La obra se ilumina en una esquina del Barrio Ponce de la ciudad de Corrientes. Único en la ciudad que recuerda a los desaparecidos en la última dictadura cívico- militar y religiosa en los nombres de sus calles.
César Álvarez y Lila Soto, dos compañeres caídos que vuelven a erguirse junto a las mismas banderas que siguen en pie de lucha en otra esquina que recuerda desde sus nombres, la continua búsqueda de los hijos y nietos de aquella “barbarie civilizatoria del terrorismo de Estado”
Dos murales de Arte Popular Correntino anteceden a esta obra, son los que se pintaron a poco menos de un mes del hundimiento del ARA SAN JUAN y dos años después, también en el mes de noviembre, para visualizar el golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales en Bolivia. Ambas obras, vecinas, en el cruce de la avenida Pedro Ferré y la calle Vélez Sarsfield, también en la capital correntina.
Junto a Daniel Cian, (hijo de Lila Soto y Héctor José “Tuti” Cian) Julia Kuzyssyn, Fabián Yorg y Fernando Calzoni, auto convocados de Arte Popular Correntino, se dieron cita a partir del Programa “Argentina Unida Te Busca” impulsado por la Secretaría de DDHH, el Ministerio de Cultura de la Nación y la Unión Argentina de Artistas Visuales, para componer una serie de imágenes a ser pintadas en el edificio de una seccional transformadora y distribuidora de energía eléctrica que estaba en un estado visual de abandono, para lo cual se gestionó un permiso previo en las oficinas de la DEPEC.
Las imágenes alegóricas recuerdan al águila invasora secuestrando bebes, ya no es la cigüeña, que desde París, otrora se hacía creer a los niños como aquella que reunía el rol de traerlos al mundo, sino que ahora, otro ave, unida a otro símbolo menos amable, los quita del mundo al que pertenecen para re insertarlos en un ámbito ajeno, con la canalla creencia de que era para su bien. Esta acción no es en verdad nueva, es tal vez una recreación más sistematizada, de los secuestros de los niños y niñas originarias que eran entregados como servidumbre de la oligarquía porteña como fruto criminal de la “campaña del desierto”. Esa realidad histórica se une a los globos amarillos del presente que insinúan la mentira para las mayorías y la fiesta para unos pocos. Los globos recorren los espacios compositivos dando vuelta la esquina como en un girón del tiempo, chocando contra un Falcon verde en espera, estacionado sobre los billetes verdes de la estafa y el sometimiento de pueblos enteros.
Las rejas con candados pintados y candados reales son otro condimento conceptual de las calumnias de recursos empleados por las “fuerzas de tareas” que desde la Francia (con otro tipo de cigüeñas) y el país gendarme del norte emplearon sin reparos morales ni éticos. Desde un lateral las siglas del FMI y del otro la picana eléctrica activada desde un elástico de catre a los dos polos de la infamia. El carcelero fue y sigue siendo el mismo. Mezcla de nazi fascismo americano y neo liberalismo. Sus símbolos frente a los de la humanidad toda, las Madres, la Abuelas y el ADN de la dignidad y la Memoria. Un campo florido de margaritas con el perfume de sus mártires y siempre vivos jóvenes del país que nos merecemos y por el cual sigue la lucha del pueblo que no se vende ni se compra.
Como afirma Sandra Raggio en “El pasado en el presente”:
”…porque el presente aún contiene rasgos que evocan a la dictadura. La forma atroz de desigualdad que ésta inauguró, sigue repercutiendo en las relaciones sociales de hoy. Aún, cuando la situación ha ido mejorando poco a poco en los últimos años, las consecuencias estructurales pueden advertirse en la pobreza y la desigualdad. La violencia institucional de las fuerzas de seguridad que afecta a los sectores más empobrecidos de la sociedad argentina es una continuidad palpable. La tortura constituye una práctica habitual de las fuerzas policiales y penitenciarias, así como también las ejecuciones sumarias de supuestos delincuentes por parte de agentes de seguridad.”
Tanto se sigue confirmando este pensamiento que un mes atrás fue asesinado un joven de 18 años Lautaro Rose, dudosamente ahogado en el Río Paraná por haber osado permanecer en un espacio junto a la costa del río, ilegalmente privatizado por la especulación inmobiliaria de los poderosos. Casos anteriores y posteriores a este, siguen ocurriendo, donde la justicia fraterna, la justicia de la “Familia Judicial” sigue ciega para ver la totalidad de los hechos.
Las luchas emancipatorias por ese país soñado tienen un largo recorrido pero muy corta memoria colectiva. Y como lo refleja el pensamiento analítico del italiano Alessandro Portelli, cuando se refiere a las tres R de la historia de Italia (Renacimiento- Resurgimiento y Resistencia), afirma que “sólo la Resistencia no es una metáfora: los partisanos resistieron literalmente. Quienes fueron considerados “bandidos” fueron los que realmente volvieron a unir al país”. Muchos de ellos se hacían llamar “garibaldinos”.
Portelli vincula varios hechos históricos que relacionan a Italia con Libia: el primer bombardeo aéreo de la historia por parte de la aviación italiana, el primer Campo de concentración en 1914 (antes del fascismo) el bombardeo de la OTAN sobre Libia cien años después y las deportaciones de más de tres mil resistentes libios en condiciones infrahumanas. Éstas vinculaciones de hechos olvidados, lo lleva a sostener que “…ha sido el olvido, y no el exceso de memoria, lo que facilitó la repetición del pasado”.
Todos los que han intentado modificar las injusticias del statu quo del sometimiento imperial, fueron también considerados bandidos o como se eligió nombrarlos: subversivos. Nada podrá cambiar sin que se pueda darse algo semejante y sólo se logrará cuando todo un pueblo sea verdaderamente consciente de dicha necesidad y acompañe con su cuerpo físico y espiritual ese impulso transformador.
El arte, cuando se lo reintegra a su genuina naturaleza social, se conecta con su función principal y subversiva: una estética desvinculada del mercado mercenario internacional quita almas. •