Aquel 16 de octubre de 2014 habían cientos de científicos y técnicos en Benavidez, Bariloche y hasta en Guayanas, mirando expectantes las pantallas, contando cada segundo de la cuenta regresiva, con la tensión en aumento, hasta que con el aliento contenido pudo verse como el Ariane-5 lograba llevar a su órbita geoestacionaria los valiosos 3000 kg de carga, el AR-SAT I, que representaron miles de horas de trabajo, de ingenio e inventiva, puesta por un puñado de argentinos; pero principalmente representan una convicción política en la defensa de la soberanía.
Es una historia como la gesta sucedida en la batalla de la Vuelta de Obligado, en donde se demostró como la voluntad de un pueblo soberano no permitió la intromisión en su territorio de cualquier pretensión de dominación foránea.
Esta, comienza en el año 2004 con el anuncio del entonces Presidente Néstor Kirchner, de la creación de la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales Sociedad Anónima, ARSAT SA, que se confirmó con la sanción de la Ley N° 26.062 el 05 de abril del 2006, en donde fue vencido por votos el enemigo interno.
Era solo el inicio en una carrera contra reloj. Estaban en juego dos posiciones orbitales soberanas, por falta de utilización, en los 71 grados Oeste y 81 grados Oeste, a 36.000 km de altura. Estas corrían riesgo de perderse, por la decidía de la política neoliberal. Posiciones reclamadas en ese entonces, por el enemigo externo, el Reino Unido.
Aquí iniciaba el desafío técnico, debíamos ser capaces de fabricar un satélite geoestacionario, en donde existían solo seis países. INVAP, ya habían fabricado satélites, cuatro anteriores, el SAC-A, SAC-B, SAC-C y SAC-D, mucho más pequeños y menos complejos, que orbitan a una distancia 30 veces más cerca de la tierra.
El desafío era mayor, también lo fue la decisión política, por ello se lograron diseñar, fabricar y ubicar en órbita a los satélites ARSAT I y ARSAT II, que fue lanzado al espacio en septiembre de 2015. Además se creó el Centro de Ensayos de Alta Tecnología (CEAT-SA) en el 2013, en donde se ensayaron ambos satélites antes de su viaje al espacio, y en donde también se pueden realizar otros ensayos complejos para la industria automotriz, aeroespacial y nuclear.
Hoy con ARSAT SA, se administran los dos satélite geoestacionarios, prestando servicios de telefonía, datos y televisión, como así también se brinda acceso a internet; además se han desplegado 33.000 km de fibra óptica por el territorio nacional (hay que tener en cuenta que si recorremos todo el contorno de la Argentina son 14.493 km de distancia) conectando así, 1.300 localidades a donde al mercado no le interesa llegar.
Luego de cuatro años de entregas, nuevamente retomamos la senda de la defensa de la soberanía y el derecho a la información, así lo demuestra el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 690/2020, en donde se determina el carácter de servicios públicos esenciales en competencia de los Servicios de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), como también el lanzamiento del Plan Conectar para los próximos años, que busca concretar el desarrollo del satélite ARSAT III, la ampliación de la Red Federal de Fibra Óptica y la recuperación Televisión Digital Terrestre.
Nuestra soberanía está en la tierra y el agua, y también está en el espacio y la comunicación.