Si el olvido nos gana la memoria quien contará la historia.
Que cincel moldeará la imagen del pasado, ilustrará los fantasmas y los miedos. Quien pondrá la palabra en clave justa con el eco perfecto, replicando la verdad que derrota los silencios.
Si el drama se borra del pasado, si el guion no incluye la tragedia, dejándonos el cuento a media agua, la historia escrita a media tinta, la experiencia en plenitud menguada, separada el alma y con media mentira tapada la verdad, nos convencerán con media victoria, que han ganado la batalla, arrancándonos de la vida, los tormentos, los secuestros y la muerte.
Quien se anime a tanto, tirando las cosas del otro lado, habiendo sido de los nuestros, arrojará la corona de espinas concediendo el perdón irremediable, abandonará la cruz sin más consuelo resignado la lucha y los desvelos, besará la mejilla, el signo de la entrega, y no habrá entonces un justo de rodillas para decirte, ahora, que vamos al rescate a tu encuentro…que esperes… que no sos solo cenizas cavando la nostalgia, o residuos del fuego que el tiempo no consume, sos la llaga profunda de una lucha sin tranzas, una posta de aliento, una gota de agua bendiciendo la sangre que alimenta la Patria.
Esa vida truncada que espera sin revancha –en un espacio incierto- sea recordada fundacional y alegre, me ha dejado su nombre innominado, su pensamiento lúcido, el valor encajado como certera daga en la muerte que yace vencida a su costado. Son viejos compañeros que va con uno a diario, diciéndonos…¡Que vamos!…que están de nuestro lado, escuchamos sus voces y en el debate diario te copan la parada, se sientan a la mesa, se los percibe cálidos, el aroma a café absorbe los misterios, mientras… en las esquinas reviven los encuentro,…la seguimos más tarde, será de madrugada, rescataremos sueños y al regresar a casa, la realidad profunda de la calle y el barro, nos mostrará los duendes revolviendo tachos, buscando el alimento de su sustento diario, el universo ciego que no se ve de día nos reviste la piel de amor y de utopías.
Será siempre con ellos, los del bombo y la vincha, con la canción que acuna desde el centro a la orilla un vendaval de voces que en forma muy sencilla, nos dicen que a la historia la construyen los Pueblos y no los genocidas.
Qué a pesar de las muertes, no hay exilio de vida, que seguimos presente cantando la “marchita”, ese canto eterno que odian los gorilas, no la extingue la balas ni el chacal homicida. De remante quedan un montón de cipayos y por el foro fugan tantísimos lacayos, de trajes muy costosos, engominados ellos, la izquierda “glamorosa” de “comunistas diestros”, la “derecha sagrada” con crucifijo al pecho, y la soberbia armada sumada a contrapelo en el momento justo para golpear al Pueblo. Por eso Compañeros, mantendremos el grito, la furia de amor reclamando justicia si límite de tiempo, treparemos al aire, seguiremos cantando, escribiendo consignas, levantando pancartas, flameando las banderas: Las de Perón y Evita, y en cada palabra estarás presente, porque estás en nuestras vidas superando la muerte.