El documento “Argentina en su tercera crisis de deuda”, de Cristina Fernández de Kirchner difundido a través de su cuenta X el 14 de febrero pasado, tiene un contenido más bien académico que de mensaje al pueblo, fundamental en este momento en que los sectores populares están pagando el precio de la derrota electoral de Unión por la Patria. Compartible en su análisis histórico del endeudamiento externo, pero muy poco o nada de autocrítica culpando al otro del traspié electoral, esto es con el beneficio de inventario habiendo sido parte de un acuerdo cupular. Pero, lo más preocupante de su documento son algunas de sus conclusiones, en particular el punto 11, por el cual atribuye a los paros docentes la razón del por qué la clase media envía a sus hijos a establecimientos privados en detrimento de la educación pública. Tal definición es sumamente grave ya que por el DNU 70/23, se ha incluido como “servicio esencial” a los paros docentes, limitando el ejercicio del derecho de huelga a los trabajadores de la educación pública. Ello obviando que fue Néstor Kirchner quien por la ley 25.877 excluyó como servicio esencial a los paros de los trabajadores de la educación pública. No menos preocupante es el punto 10 de sus conclusiones en el cual se exhibe favorable a la flexibilización laboral (modificar las modalidades del contrato laboral y revisar los convenios colectivos de trabajo), sin hacer la más mínima referencia a la consulta con las organizaciones sindicales en momentos que, la oposición liderada por el anarco capitalista Javier Milei y sus aliados tiene el control absoluto del Congreso. Y, para terminar, no es menos preocupante que promueva la modificación del régimen legal de las empresas del Estado, promoviendo la constitución de sociedades mixtas (pública-privada) ignorando el triste antecedente del proceso privatizador-extranjerizante de los 90.

Hubiera sido importante que la ex Vicepresidenta CFK, hubiera dado respuesta al objetivo profundo del anarco capitalista: destruir al Peronismo. No olvidando lo que dijo durante su campaña electoral: “terminar con esa aberración de la justicia social” y particularmente lo dicho en su mensaje de elevación al Congreso del mega proyecto de Ley Ómnibus del 27/12/23: “esta crisis es producto de haber abandonado el modelo de la democracia liberal y la economía de mercado plasmado en nuestra Constitución de 1853 y haber avanzado durante décadas, hacia un modelo de democracia social y economía planificada…”.

Lo más grave es que, CFK no haya hecho una sola referencia al Peronismo y en particular a la justicia social que, constituye el basamento ideológico del Justicialismo. Ello a sabiendas, porque no ignora que no es lo mismo justicia social que inclusión social ascendente, y que fue el Gral. Perón el que tiene el mérito histórico de haberse negado a incorporar a nuestra Patria al FMI (a partir de cuya incorporación en 1955 comenzó el proceso de endeudamiento externo) y el de haberle dado rango constitucional a la nacionalización de los recursos naturales, los servicios públicos y el comercio exterior, y los derechos del  trabajador en oportunidad de la reforma constitucional de 1949. Para los Peronistas, no es el liberal Juan Bautista Alberdi (cuyo pensamiento es citado por CFK en su documento) sino, ARTURO ENRIQUE SAMPAY el máximo exponente del constitucionalismo social, contrario al liberalismo oligárquico promovido por el anarco capitalista Javier Milei y sus cómplices del PRO y de la UCR.