Al cumplirse el 17 de agosto, el 173 aniversario del fallecimiento del Gral. José de San Martín -oriundo del Yapeyú de nuestra querida Corrientes- no podemos menos que rendir nuestro sentido homenaje a la memoria de quien brindó su vida política y militar a la causa suprema de la independencia de todo dominio colonial, fuera éste de la monarquía española o de toda otra potencia extranjera. Hoy, de eso que se llama neocolonialismo, traducido en criollo: tenemos los símbolos patrios de la bandera y del himno nacional y proclamamos nuestra independencia política, pero al carecer de independencia económica tenemos limitada nuestra soberanía nacional, eso que constituye el atributo de los pueblos libres.
Hoy más que nunca -frente al avance de la derecha neoliberal y lo peor del cipayismo político de un histriónico reaccionario que reniega de nuestras tradiciones históricas y que amenaza con destruir las instituciones que hicieron posible la liberación nacional y la justicia social-, la vida, la obra y el pensamiento del Gral. San Martín constituye el faro que nos guía en el mar proceloso de la Argentina de nuestros días. Tenemos que emular esa conducta patriótica que lo llevaron a cruzar los Andes para liberar a medio continente y que hizo posible –tras la entrevista de Guayaquil- que, Simón Bolívar en las batallas de Junín y de Ayacucho liberara América del Sud del yugo colonial de la monarquía española, y que sentara las bases históricas de la integración y de la emancipación de la Patria Grande.
El Gral. San Martín, más allá de la versión edulcorada de los rasgos biográficos que se enseña en nuestras escuelas, no solo debe ser reivindicado por su cruzada militar, sino también, por su pensamiento y por sus definiciones políticas que no fueron neutras, cuando estuvo en juego la soberanía nacional amenazada por las potencias extranjeras de la época y que constituye un mensaje póstumo para las nuevas generaciones.
En este momento histórico de la batalla cultural por nuestra identidad nacional, amenazada por los que pretenden convertir a nuestra Patria en una neocolonia sin honra ni dignidad, cabe traer a la memoria colectiva de nuestros días aquella sentencia lapidaria para los que desde Montevideo promovían la intervención extranjera de las potencias de la época contra el gobierno de la Confederación Argentina de D. Juan Manuel de Rosas: “Pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española. Una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer” (José F. de San Martín, refiriéndose a la generación del 37 que desde Montevideo alentaban la intervención militar extranjera para derrocar al gobierno de la Confederación Argentina de Juan Manuel de Rosas). Esta definición constituye un cachetazo para el anarco-capitalista Javier Milei y su sueño de una Argentina resignada a la indigna condición de colonia.
Pero no fue suficiente, su mandato histórico para los que hoy gobiernan nuestro país y para los que promueven desde Unión por La Patria (UxP) una Argentina ubicada en las antípodas del neoliberalismo, adquiere singular importancia aquél mensaje histórico del Gral. San Martín a sus tropas del 27 de julio de 1819: “Compañeros del Ejército de los Andes, la guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos; si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos ha de faltar; cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con la bayetita que nos trabajen nuestras mujeres y sino, andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios: “seamos libres y lo demás no importa nada. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano, hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje” (Gral. José F. De San Martín, de la Orden General del 27 de julio de 1819).
Llegó la hora de las definiciones políticas frente a un futuro preñado de peligrosas asechanzas para nuestro pueblo. Frente al estado de cesación de pago (default) heredado del retorno al FMI y el del feroz endeudamiento externo de Macri y sus socios de Cambiemos, no cabe el remedio de las aspirinas. Llegó la hora de las definiciones patrióticas y profundas, similar a la del Gral. San Martín de 1819: la declaración del default y la moratoria en el pago de la deuda con el FMI ante la imposibilidad de cumplir con sus condiciones leoninas y con nuevos empréstitos (Qatar, China y de la Corporación Andina de Fomento), terminar con la inflación galopante con precios máximos para los productos de la canasta familiar y los medicamentos, aplicando a rajatabla la Ley de Abastecimiento a todos aquellos que trafican con el agio y la especulación en condiciones oligopólicas y gozando de impunidad.
Entre cumplir con el FMI y sus condiciones leoninas, o con nuestro pueblo, optamos por nuestro pueblo. Eso se llama peronismo.
(*) Miembro del Centro de Estudios y de Investigaciones Históricas “Juan Domingo Perón”