Javier Milei: un modelo del cipayismo político.
Frente al generalizado descontento social que ha provocado en nuestro pueblo y particularmente en sectores juveniles la falta de respuesta de la dirigencia política a la problemática económica y social que afecta a millones de argentinos, se ha producido la aparición de un economista devenido en político que, respondiendo a los patrones ideológicos de la extrema derecha neoliberal ha creado un partido: “Avanza la Libertad”. Se trata de un partido minoritario desde el cual, promueve con discursos encendidos la abolición del Estado, la dolarización de la economía, la lisa y llana eliminación del derecho laboral y por fin, dejar librado al mercado el tráfico de órganos. Su nombre: Javier Milei. Se trata de un personaje que descalifica la política como instrumento de la transformación social y a la totalidad de la dirigencia política –sin hacer excepciones- a la cual denosta peyorativamente como “la casta”. Lo contradictorio de este personaje, que ha obtenido votos para llegar al Congreso es que, ha creado un partido político y se ha sumado a lo que denomina “la casta” en la Cámara de Diputados de la Nación, desde la cual se opone a todo proyecto que tenga por objetivo mejorar la situación de indigencia y de pobreza de millones de compatriotas. Lo que sí ha obtenido y ello no es accidental, son las puertas abiertas de todos los canales de televisión y del poder mediático concentrado desde el cual, no oculta con su relato reaccionario y su simpatía por la derecha neoliberal y en particular por la presidenta del PRO: Patricia Bullrich. Aquella que, en diciembre de 2001 fue expulsada por el pueblo de la Casa de Gobierno con la consigna: “que se vayan todos”.
Particularmente ha logrado la adhesión y el voto de sectores juveniles de clase media que, víctimas del vaciamiento ideológico-cultural, de la manipulación mediática del oligopolio de la comunicación audiovisual y de la falta de respuesta a su problemática social por parte del sistema, ha hecho opción por un ideal utópico que, a la vez de reaccionario es contrario a los intereses de la Nación.
Ahora bien, uno de sus caballitos de batalla para ganar adeptos ha sido y es que, para contener la inflación galopante que afecta a la economía nacional hay que eliminar el Banco Central y dolarizar la economía. Se trata de una propuesta de imposible concreción constitucional pero que sí, denuncia su cipayismo político al proponer que, nuestra Patria se convierta en una neocolonia de Estados Unidos, lo que se produciría de concretarse la dolarización ya que, nuestro país pasaría a depender en materia monetaria del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Pero no es todo, su propuesta de dolarización se sustenta en una hipócrita mendacidad ya que, para que ello sea posible se tendrá que reformar la Constitución Nacional, algo imposible en la Argentina de nuestros días.
En síntesis, estamos enfrentados a una batalla cultural contra el modelo neoliberal y su proyecto de dolarización, del cual es expresión política –entre otros- Javier Milei y su Avanza la Libertad, a quien le cabe sin duda aquella sentencia histórica del Gral. San Martín: “Una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”. Para librar esa batalla cultural se necesitan ideas y la inteligencia que, está en el Peronismo liderado por el Gral. Perón hacia los años 1946-1955, la experiencia histórica y la matriz ideológica para librar con éxito esa batalla cultural. Sin ello todo será abstracción. Hacia el año 1968, el General explicando las razones de porqué nuestro país no se había adherido al FMI, sostuvo que ese organismo internacional –funcional a los intereses imperialistas de Estados Unidos-, fue creado para manejar todas las monedas, para fijar la política monetaria y todos los factores que están ligados directa o indirectamente a la economía de los países asociados, y concluía: “para nosotros el valor de nuestra moneda la fijábamos en el país, como también nosotros establecíamos los cambios de acuerdo con nuestras necesidades y conveniencias. Para el intercambio internacional recurrimos al trueque y así nuestra moneda real fueron nuestras mercaderías” (1).
A continuación, las razones que denuncian la inviabilidad de la dolarización de la economía nacional y fundamentalmente, las razones patrióticas del por qué, los argentinos tenemos que rechazar la dolarización y defender a ultranza el peso moneda nacional, símbolo de la soberanía nacional.
Nos oponemos a la dolarización de la economía por las siguientes razones:
1º) Porque, el gobierno nacional pierde el poder de devaluar la moneda, lo que pasa a ser una potestad exclusiva del gobierno de Estados Unidos.
2º) Porque, esta opción nos hace perder el “derecho de señoreaje”. El costo de esta pérdida es de alrededor de 2.000 millones de U$S anuales. Para conseguir dólares y usarlos como medio de pago interno en nuestro país, tenemos que sacrificar recursos reales. Así 20.000 millones de dólares billetes para uso monetario se consiguen con un superávit comercial equivalente de mercaderías en nuestro balance de comercio o tomando préstamo que al 12% anual implicaría un costo de 2.400 millones de U$S anuales.
Hoy, el “derecho de señoreaje” lo tiene el Banco Central, el que tiene la obligación de proveer billetes y cambiarlos cuando se deterioran. Esta operación, no cuesta más de 50 a 100 millones de U$S anuales.
3º) Porque, la dolarización es inconstitucional, puesto que la atribución de crear un Banco de la Nación con las facultades de emitir moneda de acuerdo a nuestra Constitución pertenece al Congreso argentino y no al Congreso norteamericano. Modificar tal atribución del Congreso de la Nación requiere de una previa reforma constitucional. Si la dolarización se hiciera sin reforma de nuestra Carta Magna, aquellas personas que la firmen, consientan o impulsen, podrían llegar a estar cerca de cometer el delito de traición a la Patria que establece nuestra propia Constitución y nuestro Código Penal.
4º) Porque, la dolarización plantea un “problema existencial de la Nación Argentina”. Si los argentinos no somos capaces de administrar nuestra moneda, una tarea técnicamente sencilla, tampoco seríamos capaces de administrar nuestra propia justicia, nuestra propia seguridad y nuestra propia defensa nacional. Y tendríamos que pedir en tal caso al presidente de Estados Unidos, que designe un interventor, previa derogación del Acta del Congreso de Tucumán de 1816 que declaró nuestra independencia.
Es importante recordar que, a partir de nuestra incorporación al FMI hacia el año 1955, nuestro país perdió parte de nuestra soberanía en materia monetaria. Así lo relata el economista García Vizcaino: “La moneda es un símbolo de la soberanía del Estado. La creación del FMI representó una restricción al ejercicio de ese dominio esencial, pleno, absoluto. El poder de regulación del valor monetario de la unidad nacional queda restringido al ingresar un país al FMI. La paridad de una moneda respecto de todo el universo monetario adherido al FMI fue establecido en forma indirecta, dado que cada unidad monetaria vinculó su valor al dólar norteamericano, y por consecuencia o carácter transitorio, todas quedaron cristalizadas al patrón dólar y éste, a su vez al patrón oro” (2).
Queda por definir a quién beneficia la dolarización de la economía nacional. Para tener en claro que país es beneficiado con la dolarización de la economía de nuestro país, es suficiente referirnos a la opinión del ex Secretario del Tesoro de los Estados Unidos Douglas Dillon, quien hacia el años 1963 sostenía: “Los Estados Unidos obtienen un beneficio real gracias a que se ha podido financiar nuestros déficit aumentando las posesiones en dólar. Si el dólar no hubiese sido una moneda de reserva (de los Bancos Centrales de todos los países adheridos al FMI), si no fuéramos el banquero mundial, esto no habría ocurrido y estaríamos en la situación por la que atraviesan otros países… yo diría que se trata de nuestra principal fuente de beneficios…” (3).
Existe un antecedente común en esta historia de la dolarización para lograr la estabilidad monetaria. Todos los economistas que lo impulsan –sin excepción- responden a los patrones ideológicos del neoliberalismo (la economía de libre mercado, esa forma ingeniosa de hacernos creer que existe una mano invisible) y todos ellos han sido formateados científica y culturalmente por universidades extranjeras del norte, la mayoría de ellas británicas y estadounidenses. En efecto, así ha ocurrido con Pedro Pou, creador del CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos) y ex presidente del Banco Central durante el periodo 1996/2000 (Menem-De la Rúa), quien hizo su escuela en la Universidad de Chicago. No ha sido menor la influencia recibida por Felipe Cavallo –el padre de la frustrada convertibilidad- quien hizo escuela en la Universidad de Harvard y por fin, el impresentable Javier Milei, quien se dice discípulo de la escuela austríaca de Ludwig Von Mises y de Friedrich Hayek, promoviendo desde el liberalismo libertario la liquidación del Estado y del Banco Central y nuestra dependencia del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos en materia monetaria. CIPAYISMO TOTAL. Ahora bien, existe otra razón que explica esta tendencia de los economistas del stablisment para promover la dolarización total de la economía nacional: La frustración de no haber encontrado a través de los años la fórmula económica para detener la inflación endémica que desde hace años golpea la economía argentina. ¿Cuál es la solución para estos economistas que han resignado los conceptos de Estado-Nación, Patria, y Soberania Nacional? La más sencilla, renunciar a la soberanía nacional en materia monetaria y cambiaria en sintonía con la política económica y financiera de Estados Unidos, de la cual la monetaria es quizás una de las más importantes. El gran escritor mexicano Carlos Fuentes así caracterizaba hacia el año 1991 a esta categoría de cipayos, “polskos” en la jerga popular mexicana: “Estados Unidos es hoy el país más nacionalista de la tierra…. Siempre ha habido Polskos (cipayos) en los momentos de crisis en México. Y su conclusión de sobremesa es siempre la misma: debemos convertirnos en el Estado número 51° de la Unión Americana. Adiós problema. Bienvenidos al éxito, la prosperidad, la democracia. Esta disponibilidad pasiva no merece respeto ni en México ni en Estados Unidos, y no solo porque para los norteamericanos, el que se comporta como esclavo siempre han sido tratados como tal, y solo quienes los trata de pie y al Tú por Tú asegura atención y obtiene resultados” (4). Nosotros sabemos que, no siempre es así.
Los argentinos por imperativo constitucional y legal tenemos una moneda, el peso moneda nacional, el que tiene curso legal y obligatorio en todo el territorio nacional. No es la dolarización (la sustitución de nuestra moneda por el dólar estadounidense) el medio para contener la inflación, sí la defensa del valor de nuestra moneda y para ello debemos atacar a fondo los factores que la provocan y alimentan con la activa intervención del Estado, intervención que debe incluir la batalla cultural recordando que, el dólar se introdujo en los países de América Latina y de gran parte del mundo gracias a los Acuerdos de Bretton Wods de 1944, cuando Estados Unidos logró –en función de sus intereses expansionistas-, hacer que su divisa se constituyera en moneda de reserva de todos los Bancos Centrales y en unidad de cambio para el comercio internacional.
Pero no solo se trata de rechazar la dolarización de la economía de nuestro país y de defender nuestro signo monetario nacional, sino también de luchar para lograr un Banco Latinoamericano con la facultad de emitir una moneda común para todos los países del continente. Sobre este punto es importante recordar que, la política de integración latinoamericana del Gral. Perón no se agotaba en la eliminación de las barreras aduaneras entre los países del continente sino que, tenía una ambición patriótica mayor: la de establecer un mercado común, un Banco y una moneda común. Así lo recordaba y reconocía en vida el historiador y político Jorge Abelardo Ramos: “el gobierno de Perón intentó quebrar la balcanización económica y política de la Patria Grande. En 1948 el Senador e historiador peronista Diego Luis Molinari en viaje por Centro América declaraba en la Habana la necesidad de establecer el mercado común latinoamericano, la ciudadanía latinoamericana, un Banco único y una moneda común” (5). Este relato es consecuente con el pensamiento históricamente reiterado por el Gral. Perón: “Por este motivo señores, todo este proceso de la unión económica es combatido. En esto juegan igualmente los intereses. El día que nosotros podamos realizar nuestro comercio entre nosotros, nos habremos realmente independizado de todo poder extra continental, y en esto debemos pensar que para nosotros los latinoamericanos, no debe haber nada mejor que otro latinoamericano” (J.D.Perón, Conferencia del 11/11/53).-
En nuestros días y con el triunfo de Luiz Inacio Da Silva en el Brasil –frustradas nuestras expectativas en la gestión del Presidente Alberto Fernandez-, se abren las esperanzas de recuperar la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y de concretar –con otros países de la región- la creación de un Banco Central Sudamericano con la facultad de emitir una moneda común (el SUR), la que sería utilizada en reemplazo del dólar estadounidense para todas las operaciones comerciales y financieras de la región. Así lo anunció hacia el mes de mayo 2022 “Lula” Da Silva y en oportunidad del encuentro de la CELAC, recientemente llevado a cabo en Buenos Aires. De concretarse, sería un paso importante para la concreción de la emancipación continental del tutelaje neocolonial de Estados Unidos.•
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA:
(1) J. D. Perón. LA HORA DE LOS PUEBLOS, pág. 52. Madrid, 1968.-
(2) José García Vizcaino. ARGENTINA Y EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL, Pág.87. Edit. Ascención. Bs. As. 1973.-
(3) LA ECONOMIA MUNDIAL, pág. 112. Edit. Salvat Editores S.A. Barcelona-España, año 1973.-
(4) Carlos Fuente. “México Tan Lejos de Dios”, Página 12, edición del 28/04/91.-
(5) Abelardo Ramos. HISTORIA DE LA NACION LATINOAMERICANA, pág. 364. Edit. Peña Lillo. Bs. As. 2011.-
(*) Abogado Laboralista, miembro de la FAES, Co-Fundador
y Miembro del Centro de Estudios y de Investigaciones
Históricas “Juan Domingo Perón”
“Pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar su Patria, y reducirla a una condición peor que la que sufrimos en tiempos de la dominación española. Una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”
(Gral. José Francisco de San Martín, condenando a la “Generación del 37” que, desde Montevideo promovían la intervención extranjera a la Confederación Argentina de Rosas)