No existe victoria política sin una victoria cultural. La expresión corresponde a Alvaro García Linera, uno de los pensadores mas potentes de Latinoamérica y ex vicepresidente de Bolivia, una idea que pone en primer plano la madre de todas las batallas, el combate por la construcción del sentido y la disputa para que lo real irrumpa, haciendo estallar la realidad.
Para el lector siempre ansioso pero atento, le adelanto que hablaremos de Victor Heredia, del arte como herramienta política y de transformación. Les pido unas pocas líneas más para desarrollar el eje narrativo.
Cuando utilizo las palabras real, estallar y realidad, estoy creando imágenes, estoy pensando que esa batalla cultural y de sentido, no puede darse si no pensamos lo real como lo que nos atraviesa, como la herida, y la realidad como una construcción hegemónica, creada a través de la comunicación y pensada por aquellos que hoy se nombra como el “poder real”.
Si continuamos esa idea por supuesto lo real no se acopla con la realidad y es en esa irrupción donde afortunadamente estalla. Solo a modo de breve ilustración llevaré la idea al campo de la actualidad Latinoamericana. La realidad habla de un Chile ejemplar, económicamente estable, modelo, próspero, etc, hasta que emerge lo real, el pueblo oprimido, la desigualdad, la injusticia, la falta de horizontes para la mayoría, entre otras cosas y entonces lo real hace estallar la realidad.
La pregunta aquí es entonces ¿cómo dar esa batalla, cómo disputar ese espacio de construcción hegemónica, cómo horadar esa realidad inventada?. Mucho se escribe y se piensa en busca de esas respuestas, con la certeza de que no serán pocas ni tampoco infalibles.
Pero debo cumplir la promesa y empezar la segunda parte del texto, que el lector, en quien confío siempre, articulará hasta transformarla en un todo. Ahí vamos.
“Camina sobre el hambre, fuerza y valor,
que la consigna crezca como el amor
y canta con nosotros nuestra canción.
Coraje! Coraje! La unión hace la fuerza
y un corazón americano crece a la luz del sol.”
La obra de Victor Heredia es el arte como resistencia, como transformación, como daga que interpela a la realidad, la desafía, la desnuda. Es la voz de los vencidos, la lucha de los pueblos, es un grito desde lo más profundo de lo real.
No es la idea la crónica biográfica, ya que el recorrido de Victor es inseparable de la de cada argentino en los últimos 50 años, pero para jóvenes o desprevenidos, me centraré en cuatro momentos, que dan idea de su obra.
En 1967 con su composición “Para cobrar altura”, canta en Cosquín y logra el premio revelación, allí conoce a Mercedes Sosa, quien se transforma desde ese momento y hasta el final de sus días, en la figura más importante de su carrera artística, su mentora, su amiga, su guía.
Llega a su primer Viña del Mar en el año 1972, en donde se entrevista con el presidente Allende, compartiendo ya su mirada política preocupada por las desigualdades y el sufrimiento de los pueblos. Comienza allí un disco central en su obra, “Victor Heredia canta a Pablo Neruda”, musicalizando las obras del gran poeta chileno.
En marzo del 76, la dictadura rgentina comienza un camino hacia los días más oscuros de nuestra patria.Sumado a la tragedia social, en lo familiar el dolor de estos días es inmenso. Su hermana María Cristina es secuestrada y desaparecida por los militares, lo que llevó también a la muerte de su padre, vencido por la tristeza.
Continuamente censurado y corriendo cada vez más riesgos por su compromiso político, Victor Heredia es obligado a exiliarse en España.
Las dictaduras se expanden por el continente sembrando horror. Son tiempos tristes, en lo personal y en lo social.
El público no lo olvida y de regreso, en un Luna Park repleto y enfervorizado, corea “Todavia cantamos”, homenajeando a las Madres de Plaza de Mayo.
En 1986 publica otra de sus grandes obras “Taki Ongoy”, un disco que narra desde la voz de los pueblos originarios, los horrores de la conquista Española. Nuevamente los intentos de censura, las críticas feroces desde la Iglesia y de los sectores más conservadores, que aparecen en escena para evitar que Victor Heredia se escuche en radios, tv o en vivo presentando la obra.
Durante 50 años, a través de su arte, Victor ha hecho irrumpir con su poesía lo real, ha sido la voz que no calla, la voz que ha transformado en himnos populares sus creaciones a lo largo del país, en las calles, en los bares, en los juglares, en las hinchadas de fútbol y en las nuevas generaciones de intérpretes.
El momento histórico de nuestros pueblos necesita entre las tantas respuestas posibles, fortalecer esa identidad, a través de sus rasgos originarios, de su cultura, de sus luchadores y de los grandes artistas que han construido una enorme obra acompañando esas batallas.
Luchas que se repiten, que persisten en el tiempo, como las canciones de Victor Heredia, que en su poesía siguen haciendo irrumpir lo real, los sueños de igualdad, de libertad, y el grito del pueblo haciendo estallar la realidad.