Durante tres años los enemigos de la Patria intentaron llevarnos, como pueblo argentino a la resignación, pretendieron sumirnos a todos en las falacias cotidianas emitidas por una de sus armas preferidas: lo medios. Esos intentos desestabilizadores no cesaron aun cuando estaba en peligro la salud de los argentinos en plena pandemia, es más atacaron con más fuerzas en su intento de deteriorar al Gobierno nacional y popular. Comenzaron a crear divisiones en nuestras filas, desde mentiras y tergiversaciones que al mismo tiempo ocultaban información valiosa al pueblo argentino, mientras manipulaban, desde la opinión publicada la siembra del odio permanente. Esa situación persiste en la hora actual.
Sin embargo un núcleo duro de resistencia de militancia, permitió ir haciendo porosa la intención del enemigo y de a poco se fueron conociendo los planes de desestabilización y caos que se proponían, completando a las armas mediáticas, con la colonización institucional del Poder Judicial amparando al poder real del Círculo Rojo y además los sectores financieros atacando las bases mismas de la macro economía del país, a los fines de minar las políticas económicas estructurales del Gobierno nacional, con el objetivo de proteger sus intereses anclados en 4 años de neoliberalismo, articulados sobre la base del endeudamiento y la entrega soberana del país por parte del enemigo PRO, en su gestión colonizadora.
Es entonces esa militancia, silenciosa, anónima, cotidiana, sacrificada, alejada de oropeles y gestos, lejana a los espacios VIP de actos y ceremonias, la que sostuvo y sostiene las esperanzas y utopías del pueblo argentino. Es que la militancia es una siembra que no espera cosecha ni aplausos, es una convicción de vida de compromiso y amor al prójimo, que se despliega sin pausa al servicio de una causa noble por la cual se merece vivir. Cuando ese paradigma se rompe la política comienza a ser un oficio, un trabajo, una bolsa de empleo alejada de las ilusiones de construcción de una sociedad más justa, libre y solidaria, que es el objetivo último de la militancia.
Durante estos años de Gobierno nacional, el enemigo logró perforar parte de los elementos primarios de la militancia, al hacer virar el objetivo hacia adentro de las propias filas en términos de contradicción principal, un canibalismo que siempre es camino de derrota, dejando al enemigo el manejo diario de la agenda política. Ese error llevó a confundir al enemigo, instalando dentro de nuestras propias filas la contradicción principal, en forma pública debilitando el accionar del ya escaso poder de fuego del Gobierno, condicionado por situaciones de extrema vulnerabilidad interna, fruto del saqueo macrista y externas de la política y situación internacional.
Este análisis de ninguna manera intenta evitar el pensamiento crítico alimento vital del militante, ni el debate interno que siempre debe ser bienvenido, pero que debe canalizarse en forma de propuesta constructiva, desde un mismo marco teórico de objetivos estratégicos, que en el peronismo son la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación.
Pero se abre un año donde la perspectiva de la Patria está en juego, ya que la confrontación de modelos se dirime en las urnas, aunque el enemigo esté empeñado en una práctica destituyente lo antes posible, con acciones bloqueadoras de cualquier iniciativa destinada a la ampliación de derechos ciudadanos o fortalecimiento del país federal que promueva el Gobierno nacional. La táctica de desgaste del enemigo no puede encontrar puntos de apoyo en nuestras propias filas, no debe ser perforada por esa acción, la convicción de la victoria electoral, que es el camino a construir entre todos los integrantes del movimiento nacional y popular, sin exclusiones ni dogmatismos, que no reconocen tiempos políticos, ni situaciones internacionales sobre las cuales se debe operar con “inteligencia y habilidad cuando el enemigo tiene la fuerza”, según predicaba Perón, en su práctica de persuadir y esclarecer que hacía en forma permanente en la formación de cuadros militantes, en especial del movimiento obrero organizado.
No es entonces una cuestión de voluntarismo el manejo de la cosa pública, menos aún la posibilidad de tomar decisiones tácticas sin un marco estratégico definido, que marque la necesidad de tener indicadores claros, que se expresen en cada etapa del ejercicio del poder, que el camino es el correcto en los objetivos a largo plazo.
Construir soberanía, derrotar la pobreza, crear estructuras de independencia económica, herramientas del ejercicio del poder popular, comunidad organizada, ampliación de derechos, ser Patria Grande, sacudirse los intentos imperiales del coloniaje, preservar la cultura nacional y el desarrollo pleno de la ciencia y tecnología con investigación y desarrollo propio, que sea ciencia aplicada al proyecto de país del futuro, con un modelo social y productivo solidario. Son algunos de los desafíos a construir con la victoria del 2023.
Hacia ahí vamos, sin hesitar ni claudicar, construyendo desde hoy el camino de la victoria, con movilización y organización, institucionalizando el movimiento nacional y popular, abriendo los caminos de convocatoria de la militancia, democratizando el poder y humanizando la política, volviendo a gestar utopías y esperanzas en el seno del pueblo argentino. Levantemos las copas por esa Patria Liberada que soñamos y nos empeñamos en construir. –