Amar como obreros
no como clase a medias
amar cinco minutos
entre el tiempo que el patrón
te deja ir a almorzar.
Amar intensamente
sabiendo que todos los días
son el último
que marchar en Argentina siempre es
salir a ser baleado
en un 2001.
Amar sabiéndonos peón
es no darles el gusto de vivir en la miseria espiritual
en la que viven ellos.
Por eso nos odian
y nos oprimen
porque el nene que siempre tuvo todo
no pudo ser el mejor del mundo
ese lugar se lo arrebató
un negrito pobre
que nació en una villa.
¿Cómo puede ser?
“A donde mires hay un pobre terminando sus estudios universitarios
con honores
algunos son Presidentes
en Latinoamérica”.
A donde mires
alguien no adinerado
está bailando, cantando
desestructurando el arte.
Por eso nos odian
Porque somos felices
abrazando a nuestros hijos
que crecen, que van a la escuela,
que visten guardapolvos blancos.
Amar como la clase humilde no es amar en altos niveles
es saber que quien te convida un plato
lo hace por solidaridad
no por interés.
Por eso nos envidian
no tienen nada más que ofrecer que una rueda económica.
¿Qué van a saber
del dolor de una madre
que deja a su bebé de tres meses
para ir a trabajar?
¿Qué van a saber
del momento de decidir
si estudiar o trabajar?
¿Qué van a saber
de amar los vínculos de amistad
si ellos sólo tienen laderos.
No es romantizar la pobreza
es pensar por qué tanto odio
por qué tanto ensañamiento
en que estudiemos, trabajemos,
accedamos a derechos básicos
como una vivienda.
¿Por qué?
Quizás porque
acceder a eso que es lo único que ellos tienen
causa odio, provoca dolor y
resentimiento.
No encuentro otra explicación.
(*) Profesora de Lengua y estudiante de la Licenciatura en Ciencias Sociales y Humanidades (Universidad Nacional de Quilmes)