Leyendo tu carta del otro día, debo decirte que coincido en líneas generales con tus palabras, excepto el espíritu general de resignación que las envuelve. Nunca prediqué la resignación ni lo pienso hacer ahora. Y no es voluntarismo, es espíritu de lucha.
Esta llegada de Massa al gobierno, planificada e impulsada por Cristina, es la derivación inevitable de una situación que no conducía a nada. Un gobierno a medio camino de todo: vacila, retrocede, aplica políticas erráticas para el pueblo, pero al mismo tiempo en una actitud más de compensación que de convencimiento se hace el progresista o el caritativo aumentando el monto de los planes sociales. No queda bien con nadie y por eso hoy nadie lo quiere. En ese sentido, la decisión de Cristina es la de un cirujano: acordar con un sector del círculo rojo, pero donde aún los sectores populares puedan sobrevivir y desarrollarse.
El origen mayor de todos los males está en la derrota del 2015. Una derrota que tiene sus mariscales pero que jamás produjo la autocrítica necesaria ni el pedido de perdón al pueblo, al menos por parte de aquellos que en voz baja decían que era mejor perder y se dedicaban a sabotear al candidato Daniel Scioli. Esa derrota y el Frente que tuvimos que armar para ganar en 2019 apelando a sectores alejados de nuestro pensamiento, son los que nos llevaron a este grave retroceso del campo nacional. Estos errores son los que producen la desfavorable correlación fuerzas (otro día se la explico a algunos que opinan de esto y no tienen idea de lo que hablan), que Cristina entendió claramente. Nuestras fuerzas están desorganizadas y desorientadas desde hace mucho tiempo. Hemos escuchado que se hacían a coro violentas críticas al Fondo Monetario y al acuerdo firmado por Guzmán, pero cuando Macri firmó el préstamo no hubo ni uno solo en la Plaza de Mayo puteando a Macri. En ese momento habría que haber reaccionado.
El enemigo impulsó un mini golpe institucional para voltear al gobierno. Con un presidente que sirve para poco, Cristina acuerda evitar la caída, calmar la situación y estabilizar la economía. Para eso se necesita a Massa y sus contactos internacionales. Es como cuando Néstor puso a Redrado en el Banco Central, y nos dijo: “¿Y qué quieren, que lo ponga a Kunkel?”. Esta es la política real, no la retórica de las redes sociales. Algunos creen que indignarse por Facebook asusta a alguien, pero en política tu opinión o mi opinión no importa. Solo importa la opinión del pueblo, y en ese sentido, la batalla cultural la venimos perdiendo hace rato. Ahí es donde debemos sembrar conciencia.
El trabajo político que se debe hacer es el de siempre: adoctrinar (para sostener la lucha en esa batalla cultural) y organizar, aun en circunstancias adversas (tareas que hace mucho se han abandonado). La historia de los forjistas es muy linda (además de admirable y fundamental para la construcción del pensamiento nacional), pero la revolución la hicieron Perón, Evita y el pueblo organizado. Perón estuvo 2 años (mínimo) preparando la revolución. Adoctrinando (sus charlas semanales por radio y sus reuniones) y organizando (fundamentalmente a los trabajadores por medio de los sindicatos). Y así, el 17 de octubre se hizo casi solo, ni siquiera lo convocó él, fue la derivación lógica de un trabajo previo. Esto tenemos que hacer en lugar de andar llorando por los rincones. Claro, es un esfuerzo.
Por último, querido compañero, te cuento una anécdota. Hace unos años (2006) vino Hernán Brienza a dar una charla al PJ de Berazategui. Allí contó que una vez, en los años 90, pleno auge menemista, fue a la casa del maestro Fermín Chávez a hacerle una nota cultural. Al final intercambiaron algunos comentarios sobre la situación política. Brienza le decía palabras parecidas a las tuyas y que, más o menos, esto era el fin de la historia. Fermín lo escucho y luego le dijo: “no se preocupe amigo, esto también pasará, los tiempos de los pueblos no son como los nuestros, son más largos y no sufren la ansiedad de lo inmediato”. Cuenta Brienza, con una honestidad que merece el mayor respeto, que se fue pensando “Este viejo ya no sabe lo que dice, ¡que boludo!. Pero hoy, que lo tenemos a Néstor Kichner de presidente y que transformó la Argentina, tengo que decir que el boludo era yo y que el maestro tenía razón”.
Primero la Patria desarrolla su trabajo de adoctrinamiento (pensamiento nacional y popular) y de organización popular, en el campo territorial, sindical, organizaciones libres del pueblo, formación política, etc. Con estos criterios y estos objetivos. Y también en dos aspectos importantes: El debate intelectual y el sostenimiento de la Memoria, Verdad y Justicia.
Un fuerte abrazo Rodolfo Fernández – Agosto 2022