El resultado electoral del último domingo casi no sorprende a nadie, ya las PASO en septiembre habían sido una gran encuesta. El Gobierno volvió a perder las elecciones, aunque se recuperaron votos en muchos distritos y se ganó en Chaco. No es la primera vez que se pierden elecciones llamadas de medio término, en la que se producen renovaciones parciales en el congreso. Con Madrid como primer ejemplo paradigmático, desde el comienzo de la pandemia la mayoría de los oficialismos viene perdiendo elecciones en el mundo, sin importar mucho si la gestión sanitaria fue o no exitosa, los oficialismos pagaron las consecuencias. Además, con la excepción de Ángela Merkel que perdió las elecciones en Alemania, las derechas vienen recuperando espacios.
La evaluación de la sociedad argentina sobre la inteligencia de las medidas con las que se combatió al coronavirus fue sin duda un punto importante en la decisión del voto, se equivocaron quienes pensaron que una vacuna equivalía a un voto. Pero, además, en los países como el nuestro, con una parte significativa de la población con necesidades básicas insatisfechas o al límite de ellas, el peso de la economía en la intención del voto fue sin dudarlo mucho más determinante.
A nadie le gusta perder, y analizar el resultado, el por qué y sus consecuencias hacia futuro. Sin embargo, es necesario no sólo porque sirve para purificar las pasiones del ánimo, calmar las emociones que provoca la contemplación de una situación molesta, sino también para marchar con firmeza hacia el 2023 donde se llevará a cabo la gran batalla en donde hay que transformar la situación hoy aparentemente trágica, en una victoria contundente, para la continuidad de un proceso restaurador de la Patria como continente de todos los argentinos. No estas derrotado cuando perdés sino cuando desistís.
Sin desperdicio de tiempo hay que pensar qué es lo que hay que hacer y cómo lo tenemos que hacer, que se hizo mal y cómo mejorar. Ver dónde o en que políticas nos quedamos en la mitad del río, juntarnos a discutir, a construir y armonizar primero internamente y luego con la visión estratégica del país, marchar hacia un proceso de transformación. Se debe trabajar sobre la memoria colectiva, cada uno debe responder por lo que se hizo.
El discurso sobre el desastre Macrista que desarrolla el gobierno debe ser remozado y explicado para que todos entiendan, las repeticiones voluntariosas de algunos compañeros en los limitados medios con los que contamos, evidentemente no sirvieron. Valoramos el esfuerzo, pero hay que mejorar la comunicación, la fuerza del enemigo es demasiado poderosa. No puede ser que el canal oficial, mientras se desarrollaba el acto del 17 de octubre, donde además cumplía 70 años de trasmisión la señal de TV creada por Perón, haya estado trasmitiendo un programa de cocina. O que la película sobre “Néstor la huella”, se trasmita a las 23 hs en día laborable. Sobran los ejemplos, así no se puede. Debe volverse a discutir política en el canal oficial y también a las cadenas nacionales, la única manera de dialogar con el pueblo que tenemos, cuando los principales canales de comunicación están en contra.
Nadie puede dudar que el Presiente y la vice Presidenta tienen el coraje, la fuerza y la decisión para gobernar la Argentina y que, si lo hacen sin claudicar en los principios, acordando cuando haya que hacerlo, sin que se tuerza la voluntad expresada en las urnas en 2019. El pueblo marcó un camino en esa oportunidad y es el que se debe seguir con todas las fuerzas, construyendo el país que nos merecemos.
Los rumores sobre otra renovación del gabinete circulaban desde antes de las elecciones, pero el revés electoral seguramente va a disparar una nueva ola de versiones sobre supuestas presiones desde sectores del mismo Frente para hacer cambios en ministerios clave, especialmente en el área económica.
Las críticas apuntan a las acciones de mayor disciplina fiscal adoptadas por Guzmán, en detrimento de ayudas a sectores vulnerables y una clase media que, tras la severa recesión de 2018-2020, el golpe de la pandemia y tasas de inflación elevadísimas, han visto recortado su poder adquisitivo, factores que, sin dudarlo afectaron el desempeño del oficialismo en las urnas. Los cambios producidos luego de las PASO, no pudieron generar las políticas necesarias para dar vuelta un resultado electoral. El control de precios llegó cuando los mismos ya estaban desmadrados. El precio de referencia de millones de argentinos es el dólar, no se pudo controlar el paralelo y nos encontramos hoy con un dólar oficial retrasado y un paralelo, ilegal o blue absolutamente irreal.
Por otra parte, los candidatos y candidatas ya estaban puestos y los errores cometidos en sus designaciones sin proceso interno son irreparables, como también es irreparable que no se hayan evaluado a las gestiones intermedias en delegaciones de entes nacionales en provincias y regiones, acaparadas por un grupo de funcionarios casi todos del mismo sector, generalmente con poca o nula capacidad de gestión sin experiencia y cerrados al diálogo. Si alguien debiera dar algún paso al costado o revisar su mensaje dentro de Frente de Todos, deberá hacerlo y pronto, porque somos producto de una ambición generalizada de construir una Patria más Justa, con más derechos e igualdad.
Los resultados electorales anuncian una difícil gobernabilidad en los próximos meses. La magnitud de la derrota, que no mido en votos sino en éxito o fracaso del mensaje y las políticas, hace suponer que el gobierno y el Frente de Todos “tomarán nota”, si así no lo hicieren el reclamo popular será en el 2023 y la consecuencia, salir del borde del abismo para caer en él.
Corrientes
Merece un párrafo aparte, porque los resultados dieron un vuelco importante, que muestra a un FDT con un 40 % de los votos pese a la desorganización y la falta de conducción y si bien no alcanza para un triunfo en una provincia polarizada, demostró algunas cosas. El liderazgo de Valdés en el conservadorismo de la provincia es único, ninguno dentro del espacio Macrista puede hacerle sombra, Colombi se opaca y el gobernador entiende que está listo para las grandes ligas. Pero debe saber que no hace lo que quiere, Colombi se la creyó y así le fue.
El FDT, especialmente el PJ debe marchar hacia la institucionalización, única manera de poder pensar en disputar el poder en la provincia, diferenciándose en el mensaje, plantarse como oficialista nacional y opositor en la provincia y comprendiendo que debe recuperar la estima del peronista correntino. En el caso particular de Camau, el Peronismo le dio una nueva oportunidad, que debe devolver con actitudes y militancia.
También se mostró que hay liderazgos territoriales que deben ser evaluados adecuadamente, que al momento de pensar las candidaturas más importantes no se tuvieron en cuenta: Martín “Tincho” Ascúa reelecto Intendente de Paso de los Libres que le ganó al candidato de Valdés y al propio candidato a Senador Vischi, Diego “Tape” Caram reelecto Intendente de Mercedes, ciudad original de Colombi que también le ganó al candidato del Gobernador, Hugo Benítez Intendente de Esquina le inventaron mil historias y no pudieron con él, José “Tata” Sananez jefe político de Santa Lucía que no fue candidato pero condujo el triunfo, Raúl Rulo Hadad en San Roque en la misma situación. Seguramente se escapan nombres de dirigentes importantes que deben ser los convocantes.
Hay quienes pretenden apurar una interna y tal vez tengan razón, en lo que hay que convenir es que una interna tiene que realizarse con una conducción, alguien debe conducirla con trasparencia, articulando diálogos, evitando patoterismos gestuales y otras prácticas políticas bastante detestables que, si se repitieran, terminaría con un peronismo más dividido en lugar de consolidado. Zabaleta no conduce, no viene, no puede, tiene una responsabilidad demasiado importante con el Ministerio, a tal punto que no tuvo tiempo de mandar un mensaje para el acto de cierre.
La derrota no es el peor de los fracasos, el fracaso es no escuchar el mensaje e intentar resolverlo. •
“Lo importante es mantenerse alegre, con convicciones, con capacidad de debate, con la autocrítica natural que hay que hacer, pero no hay que dramatizar ni pegarnos con el martillo en los dedos bajo ningún aspecto” Néstor Kirchner (después de la derrota de 2009)
La derrota no es el peor de los fracasos, el fracaso es no escuchar el mensaje e intentar resolverlo.