Estamos gobernados por un truhan, entendiendo por tal a quién con bufonadas, gestos, cuentos, mentiras, patrañas intentan hacer política. La carrera política del actual Presidente, es un fenómeno que debiera ser estudiado en detalle, deben los expertos hacerlo no sólo para comprenderlo sino también para generar las respuestas que eviten la llegada de estos personajes.
Convengamos que los que ofrecen liderazgos de derecha en el mundo, para ejemplo Trump, Bolsonaro, Meloni y otros tienen una dilatada carrera política y en el caso del ex presidente de EEUU, empresarial como uno de los hombres más ricos del mundo. Milei es diferente. Es un emergente salido de la comunicación muy rápidamente. Esta permanente en las redes, ofrece respuestas inmediatas: se enfurece, replica, le pone un me gusta a misóginos y hasta quienes están en el límite de lo delictual; se retuerce cuando una Lali opina.
Habla por la tv oficialista y lo reproducen todos los medios, fantasea con un pasado inexistente, la juega de libre, de auténtico; confunde el agravio con la política, con la economía y tiene devaneos filosóficos. Tiene sus admiradores (miles) en línea, aunque la mayor parte de lo que predica va contra los intereses de muchos de esos seguidores que imaginan revoluciones libertarias, sin siquiera conocer el significado del término. Milei es un tipo diferente de rebelde, ofrece un machismo que fue rechazado por la mayoría de la sociedad, cree que la masculinidad ha sido domesticada, el discurso que ofrece de hace más de 100 años es aquel en el que la mujer ni siquiera votaba. Pero todo ello forma parte del burlesque porque él mismo se muestra domesticado por la hermana. Llegó a decir que él fue Presidente para que la hermana sea primera dama, y lo hace con una risita lujuriosa.
Creemos todo es un truco, en su carrera política se tenía que mostrar como el chico malo de la política (el político anti político), siendo lo suficientemente impactante su discurso contra la casta que destacó en la mayoría lo suficiente como para atraer a los descontentos a su estandarte, llamarlo causa sería demasiado. Todo ello ayudado por quienes lo ven como el defensor sus privilegios, aunque interiormente se burlen y hasta lo detesten. Aceptan la parodia, esperando el momento de poner al que les interesa. Sería bueno, así como lo hizo Trump que algún día los Magneto, Eurnekian, Rocca, los de AEA o la Sociedad Rural, lo peor de lo que Milei llama la casta, pongan la cara y sean candidatos. Basta de muñecos.
Los resultados políticos del actual gobierno parecen un callejón sin salida, o entra en una terapéutica en la que la realidad lo ubica, avanza hacia las cenizas de nuestra existencia como Nación, o está imprimiendo el billete de vuelta a un pasado reciente, esta vez más frenético más dinámico y con nuevos actores.
A ese retorno, a la pauta democrática debemos apostar, donde no solo funcionen los poderes, sino que las corporaciones se sometan a ellos. Que todos comprendamos que el ajuste nunca puede ser a la política, porque es ella casualmente la que es esencial al sistema democrático, la educación, la salud, lo social, la soberanía son la política, sólo por mencionar algunos casos. El ajuste debe ser a la corrupción política y a su socia la empresarial, sin una no existe la otra. Es posible que alguien o muchos cobren un plan social que no les corresponde y está mal que lo hagan y hay que corregirlo. Pero los miles de millones se fugan por otro lado, no podemos ser ingenuos. ¿Cuánto con la deuda ilegal? ¿Cuánto con los bonos que nadie sabe para qué sirven? ¿Y las privatizaciones, en serio creemos que es un problema de funcionamiento? ¿Creemos que Lali Espósito es la chorra y no Caputo o Macri? ¿o que el incentivo docente está mal? ¡¡¡Cuantos más ejemplos podríamos dar!!!!
No sabemos cuándo, pero el retorno es irremediable. Le preguntaron a Perón: -General, ¿qué piensa hacer usted para volver al gobierno? -Yo no haré nada. Todo lo harán mis enemigos. Desde el campo nacional y popular debemos reconstruirnos, internamente deben analizarse causas y efectos para comprender cómo llegamos a este lugar que nos preocupa totalmente, que nos amarga y hasta nos anestesia el pensamiento y la acción.
Seguramente hay que superar un proceso interno, converger en metodologías, imaginar caminos de acción política, proyectar para el día después. Ofrecer a la sociedad, al pueblo, un proyecto, un mensaje de unidad, superador de las divergencias. Si no surgen liderazgos indiscutibles, la organización se impone como mandato histórico. Asimismo, el proyecto siempre es de conjunto. Los proyectos no pueden identificarse con las personas, Scioli, Fernández y Massa son ejemplos. También replantear los acuerdos y alianzas.
Cuando estamos perdidos, como sin rumbo, golpeados y queremos buscar soluciones, nada mejor que volver al origen, lo original es volver a la simplicidad de las primeras definiciones. Si no tenemos la voluntad de leer a Perón. Por lo menos hagámoslo con las 20 verdades, son nuestros mandamientos. «No hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina ni a nuestra ideología, somos lo que las veinte verdades peronistas dicen»