El próximo 2 de abril conmemoramos el “Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas” y en esta ocasión, por la magia que tienen los aniversarios redondos, es especial por los 40 años del intento de recuperación de las Islas Malvinas.
Nos permitiremos sacar algunas conclusiones, de las tantas posibles y dentro de lo que posibilita un texto breve para nuestra querida Revista LIBERACION. El artículo no analizará aspectos militares y mucho menos del coraje y la entrega de nuestros soldados que a esta altura de los acontecimientos está absolutamente fuera de toda duda. He entrevistado a muchos y tengo una impresión personal sobre ello. Solo mencionaré que el propio informe Rattembach define a la guerra como “una aventura militar y política” y dentro de sus conclusiones pide se aplique la pena de muerte, vigente en el Código de Justicia Militar de 1982 para mucho de los protagonistas de la historia.
Creo que nada nos alejó más de la recuperación definitiva de las Islas Malvinas que ella. Pensemos un momento como era la vida cotidiana de un habitante de las Islas el 1 de abril de ese año. Estaba unida al continente por vuelos periódicos de LADE (Líneas Aéreas del Estado, con aviones y personal de la Fuerza Aérea Argentina), el Aeropuerto había sido construido por el Estado Nacional que mantenía personal militar allí operando la seguridad aérea. Había una escuela bilingüe con docentes argentinos. Los combustibles eran provistos por YPF y Gas del Estado. La comunicación postal por ENCOTEL y los pocos que accedían a una educación secundaria lo hacían en colegios en la zona continental argentina. Asimismo unos años antes y durante la tercera Presidencia de Juan Domingo Perón se entablaron negociaciones diplomáticas con Inglaterra que llegaron a nivel de redacción de borradores de trabajo, los que fueron interrumpidos por la muerte del General y donde se planteaban un período de transición de varios años hasta la recuperación definitiva. El nivel de vida de los ingleses ocupantes era muy primitivo y de magros ingresos vinculados a la explotación del ganado ovino, dependiendo absolutamente para la comercialización de sus productos, como para la adquisición de provisiones de una empresa monopólica: Las Falklands Islands Company (FIC). Para la potencia ocupante era una gravosa situación presupuestaria a la que quería y necesitaba poner fin. Varios documentos oficiales ingleses dan cuenta de ello. Hoy eso ha quedado muy atrás y el retroceso, para nuestro país, ha sido enorme.
El nivel de vida actual de los isleños es extraordinario. Posee unos de los PBI más alto del planeta. Tiene hospital y escuela. Las licencias pesqueras que otorgan le permiten sostener una notable calidad de vida. El turismo le permite ingresos por parte de los que viajan desde la Argentina continental para conocer los lugares vinculados a la guerra (viajé hace 11 años invitado por el Centro de Ex Combatientes de La Plata), los cruceros en la temporada estival y los que van a conocer la rica diversidad de una islas convertidas en santuarios animales.
Malvinas es hoy uno de los lugares más militarizados del mundo. Debido a la densidad poblacional y la distancia geográfica con otros centros poblados un campo de entrenamiento militar óptimo. De los pocos que el personal militar es igual o superior a la población civil, que año a año se incremente atrayendo chilenos, filipinos y migrantes de varias nacionalidades. El enorme aeropuerto militar les permite una vinculación aerocomercial muy importante. También están construyendo un puerto de grandes dimensiones para operar buques pesqueros y se preparan para la actividad económica en la Antártida, entre otras explotaciones.
La guerra le permitió a Gran Bretaña ampliar su ocupación territorial es una superficie equivalente a otras 23 Islas Malvinas, graficando de esta manera la magnitud del despojo colonial.
Soy de los que creen que el homenaje a los Combatientes es imprescindible, pero que ampliar el sentido, vincularlo con la situación actual de explotación económica del imperialismo y proyectar a una Argentina que tiene una situación colonial en las Islas y semi colonial por su dependencia económica. Además si algo falta para tener muy claro el rol de Gran Bretaña son las revelaciones actuales sobre modernización de su sistema de misiles, los permanentes ejercicios militares de la OTAN en nuestro territorio marítimo, el patrullaje que realizan con submarinos nucleares y la revelación que durante la guerra, Inglaterra introdujo armas nucleares en las Islas y tenía blancos continentales en su mira. El tema “No bombardeen Buenos Aires” de Charly García presenta con estas revelaciones un dramático perfil.
Frente a esta realidad y perspectiva aparecen más nítido el rol de empleado colonial de Mauricio Macri que no solo afirmó no entender la obsesión Argentina por las Islas “No somos como Israel que tiene problemas de espacio” o su mirada de la situación colonial como una cuestión de gasto público. Así se entiende la firma del Acuerdo “Foradori – Duncan” y su decisión de no reclamar con ahínco en los foros diplomáticos mundiales nuestra exigencia de entablar negociaciones con la potencia ocupante, tal como lo ordena la Cláusula Primera Transitoria de la Constitución Nacional.
Entonces este aniversario nos debe permitir redoblar las tareas de concientización sobre la persistencia de la situación colonial sobre nuestro territorio, la voracidad del imperialismo británico, la existencia de muchos dirigentes políticos para quienes la causa Malvinas es un estorbo. Nosotros redoblamos la propuesta del grupo FORJA de Jauretche, Scalabrini Ortiz y otros tantos patriotas “Somos una Argentina Colonial. Queremos ser una Argentina Libre”.-