Como todos los días, al terminar su jornada laboral en el Congreso, Cristina volvió a su domicilio sabiendo que un importante número de militantes la estaría esperando, militantes que representaban a millones que, azorados e indignados habían escuchado la absurda acusación de un Fiscal. Sus firmes convicciones y el contacto con su pueblo le daban ánimo para seguir adelante pese a tanta persecución e infamia. Se bajó del auto, como todos los pasados días, saludaba a los compañeros, besaba a los niños, escuchaba los cánticos a su favor, firmaba libros y uno de ellos se le cayó. Se agachó a recogerlo, manteniendo su sonrisa preguntó qué había pasado ante el tumulto que se había sucedido, y sin esperar respuesta siguió saludando y firmando. No se dio cuenta de lo que pasaba, lo vimos todos infinidad de veces, tampoco se percató la custodia. La “precaria inteligencia” copito/sicario había sido más eficaz que la “información” de seguridad.
Así como Cristina no imaginó lo que podía sucederle, tampoco lo imaginamos nosotros “la gente” para usar un término grondoniano, ahora que los profesionales de la seguridad y la inteligencia estadual, no se hayan percatado lo que hoy todos comprendemos, es inaceptable. Los mensajes fueron muchísimos, desde una mujer diciendo por TV “hay que pegarle un tiro en la cabeza” a un diputado pidiendo la “pena de muerte” y simultáneamente los medios replicando mensajes e imágenes delictuales que ningún Fiscal recogió, “bolsas mortuorias”, “guillotinas”, “horcas”, ”imágenes de fusilamientos”, cómo si esto no alcanzara, habían apedreado el despacho de la vicepresidenta y los más memoriosos se recordarán del espionaje macrista sobre el Instituto Patria, específicamente sobre Cristina. Los días antes las vallas de Larreta, la represión a los manifestantes, la agresión a Máximo. Hasta ahí “Copitos/Copetudos” ganaba por goleada.
CRISTINA ES EL ORIGEN DE TODOS LOS MALES por el sencillo hecho de que le asignan una etiqueta a las acciones que realiza. Consideran como “malas” sus acciones y pensamientos que, sin la manipulación discursiva y mediática consecuente, indudablemente son acciones positivas. La tergiversación de los conceptos y la ambigüedad con que los definen es para manipular todo un pensamiento colectivo y ponerlo al servicio de los poderosos, en definitiva, cambiar conceptos humanos, históricos y culturales.
La bala que cambiaba la historia de la Argentina no salió. ¿Quién se anima a predecir ese imaginario al revés? No importa en qué lado de la grieta nos ubiquemos, el país entero corría hacia un abismo de muerte y desesperación.
La derecha mediática puso los elementos comunicacionales para que los desquiciados aparecieran. Y también puso los medios para que luego aparecieran los negacionistas. “Que fue montado, que no me solidarizo, que barbaridad el feriado, hecho policial etc.” Tratan de tapar el ejercicio necesario de tratar de imaginar un futuro con el magnicidio consumado.
La derecha neoliberal busca imponer su modelo bajo cualquier circunstancia, cada vez se pone más agresiva y violenta, amenazaron la vida del Presidente Fernández, de Lula y también a los Presidentes de Chile y Colombia, Boric y Petro. Los personeros locales desde hace mucho muestran las garras de la violencia, pero para no hacer un raconto ya mencionamos las de los días previos al atentado y las continuas expresiones de Bullrich, Ritondo, Carrió, Cornejo y hasta el propio Larreta. Y continuaron luego del atentado, si bien se prestaron al quorum para sesionar condenando el atentado, luego los del Pro se levantaron y se retiraron. Muchos de ellos, de los que se negaron a expresarse contra el magnicidio frustrado se los vio luego lamentando con dolor el fallecimiento de la Reina de Inglaterra, inconcebible cipayaje.
Contrariamente hay que valorar la actitud del pueblo peronista movilizado, que desbordo la plaza de mayo y todas las plazas del país en solidaridad a su conductora, la mayoría auto convocados y con la consigna de defender la Democracia. Esta democracia que no es la que soñamos ni la que conscientemente procuramos, que es solo la posible. Con la esperanza de que cambien las prácticas políticas y que se imponga el buen criterio para resolver un puñado de cuestiones de estado que nos permitan salir del atolladero político económico empobrecedor al que estamos sometidos.
Cristina Fernández de Kirchner ejerce, sin duda, el liderazgo más relevante en la política argentina de este siglo, después de Néstor su compañero de vida y militancia. Su centralidad se asienta en los periodos que gobernaron ella y Néstor Kirchner, entre 2003 y 2015. Lo curioso, es que la aman y la detestan casi la misma cantidad de gente, con la misma intensidad, y hasta podemos decir que por las mismas razones: el período de mayor prosperidad y empleo sostenido desde la recuperación democrática, de una amplia expansión de derechos sociales y de minorías, el acceso a la universidad a centenares de miles de estudiantes de primera generación, con Estado presente que no era una amenaza sino la garantía de progreso y el defensor de los derechos populares.
Si bien no realizó una revolución porque no se cambió la estructura productiva ni amenazó a la propiedad privada improductiva, realizó tanto que ha quedado gravado en la historia política del país para el bien de muchos y el odio de otros tantos. Hay que decir también que una fuerte dosis de misoginia acompaña a muchos hombres y envidia a hombres y mujeres que no soportan que sea brillante, inteligente y talentosa. Algunos de estos con sentimientos resentidos fueron beneficiados por sus gobiernos, con una casa del plan procrear, el primer auto a crédito, el primer empleo estable o una jubilación y hoy por ese raro fenómeno comunicacional que trasforma al bueno en malo son los primeros en levantar el dedo acusador, al decir de Jauretche tienen “una posición equívoca en la sociedad” aparentan un status superior al que en realidad poseen, viven una ficción adoptando falsas pautas.
¿Qué se puede hacer? contamos la historia, diagnosticamos como muchos ya lo han realizado, sin embargo, sostenemos desde la humildad del que no tiene nada para ofrecer más que la idea y la voluntad militante, que es hora de proponer y realizar. Creemos es posible una convocatoria amplia y un esfuerzo de parte de Cristina (otra vez Cristina) por desarmar la confrontación y arrinconar a esas retóricas opositoras muy violentas, pero CFK no puede sola, el gobierno debe poner lo suyo ganándose la simpatía de muchos de los que hoy lo desaprueban por no ofrecerles beneficios materiales o sociales inmediatos.
Pensemos que si el país sigue radicalizándose sin atender las necesidades de paz con la necesaria protección económica y la próxima vez sale la bala, habrá mucha sangre derramada en las calles, de esa que no se negocia.-