los compañeros son importantes y recuerden como se hace un buen adobe. Chaco y San Luis cada uno con sus características son un ejemplo. Será demasiado tarde cuando nada quede.
Cuando se manifiesta vienen por nosotros, no debe interpretarse de manera individual, esto es meter preso o perseguir compañeros o incluso tratar de matarlos, también va más allá del movimiento, quieren destruir al peronismo porque es el muro de contención que les impide avanzar por lo que realmente quieren: la Patria. Entiéndase, los recursos naturales, las vías navegables, los puertos, el Banco Central, YPF, Aerolíneas Argentinas, los gasoductos, Vaca Muerta, las centrales nucleares y las hidroeléctricas. Los ríos, el mar territorial, Malvinas, los hielos continentales, la Antártida. Y no es todo también quieren las comunicaciones, la educación, la ciencia y la tecnología, la salud, los derechos laborales, el derecho a la protesta, el principio de inocencia, vienen por la Memoria, la Verdad y la Justicia. En fin, eso y mucho más significa vienen por todo y sino miren Jujuy.
También hay que decirlo cuando lo popular no está disponible o se torna inaccesible, cuando se cierra en sí mismo, cuando los compañeros cierran las puertas, cuando TOMAN TODO, terminan expulsando y muchos se quedan en su casa y no votan o votan en blanco. Aquel que no lo entienda, el compañero que no lo haga, que cierre la participación que se niegue a escuchar que no se equivoque no juega para su interés particular o el de su orga, juega para el enemigo.
Asistimos a un proceso en que el pueblo puede votar contra un sistema que no les da suficientes respuestas. La posibilidad de que un outsider de la política sea candidato es un triste ejemplo, aún más reaccionario que algunos sectores del PRO-Cambiemos. Los neoliberales, logran un discurso (relato le llaman ahora) que concita la atención de mucha gente. El idioma es absolutamente individualista. Se intenta cambiar culturalmente, porque saben que, si lo logran, será casi imposible desplazarlos.
El desafío exige unidad para desarrollar un programa alternativo que apunte a la inclusión, en lugar de la exclusión, la justicia social, la soberanía económica, la libertad, la posibilidad de participar y elegir, la tolerancia y el respeto se necesitan visiones inspiradoras, porque ya no se admiten más fracasos, la responsabilidad es demasiado grande. Ese es el contenido. Supera la suerte individual, que en beneficio común puede ser sometida al sacrificio.
Se equivoca quien crea que ganará algo si, al final, se transforma en conductor de una porción, el conductor debe conducir para el conjunto, y esa capacidad se demuestra en la ejecución estratégica, las decisiones (por ejemplo, candidaturas) pueden ser sometidas al colectivo, esto es horizontalisarse, pero una vez en ejecución tienen carácter vertical y deben ser acatadas hasta por el último militante.
Es falso que es imposible enfrentar con éxito al conservadorismo. Es falso que la unidad no es posible. No será fácil, pero eso no es lo mismo que imposible. Siempre existen alternativas. Es hora de tener una mirada estratégica. Si alguno vuelve al redil, ¡bienvenido!, y si alguien tiene que renunciar en beneficio del conjunto, que no olvide que la argentina más grande de la historia en su oportunidad lo hizo.