Nacimos a la vida política con ideas que nos habían dejado desde la historia -no tan antigua- Perón y Evita, retomada y agiornada en cierta medida por Néstor. Una de ellas, que es mucho más que una consigna, encierra un contenido inmenso a la hora de tomar decisiones: primero la Patria después el Movimiento y por último los hombres (en sentido genérico). Tratar de invertir el orden establecido por el creador e histórico conductor nos llevara irremediablemente a postergaciones que hacen insufrible la vida de los argentinos.
Seguramente al Presidente y a muchos de sus colaboradores, buenos compañeros todos, hay temas que no los conmueven tanto, o postergan en su abordaje, en los que entran en contradicciones con el interés general, con las mayoritarias convicciones peronistas, en fin, con necesidades estratégicas. Tal vez por eso de evitar las olas, de quedar bien con algunos sectores del poder, se pierde de vista que la base de “nuestro poder” está en el pueblo, que así como da, también quita. El Presidente creyó poder superar la arraigada tendencia a la polarización inconducente, pero no le está yendo bien con el emprendimiento.
En el camino quedó la tan mentada reforma judicial; el lamentable suceso de Vicentín; la “hidrovía” también “navega” a contramarcha de la exigencia militante; la bandera esgrimida sobre la lucha contra la pandemia no le rindió como esperaba, las vacunas y la política sanitaria facturaron los gobernadores. La comunicación es de las peores vistas alguna vez, mientras el pueblo se manifiesta en la calle apoyando el proyecto nacional y popular el canal oficial pasa programas de cocina; no se dimensionó el daño de las conferencias conjuntas con Rodríguez Larreta que de dirigente comunal se proyecta como virtual sucesor del Macrismo; y siguen….
Los errores en la comunicación son múltiples y permanentes, más allá de la guerra de los medios concentrados. Fue un logro muy importante el acuerdo con los bonistas, pero no se enteró nadie, lo disfrutó Guzmán y su equipo. La recuperación económica es una de las mas importantes en el mundo luego de la pandemia y el desastre macrista. La vacuna argentina contra el Covid-19 ARVAC Cecilia Grierson, desarrollada por investigadores de la UNSAM, es la síntesis de un proyecto totalmente local desde la investigación hasta la producción en escala. Exportamos centrales atómicas. Producimos e instalamos radares. Se fabrican centrales hidroeléctricas. Tenemos dos satélites producidos por INVAP en órbita y dos más para mandar. Un vector propio, el Tronador, que pronto va a poner en órbita nuestros propios satélites y fabricamos vacunas y medicamentos siguiendo con la tradición de Carrillo. El desarrollo científico de la Argentina avanza y se consolida de forma exponencial.
La inflación es una batalla que se está perdiendo, las recetas negociadoras está claro que no son conducentes. Si los actuales actores de la política no logran resultados debieran ser cambiados, unificando el discurso y la acción. Seguramente a muchos no les va a gustar, pero así funciona. Para hacer una tortilla hay que romper algunos huevos, que no es más que hacer lo necesario para lograr lo que se propone. No se puede estar en dos trincheras y menos en el medio, alguien te pega un tiro.
Seguramente la última batalla de la guerra, fue la pelea por el acuerdo con el FMI, se logró un armisticio con la oposición que no tuvo bajas y salió fortalecida y el gobierno puso las bajas y los heridos. Una victoria Pírrica que le llaman, se atribuye a Pirro decir, al contemplar el resultado de la batalla: «Otra victoria como esta y volveré solo a casa».
Y pasó varias veces, en varias batallas, mal concebidas o mal informadas o perdidas, pero no es el objeto de la nota. El tema principal es que el Presidente no logra avanzar en el laberinto institucional, la mesura con la oposición no le sirve y pierde espacio con el propio frente. El sistema político está atrapado desde hace años en un esquema de dos bandos, que algunos llaman grieta, que no pueden imponerse, y que tampoco negocian, con lo cual no hay progreso posible. Esa disfunción institucional es la trampa y de ella no hay manera de salir tratando de “convenir proyectos”, el agua y el aceite no se juntan. Hay que profundizar el proyecto nacional armando cuadros, solucionando problemas, promoviendo la justicia social, achicando las desigualdades, distribuyendo mejor la torta. Y obviamente manteniendo el control del Frente gobernante, porque de él formamos parte TODOS.
La polarización interna genera turbulencias dañinas, el Gobierno (que no es solo el Presidente, sino todos los funcionarios, muchos “Masistas” y muchos “Kirchneristas puros”), tiene muchas dificultades para imponer una agenda propia, pareciera que cada organismo es un coto del sector frentista que lo maneja, falta liderazgo único, y frente a ello tenemos un panorama económico nada fácil, por el contrario, genera miedo. La anestesia de la pandemia ya pasó y aparecieron las “rencillas internas” y los costos no lo pagan “Alberto, Sergio y Cristina” o al menos no solamente, los pagamos todos los que apostamos al FdT. Hay que imponer una nueva dinámica, un nuevo escenario con definición de roles y liderazgos para salir de la trampa institucional en la que aparecemos inmersos. Si no lo hacemos y rápido, la historia será muy cruel.
Massa fue el salvador del acuerdo con el FMI, luego de la renuncia de Máximo y sus consecuencias, acordó con los diputados de la oposición especialmente con los Radicales. Algo similar fue obra del Camporista Ministro del Interior Wado De Pedro que acordó con los gobernadores para conseguir los votos en el Senado. Trabajó el acuerdo para arreglar con el Fondo y sin contradicción también marchó con la Cámpora, que por cierto se posicionó como la fuerza con mayor poder de movilización, con mayor aparato y manejo de medios que le permiten hacerlo. Vale entonces la pregunta ¿era el del Fondo el problema? ¿O solo era un tema político? Porque resulta que terminado el arreglo, Massa y Máximo aparecen juntos en varios actos y comparten lista en San Isidro donde superan en la interna a Cafiero. ¿Y Cristina dónde juega a todo esto? Porque no caben dudas que no quería el acuerdo con el Fondo, pero ahora impulsa un par de leyes para modificar las excepciones al secreto bancario y bursátil y un fondo para pagarle, al menos en parte, al FMI, se trata de rescatar parte de la platita fugada. Por ese tema y algún otro es visitada por el embajador de EEUU.
Cristina le da al Presidente una oportunidad para que el acuerdo con el FMI no sea sólo refinanciar una deuda impagable, sino un acuerdo virtuoso avanzando en políticas de equidad y al mismo tiempo generar hacia dentro del movimiento o al menos del FdT un canal de diálogo con principios más afines a la identidad.
Y Cristina también aparece públicamente por primera vez luego del conflicto junto a Massa. Hay que recomponer el rompecabezas, sino la sangría interna será feroz y la victima final es el pueblo argentino que deberá soportar más neoliberalismo.
El manejo de la propia tropa es estratégico y hay que evitar errores del pasado. Se debe contar con un equipo homogéneo donde todos sepan para que están y cumplan objetivos, el que quiere armar un kiosco debe volver a su casa (funcionarios que no funcionan) y no importa si son Fernandistas o Kirchneristas, porque debemos dejar de ser nuestros propios enemigos, pero para que eso suceda la responsabilidad es de la conducción.
El enemigo goza con nuestra interna, anhela la caída, está en el golpe ya lo dicen sin tapujos, por televisión uno de sus periodistas estrella dice RENUNCIE PRESIDENTE, y Cornejo el radical gorila habla de la posibilidad de una Asamblea Legislativa. No le vamos a dar el gusto. Mostramos nuestro disgusto con lo que no acordamos, pero sabemos cuál es el límite, nos reconocemos como Peronistas y defenderemos el Gobierno, nuestro Gobierno a toda costa y evento, en las calles como sabemos hacerlo.
Frente al gobierno se presentará la opción continuidad o abismo, no de personas sino de proyectos, la derecha no es el adversario es el enemigo, teniendo claro este concepto se deben encontrar los mecanismos para el consenso, la confrontación interna no es mala, si logra una síntesis, esto es un proyecto, que puede tener sendas alternativas para el objetivo y aunque momentáneamente pareciera que estamos resignado posiciones, no hay conformidad ni claudicación, lo que debe haber es manejo de los tiempos. Es política, el camino que elegimos.
El pueblo observa, sufre, presiente que se han invertido los principios y sus esperanzas se desvanecen poniendo en crisis el sistema de representación. El Peronismo no es una fantasía, por el contrario, es un proyecto de Liberación, que trasciende los límites del humor de la dirigencia, de toda incluso de los máximos referentes.-