Fotógrafa de Piura, Perú. Egresada del Master de Foto Documental del Centro de la Imagen (2018) y de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Piura. (2012)
Actualmente soy fotógrafa y videogra independiente, miembro de Woman photograph y artista de Galería Pública . Además,he sido fotoperiodista en el Diario El Comercio ( Piura – 2013-2015), Diario El Correo (Piura 2016). Mi trabajo personal está enfocado en trabajar problemáticas sociales en Perú en torno al racismo social y político como las esterilizaciones forzadas en la época del gobierno de Fujimori ( 1995-2000) o las inundaciones del Fenómeno del Niño en Piura (2017) .
Actualmente colaboro como fotoperiodista para la agencia de noticias Reuters.
KÁPAR
*Proyecto finalista en PHOTO IILA – XI edición Premio IILA-FOTOGRAFIA “Igualdad de Género” , Roma.
*Proyecto finalista con el 2do lugar en la categoría “La fuerza de las mujeres” en el POY LATAM 2019.
*1er lugar en la categoría serie con el proyecto kápar en el Concurso de Fotógrafas Latinoaméricanas organizo por Fotógrafas Latam
* Ganador del Vogue Italia Prize, como parte de los finalistas para Woman Photographers 2019 para Ph Museum
*1er lugar Concurso Espacio y Tiempo, Upao.
Kápar, según la lengua quechua, significa castrar. Es un término que en los andes del Perú se aplica a los animales más no a las personas, ya que dentro de la cosmovisión andina la fertilidad, tanto en la tierra como en las mujeres, es de suma importancia. Según su cosmovisión, se tiene una relación con la naturaleza de complementariedad y unidad antes que de extracción y explotación. En esa concepción, ellos tienen una forma propia de planificar el nacimiento de sus hijos/as y la composición de sus familias a través de métodos naturales como el uso de hierbas, entre otros.
Incluso así, durante el periodo en el cual Alberto Fujimori fue presidente del Perú, entre los años 1990 y 2000, se ejecutó el programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación familiar. Este programa tenía como meta principal reducir la pobreza y estaba dirigido a mujeres de zonas rurales, con altos niveles de pobreza y en su mayoría campesinas. Según constató la Defensoría del Pueblo, fueron 272 028 mujeres las que fueron esterilizadas mediante este programa, de las cuales 2166 afectadas han denunciado haber sido sometidas, mediante engaños o amenazas, a estos métodos de esterilización.
Este era un programa sistematizado en que los doctores cumplían con cuotas de esterilizaciones y hacían reportes directos al presidente. Dada la urgencia de llegar a las metas, se cometieron muchas negligencias, como por ejemplo carecer de exámenes médicos, y que las mujeres fueran operadas y enviadas de regreso a casa sin ningún tipo de observaciones o cuidados posteriores. Debido a la mala praxis muchas han muerto y otras tienen cáncer de útero o fuertes infecciones en el vientre que les impide trabajar y producir la tierra como antes. “Están reproduciéndoce como conejas”, son algunas de las frases que les decían los doctores a las mujeres antes de operarlas.
Las víctimas de esterilizaciones forzadas conviven con fuertes traumas físicos y psicológicos. Muchas de ellas aún presentan las cicatrices después de veinte años. Son mujeres enfermas a las que sus esposos y su comunidad marginan por haber perdido sus facultades reproductivas. Su condición les impide vivir lejos del recuerdo de haber sido forzadas, engañadas y maltratadas. «No puedes morir, tampoco puedes sanar», son algunos de sus testimonios.-
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