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Centro de Estudios y de Investigaciones Historicas “Juan Domingo Perón”

JUAN DOMINGO PERON

1974  –  1º DE JULIO  –  2021

“Optar por un Modelo Argentino equidistante de las viejas ideologías (una de ellas el demoliberalismo capitalista) es consecuentemente decidirse por la liberación. Por más coherencia que exhiba un modelo, no será argentino si no se inserta en el camino de la liberación nacional y la justicia social”

(J. D. Perón – año 1974).

Hoy 1º de julio se cumple el cuadragésimo séptimo aniversario del tránsito a la inmortalidad del más grande estadista y hombre público que tuvo nuestra Patria durante el devenir el siglo XX, no sólo por su obra al servicio de la Patria y de la causa de los desposeídos, sino por el mérito único de haber legado a las futuras generaciones una doctrina política, económica y social: el Justicialismo, cuya denominación proviene de justicia social, según la feliz inspiración del Dr. Eduardo Stafforini –directo colaborador del Gral. Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión- allá por el año 1945. Esto dicho para aquellos que insidiosamente y con fines inconfesables pretenden desvirtuar la esencia revolucionaria del Peronismo, diciendo que una cosa es el Peronismo y otra el Justicialismo: “El socialismo que era la índole específica de nuestra idea, estaba desprestigiada en nuestra Patria. Los partidos que se denominaban socialistas habían sido en los últimos años aliados predilectos de la oligarquía. No era ni remotamente el nombre indicado. Alguno de nuestro grupo sugirió lo siguiente: siendo nuestra  idea fundamental la justicia social y no pudiendo usar el derivado de social por socialismo, tomamos el derivado de justicia, JUSTICIALISMO. Desde entonces así nos llamamos, es una forma nuestra, una versión criolla del socialismo” (J. D. Perón).

Fue el “factótum” político de la democracia social, participativa e igualitaria que hizo posible la irrupción política de la clase trabajadora y de la mujer en el escenario político nacional, contando para ello con la lealtad incondicional de esa extraordinaria mujer que se llamó Eva Perón.

Fue el único que tuvo el  mérito de haber sido tres veces presidente constitucional de los argentinos a partir del año 1946, siendo interrumpido su segundo mandato por el golpe reaccionario y antinacional del 16 de setiembre de 1955 y su tercer período de gobierno por su fatídico deceso ocurrido el 1º de  julio de 1974, cuando al decir de Rodolfo Terragno: “La Argentina se convirtió en una inmensa casa mortuoria”, sumiendo a la Patria en la incertidumbre de lo impredecible, impredecible a pesar de que todos sabíamos que, con él, concluía un ciclo de la historia difícil de igualar, porque  era el único que con el prestigio de su historia personal y de su ascendiente político sobre las masas, podía garantizar la continuidad del proceso de reconstrucción y de liberación nacional y el único, que podía frenar el avance reaccionario de la oligarquía a través del golpe de estado que se desataría con toda su furia criminal el 24 de marzo de 1976.

En síntesis y para los que han olvidado, el Peronismo pivotea ideológicamente sobre el concepto de justicia social, el que “es la base de nuestra promoción revolucionaria” al decir del Gral. Perón. La liberación nacional –tal como él la concibió en vida- significa la ruptura de toda dependencia neocolonial con el imperialismo hegemónico del norte, para cuya concreción y consolidación es fundamental la integración continental de la Patria Grande en la senda soñada por el Gral. San Martín, Simón Bolivar, José Martí, José Gervasio Artigas, Juan Manuel de Rosas y todos aquellos que, durante el siglo XX –comenzando por el Gral. Perón con los Tratados de Complementación Económica de 1948- y más recientemente con los que hicieron posible el MERCOSUR (hoy desvirtuado por el avance neoliberal en la mayoría de los gobiernos de sus países  miembros) la UNASUR y la CELAC: Nestor Kirchner, Hugo Chavez, Luis “Lula” Da Silva, José Mujica y Rafael Correa.

Hoy que se debate la cuestión de la soberanía nacional sobre el Río Paraná, cabe recordar que, con la reforma constitucional de 1949 se le dio rango constitucional al concepto básico de que “la organización de la riqueza y su explotación debe estar al servicio del pueblo dentro de un orden económico fundado en la justicia social y que, los servicios públicos –dentro de los cuales se encuentran el transporte marítimo y fluvial- son propiedad inalienable e imprescriptible del Estado Nacional, al igual que el comercio exterior y el dominio de los hidrocarburos y de las minas (el uranio y el litio). Hoy más que nunca, quienes nos asumimos Peronistas, debemos tener presente que con la reforma constitucional de 1949 (abrogada por un bando militar en 1955) nuestra Patria se incorporó a la senda de lo que se denomina el constitucionalismo social y que, fue esa reforma constitucional, la que hizo posible los cambios estructurales que dieron paso al desarrollo industrial sustitutivo de importaciones y a la nacionalización de los resortes estratégicos de la economía nacional, posibilitando así la grandeza de nuestra Patria y la felicidad de nuestro pueblo.

Su última gestión de gobierno (1973-1974), impuesta por la voluntad popular tras casi 18 años de proscripción y exilio, estuvo signada por una amplia convocatoria a todos los sectores políticos del país, en función de llevar adelante en democracia y en paz un proceso de reconstrucción y de liberación nacional y de integración latinoamericana y con los países del Tercer Mundo, nucleados en aquellos tiempos en el Movimiento de Países No Alineados. No obstante el sabotaje de la oligarquía tradicional, de la prensa venal y de la conspiración golpista de los sectores ultra (tanto de la derecha reaccionaria como de la izquierda infantil y sin pueblo) el Gral. Perón llevó adelante su política de nacionalización, de justicia social y de soberanía política en el plano de las relaciones internacionales, con la misma fuerza, con la misma coherencia y con la misma lealtad hacia el pueblo, con el cual mantuvo durante 30 años una simbiosis histórica sin parangón en la historia política de nuestra Patria. Fue ese pueblo –al cual nominó su único heredero- el destinatario de su último mensaje del 12 de junio de 1974: “Yo vine al país para unir y no para fomentar la desunión entre los argentinos. Yo vine al país para lanzar un proceso de liberación nacional y no para consolidar la dependencia… La unidad que propusimos fue para concretar la liberación nacional y no para darle coraje a los enemigos de nuestra Patria… No hay que olvidar que, los enemigos están preocupados por nuestras conquistas, no por nuestros problemas. Ellos se dan cuenta de que, hemos nacionalizado los resortes básicos de la economía y que seguiremos en esa tarea sin fobia, hasta no dejar ningún engranaje decisivo en manos extranjeras”.

La vida política de los hombres, incluida la de hombres excepcionales –tal como fue la del Gral. Perón-, está hecha de aciertos y de errores, ello es parte de la condición humana. Lo importante es que, en el balance del debe y del haber sopesen los aciertos. La consecuencia ética, la clarividencia política y la lealtad del Gral. Perón hacia el pueblo y la Patria no tiene parangón alguno. Es sino el más grande, uno de los más grandes de la historia política contemporánea, razón por la cual su pensamiento, su doctrina y su obra revolucionaria, se continúa proyectando con fuerza vital en la memoria colectiva de la Argentina de nuestros días.

CORRIENTES, 1º de julio de 2021.-

Hector O. Castillo

Norberto S. Soto 

Ramón A. Salazar Peleato

German Wiens   

Ramón A. Gomez

Ma. Cristina Preckel

Juan M. Roldan

Gladys N. Soto                              

Daniel A. Bordon

Ma. Gregoria Perez

ESPACIO CULTURAL

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Las notas publicadas son colaboraciones ad-honorem. Propiedad intelectual en trámite. Los artículos firmados son responsabilidad del autor y no representan la línea editorial de la publicación. Se pueden reproducir citando la fuente. 

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