El origen de la resistencia y de la Juventud Peronista contadas a través de la historia de Carlos Caride, un militante a tiempo completo que nace a la política en la masacre del 16 de junio de 1955, forma parte del texto “Caride, no me olvides” del autor Jorge Giles que se presentó en una actividad desarrollada en el Espacio de Memoria ex Regimiento 9 donde la compañera Mary Bar reseñó, no sin emoción, las características de la obra.
Giles reconstruye la figura de Caride y la vuelve literatura en esta novela de no ficción formada a partir de la investigación periodística y las conversaciones con la familia, los amigos y los compañeros militantes que acompañaron el tramo final de la existencia de Carlos. El “no me olvides” es una flor que identificaba a los peronistas cuando habían sido prohibidos por el decreto 4161 de 1956. Seguramente, los jóvenes creadores de la Juventud Peronista, que se juntaban en Corrientes y Esmeralda, la esquina de Scalabrini y “su hombre solo”, se identificaban con la flor. Ahí estaba Caride.
Fue Rodolfo Walsh el creador de la novela de no ficción como instancia discursiva para interpelar la realidad política argentina con su Operación Masacre. La característica principal de este género es la convergencia de dos campos, el literario y el periodístico. Del primero se emplean sus elementos estéticos para construir la narración, mientras que, del segundo, se utiliza el manejo de fuentes de información para elaborar la trama lo más representativa posible de la realidad.
Giles hace una triangulación metodológica: el impecable manejo de las fuentes de información, para indagar la realidad que genera un vínculo entre la investigación y su resultante una novela sobre un personaje histórico.
En su exposición el autor explica que el libro comienza con el final de la historia y, sin contarlo, habla de Carlitos a quién expone como el eslabón perdido o el primer eslabón de la generación diezmada. Para finalizar, Jorge Giles lee la una página del primer capítulo: “… Allí, en esa habitación que pisan con tal recogimiento que parece que están ante un memorial y no en una casa de barrio, pulsearan la vida con la muerte, a partir de ese mismo momento. Es a vencer o morir. – No te duermas Carlitos. No te duermas.”
El instinto literario de Jorge crea espacios de libertad para un juego creativo de perspectivas novedosas. Es una novela histórica en la que el autor “cumple su sueño de escritor militante”, para que las nuevas generaciones propaguen pasado y creen futuro.
El autor
Peronista de cuna, Jorge militó en la Juventud Peronista de Corrientes. El compañero Giles pertenece a lo que Néstor Kirchner llamó “la generación diezmada”. Fue detenido en 1975 tenía en ese momento 25 años y era estudiante de abogacía. Salió en “libertad vigilada” en 1983. Entre una fecha y otra hizo un largo peregrinaje por distintas prisiones del país: luego de estar detenido unos días en la comisaría de Villa Ángela, pasó por las cárceles de Sáenz Peña, la U 7 en Resistencia, por la de Rawson en Chubut, por la de Coronda en Santa Fe, por la de Caseros en Capital y por la de La Plata en Buenos Aires. Cada una de ellas fue una estación de su propio vía crucis. En ninguna le ahorraron martirios. No sin laceraciones, logró zafar de las garras tumberas y fue testigo en diversas causas de Lesa Humanidad, destacando la Causa por la Masacre de Margarita Belén, ejerció la docencia, el periodismo, ocupó una banca de diputado y fue el autor del guion museológico del Museo del Bicentenario y del Museo Malvinas, de quien fue también su primer director. No es un extraño para nadie. Su obra lo precede.
Los “Caminos de Germán Abdala” donde trata de relevar y hacer presente el ejemplo militante de Germán Abdala, “para que su voz y su figura puedan ser retomadas y vibren en la lucha de muchos”. “Allí va la Vida” sobre los sucesos de Margarita Belén donde hila retazos de la memoria para mostrar los gestos cotidianos de los prisioneros en la inmediatez de la muerte. “Mocasines” donde “nos deja fragmentos de su intensa vida y la vida de los hombres y mujeres que fueron creciendo y que quedaron en el camino de sus utopías, y también aquellos que sobrevivieron y quedaron marcados para siempre por esos tiempos violentos” (T. Bauer). Fueron los libros que preceden a la obra presentada, como así también innumerables artículos y ensayos divulgados en diferentes medios, hasta el orgullo de que publicara en Revista Liberación.