La primera argentina considerada entre las mejores 20 tenistas del mundo fue perseguida y olvidada por mujer, militante y funcionaria peronista.
Sus buenas aptitudes para practicar deportes empezaron a verse desde muy chica, a los quince años cruzó a nado el Paraná y finalizó segunda en la competencia. También solía correr en larga distancia venciendo incluso a rivales masculinos. Además fue timonel de un club de Rosario, su ciudad natal, sin embargo, se destacaría como tenista.
María Luisa Beatriz Terán nació el 29 de enero de 1918 y cuando tenía 12 años empezó a jugar al tenis en el Rowing Club, porque su padre trabajaba en el buffet de ese lugar. El entrenador que preparaba al equipo argentino de Copa Davis la descubrió y convenció a sus padres para ayudarla a mejorar su juego. A los 19 años representó a Santa Fe, su provincia, en varios certámenes desarrollados en Buenos Aires. En 1941 logró alcanzar la primera colocación en el ranking nacional; antes ya había ganado campeonatos de gran importancia. Estos galardones se reeditarían en 1944, 1946, 1947 y 1948.
Mary conoció a Heraldo Weiss cuando ambos viajaban a Córdoba para participar en un campeonato. Heraldo era campeón argentino, además de ostentar la capitanía en la Copa Davis. Se casaron en 1943 y en esa misma época se asocia al Belgrano Athetic Club, entidad que años después le daría la espalda por razones políticas.
En esos años el gobierno peronista había lanzado una política deportiva sin precedentes. Se realizaban competencias para que la juventud practicara toda clase de deportes, se levantaron complejos deportivos de gran magnitud y se organizaron certámenes internacionales de importancia. En el marco de los Primeros Juegos Panamericanos realizados en Buenos Aires, Mary logra llevarse dos medallas doradas y una de bronce. Allí también conoce al General Perón. En ese tiempo Heraldo Weiss es atacado por una enfermedad incurable y muere.
Mary emprende su camino como funcionaria, en paralelo con su actividad profesional. En 1952 es designada jefa de los campos deportivos municipales. Su concepción estaba en consonancia con la del gobierno: fomentar el deporte para formar personas íntegras. Al mismo tiempo, su gestión estuvo centrada en hacer del tenis una disciplina abierta a todos los sectores de la sociedad.
Directivos y colegas suyos no tardarían en tomarse revancha por haber permitido que este deporte se viera relacionado con un gobierno representativo de intereses populares.
A partir de 1946, Mary formó parte de los equipos nacionales. De las 1100 competencias en que representó a nuestro país logró más de 800 primeros puestos. Fue la única jugadora argentina en ganar el Plate de Wimbledon, torneo disputado entre quienes no llegaban a la final.
En 1955, cuando se hallaba disputando las instancias finales del Abierto de Alemania, la Asociación Argentina de Tenis envía un telegrama a la Federación Internacional pidiendo que la tenista sea retirada del torneo. La asociación, intervenida por los golpistas, la desaprobaba por sus vinculaciones políticas con el gobierno recientemente depuesto. La Federación Internacional de Lawn Tennis de Londres considera confusa argumentación y le permitió seguir participando.
A partir de ese momento la exitosa embajadora del deporte argentino iniciaría un largo exilio. Mientras tanto en Buenos Aires confiscan sus bienes, tanto su departamento como su negocio de ropa deportiva.
En agosto de 1959 regresa, las condiciones ya eran otras y si bien logra recuperar sus bienes expropiados, hubo quienes hicieron todo lo posible por seguir condenándola al ostracismo. Quiso jugar tenis representando a su viejo club, el Belgrano Athletic, y los directivos no se lo permitieron. Lo mismo pasó con otras instituciones. “Quise asociarme a los clubes Belgrano Social y Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires –relataría Mary-, negándoseme en ambos casos tal derecho. Enterado el señor Antonio Liberti de estas circunstancias y hechos que no quiero juzgar, me ofreció, en un gesto que siempre agradeceré, participar en la actividad deportiva de esa institución modelo que es River Plate e integrar su primer equipo de tenis”.
Pero en 1963, en el marco del campeonato inter clubes, sus colegas decidieron no presentarse porque Mary integraba el equipo riverplatense. La Asociación declaró nula la competencia. Al año siguiente volvió a repetirse la situación. El 22 de julio de 1964 la tenista publicó en la revista “El gráfico” una carta abierta a la opinión pública denunciando estos hechos. Sin embargo el ambiente del tenis siguió aislándola. Frente a esto y para perjudicar al club que le había abierto las puertas, decide retirarse de la actividad. Desde ese momento María Luisa Beatriz Terán de Weiss se sumiría en una profunda tristeza ante tanto e inexplicable odio hacia su persona.
En 1982 se entregaron los premios Konex a los mejores cinco deportistas de la historia por cada disciplina, inexplicablemente ella no fue tenida en cuenta. Algunos años antes integrantes de la Liga Justicialista del Deporte la habían homenajeado organizándole una cena. Probablemente la única reivindicación que le fue tributada en vida. A fines de 1984 Mary se encontraba sumida en una profunda depresión. Un año antes había muerto su madre. El sábado 8 de diciembre de ese año decide terminar con su vida y se arroja desde el séptimo piso de un edificio de la ciudad de Mar del Plata. A excepción del tenista Enrique Morea ninguna persona del ambiente asistió a despedir sus restos.
Ella quiso acercar el deporte a los que hasta ese momento no lo habían podido practicar. Su propio origen popular tampoco le fue perdonado. Esto y su condición de mujer, militante y peronista potenció con más fuerza el odio de los círculos de; alguna vez dijo: “Si a Evita no le perdonaban ser mujer, conmigo no iban a ser menos”.-
Fuente: Los Malditos Vol.III Pág. 113. Osvaldo Jara – Coord. Norberto Galasso – Ed. Madres de Plaza de Mayo