Terminar, eliminar o desaparecer el kirchnerismo, es la consigna de campaña que emplean en JxC, no podemos escuchar ni una propuesta. Esta peligrosa terminología política que utilizan no puede ser tenida por casual, ni siquiera como descuidada. Es intencionadamente aplicada y tiene sus connotaciones políticas que refrescan una historia que aún tiene heridas profundas en nuestra Argentina, a tal punto que el desaparecido es lamentablemente típico de nuestro país.
Más allá de esa sinonimia política que los identifica con el pasado dictatorial, siendo generosos y pensando que la irreverencia del lenguaje no es más que una grosería intimidatoria, debemos decir y dejar claro que nada nos amedrenta, no creemos en la posibilidad de mayor daño al sufrido por el militante personalmente y por la Nación en su conjunto que los de la época que con “el idioma” que usan traen al presente.
Terminar con el Kirchnerismo (queriendo bajarnos el precio como decía Néstor) no debe entenderse sólo como la eliminación física, aunque con Cristina lo intentaron, también es la reivindicación de la dictadura militar de diferentes formas, desde la alabanza a las políticas económicas hasta el negacionismo. El proyecto económico que pretenden tiene implicancias sociales que sólo pueden implantarse con un régimen represivo. Así, eliminar al Kirchnerismo es acabar con todo lo relativo al “curro” de los DDHH, lo demostraron cuando quisieron por intermedio de la corte implantar el 2×1. Les molesta entre otras cosas, la derogación de las leyes de impunidad, la bajada de los cuadros de los genocidas, el impulso de los juicios, el reconocimiento de los sitios de memoria, el pedido de perdón de parte del estado por los crímenes cometidos.
Pareciera que a estos “cambiemistas” no se les puede caer una sola idea. De pronto quieren hablar de algún tema y mencionan solo tres títulos: trabajo, educación y seguridad. Es decir: “nuevas reglas laborales que se adapten a nuestro presente, escuela 190 días por año, y cárcel o balas”. Terminar con el kirchnerismo significa terminar con los derechos, y cambiar las políticas públicas. El principal legado de Néstor y Cristina no pasa por una u otra medida, que fueron muchas y algunas pocas vamos a mencionar. El principal legado, fundamentalmente de Néstor, fue el regreso de la política, dejar el “que se vayan todos” para volver a creer. Que con la política se podía mejorar nuestras vidas, que podíamos sacudirnos la insustancialidad de los 90 y la angustia de los 2000. Hoy advertimos con cierta angustia que el desencanto vuelve en forma de abstención electoral, votos en blanco o nulos.
Terminar con el kirchnerismo es decir basta a los derechos sociales, entre ellos la Asignación Universal por Hijo, por la que más de 3.500.000 de niños y niñas reciben mensualmente un seguro social, y que fue complementado con el lanzamiento de la Asignación Universal por Embarazo, que se otorga a las futuras madres que se encuentren en las 12 o más semanas de gestación.
A la derecha le molesta la ampliación de derechos civiles, la sanción de la Ley de Matrimonio igualitario que permitió que miles de parejas del mismo sexo se unieran en matrimonio; y más tarde se vio complementada por la Ley de Identidad de Género, que posibilitó que más de 3.000 personas trans pudieron elegir su nombre y sexo.
Cuando hablan de terminar con los K y los peronchos se refieren también al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva que fue una de las primeras medidas impulsadas, generando un hecho inédito para el país y la región, que llegó acompañado por la repatriación de más de 1.000 científicos a través del programa Raíces. Otro de los hechos con el que quieren terminar o en este caso impedir es la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, prefieren seguir con la norma establecida durante la última dictadura militar, no quieren desmonopolizar la información y mucho menos garantizar la pluralidad de voces.
Se debe terminar, eliminar o desaparecer el Plan Conectar Igualdad para que alumnos y docentes de escuelas públicas de todo el país cuenten con una netbook que les permita acceder al mundo digital del conocimiento, y que en cuatro años distribuyó más de 4.700.000 computadoras, molesta tanto como la ley 26.774 que permitió que los jóvenes de entre 16 y 18 años voten de manera optativa a nivel nacional, ampliando de esta manera ciudadanía y participación de nuevos actores en la escena nacional.
Un hecho clave fue la estatización del sistema de jubilaciones y pensiones, que posibilitó que los 90.000 millones de pesos de los trabajadores, administrados por aseguradoras privadas que cobraban comisiones del 33%, pasen a manos del Estado, no menor es la molestia por la ley de Movilidad Jubilatoria. Eliminar a los K es volver al sistema privado.
Se recuperaron empresas públicas como Talleres navales Tandanor (2007), Aerolíneas Argentinas (2008), Fábrica Militar de Aviones de Córdoba (2009) y la nacionalización del 51% de las acciones de la petrolera YPF, que se decidió de la mano de la aprobación de la Ley de soberanía hidrocarburífera que declara también de “interés nacional” la recuperación del autoabastecimiento energético. Recientemente la puesta en funcionamiento del gasoducto Néstor Kirchner. Todo ello JxC proponen privatizarlo, es decir terminar con ello.
Basta de integración regional con los países miembros de la América Latina, hay que terminar con la participación sostenida y activa de nuestro país en las cumbres del Mercosur, a las que se sumaron espacios como la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), conformada como organismo de cooperación en 2008 por 12 países de la región, política también seguida por Alberto Fernández con la CELAC.
En ese ámbito, se destacan los respaldos recibidos por nuestro país en el reclamo diplomático por la soberanía de las islas del Atlántico sur, convirtiendo a la cuestión Malvinas en una causa regional. Como también los recibidos en ocasión de la desastrosa deuda externa contraída por Macri. Terminar con el kirchnerismo es entregar las Malvinas como ya dijo la Bullrich que quería cambiarlas por vacunas y seguir endeudándonos y fugando capitales.
En el mismo sentido, con respecto a la batalla legal con los fondos buitre, las cumbres regionales respaldaron la postura de Argentina, consolidando un reclamo por la creación de un marco jurídico internacional para las reestructuraciones de deuda soberana que llegó al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU) que ratificó esa necesidad a través de una resolución aprobada por mayoría en la Asamblea General del organismo que destacó la necesidad de generar un “multilateralismo real en un mundo más justo”. Terminar con los K es apoyar a los buitres, el saqueo de la Argentina.
La salud publica recuperada en medio de una pandemia mundial, permitiendo la atención de los argentinos/as enfermos y la vacunación generalizada, debe pasar a manos privadas al igual que la educación.
Terminar con lo K también es negar lo realizado en obras públicas, por ejemplo: autopistas y pavimentación de rutas, como la Rosario Córdoba o la de Paso de los Libres a Buenos Aires. Viviendas con 1.200.000 soluciones habitacionales, 150 mil viviendas del plan Procrear. Miles de km de cañerías y de Cloacas, miles obras hídricas en todo el país, creación de AYSA en el año 2006. Mas de 200 obras en hospitales y centros de salud siendo que el 87% de las mismas se ejecutaron en el conurbano e interior del país. Miles de obras en todos los municipios del país de pavimentación, cordones cunetas, plazas, parques, desagües cloacas, saneamiento, defensas, alumbrado público (por ejemplo, Costanera de Corrientes), tendido de redes eléctricas de media y baja tensión, equipamiento y repotenciación de subestaciones eléctricas. Ferrocarril General Belgrano. Gasoductos troncales (como el que cruza el estrecho de Magallanes). La obra Añá Cúá complemento de Yacyretá. Energías Renovables 48 plantas de biocombustibles, 4 Centrales a Biomasa, 8 Parques Eólicos, 13 Pequeñas plantas Hidroeléctricas y 4 Parques Solares. Energía Nuclear (Central Nuclear Néstor Kirchner, Recuperación de la Planta de Pilcaniyeu, 11 Centros de medicina nuclear, 3 Centrales en construcción, Reactor de Baja Potencia CAREM y formación de profesionales y empresas); Recuperación de Río Turbio. Recuperación de YPF con más de 30 mil nuevos empleos directos, descubrimiento y puesta en funcionamiento de “Vaca Muerta”. Inauguración del Gasoducto. Dos mil escuelas. Varias Universidades. Miles de kilómetros de fibra óptica. Núcleos de acceso al Conocimiento en todas las provincias. Antenas de TV digital. Satélites Arsat 1, 2 y 3, cohetería Tronador. Creación del Centro Cultural Kirchner; obras para la puesta en valor de Cines y Teatros, Shows de Igualdad Cultural.
Para el año 2003 no había ninguna obra en ejecución, licitación o proyecto. En el 2015 se paralizaron gran cantidad de obras, se postergaron otras y se priorizó la política financiera por sobre la productiva.
Se podrían seguir mencionando obras y realizaciones, pero sería cansador a los efectos de una nota. Lo que queremos significar es que el proyecto de Larreta – Bullrich o invertido, es un NO PROPUESTA. Es lo negativo, en negar y terminar con lo realizado, desaparecer derechos, eliminar conquistas y para todo ello el uso de la fuerza represiva es indispensable. Ya lo dice Morales en la publicidad de gobierno que en Jujuy lo hicieron, lo pueden hacer en todo el país. Es nuestro deber evitarlo.