“Optar por un modelo argentino equidistante de las viejas ideologías es decidirse por la liberación. Por más coherencia que exhiba un modelo, no será argentino si no se inserta en el camino de la liberación nacional”
(J. D. Perón. 1974)
Hace 48 años, para ser más concreto el 1º de julio de 1974 se producía el deceso del Gral. Juan Domingo Perón. Así, abandonaba el mundo terreno tras convertirse en el más importante protagonista de la vida política nacional durante el siglo XX, para ingresar a la inmortalidad que la historia le tiene reservado a los hombres y mujeres que, brindaron sus vidas en patriótico holocausto por la causa noble de la justicia social para sus pueblos y por la dignidad de la Patria soberana. Durante su vida pública que comenzó el 24 de febrero de 1946, fue tres veces presidente constitucional de los argentinos. Cuando cumplía su segundo mandato constitucional (1952/1957) fue derribado por un golpe cívico militar el 16 de setiembre de 1955 y a partir de ese momento, comenzó el período de proscripción política para el Peronismo y la interdicción a su persona que lo llevó al exilio durante casi 18 años.
Durante casi dos décadas fueron vanos los esfuerzos de la oligarquía y de sus personeros de la partidocracia liberal para legitimar con la voluntad popular la democracia en la Argentina. El signo dominante fue la sucesión de golpes militares y de gobiernos de jure viciados en su legalidad y en su legitimidad política. El pueblo mayoritariamente seguía siendo Peronista y leal al Gral. Perón que, desde su exilio en Madrid, se convirtió en el líder y conductor de la resistencia popular por la causa de la liberación nacional y de la justicia social.
Pocos habían advertido hacia el año 1955 que, el Gral. Perón a diferencia de otros gobernantes de nuestro país, se había convertido en el mentor, artífice y protagonista de una verdadera revolución, la única que conoció nuestra Patria a lo largo de más de dos siglos y que, había tenido el mérito histórico de diseñar una ideología y una doctrina humanista que, se hizo carne en el pueblo y en particular en la clase trabajadora que, a la postre se convirtió en la columna vertebral de la Patria liberada.
Hacia el año 1972, una dictadura cívico militar agonizante y sumisa de la oligarquía y del imperialismo tuvo que reconocer que, sin el concurso del pueblo peronista no existía posibilidad alguna de convivencia democrática y que no existía para la Patria otro futuro que la anarquía y la violencia sin fin. Tras la levantarse la proscripción que pesaba sobre el Peronismo y la interdicción política a su persona retornó definitivamente a la Patria el 20 de junio de 1973 para reencontrarse con su pueblo en un acto público de más de dos millones de almas, el que lamentablemente no pudo concretarse como consecuencia del enfrentamiento suicida de facciones nihilistas ajenas a aquél momento histórico para nuestro pueblo y la Patria.
No cabe dudas que, el más importante legado que dejó el Gral. Perón para nuestro pueblo fue, una ideología y una doctrina política: el JUSTICIALISMO. Una ideología que no solo se hizo carne en el pueblo sino que, él mismo le dio rango constitucional en oportunidad de la Convención Constituyente de 1949 con los derechos del trabajador y de la ancianidad, con la nacionalización de los servicios públicos, y de los yacimientos de hidrocarburos y de las minas, del comercio exterior, y con aquel principio rector del Justicialismo que sostiene: “la organización de la riqueza y su explotación deben estar al servicio del pueblo dentro de un orden económico fundado en la justicia social”. Para los faltos de memoria –y para los que reivindican la Constitución liberal-individualista de 1853 y sus tibias reformas de 1957 y 1994- les recordamos que, con aquella reforma constitucional nuestra Patria se incorporó a la senda del constitucionalismo social de las cuales fueron pioneras la Constitución mexicana de Querétaro de 1917 y de la Constitución alemana de Weimar de 1919. Y a no olvidar, repatrió la deuda externa y gobernó durante una década sin someter la economía nacional a los dictados de las políticas neoliberales del FMI, lo que es decir de EE.UU.
A no olvidar, para este momento histórico crucial para nuestro pueblo y para la Patria. Lejos de la democracia formal del demoliberalismo capitalista en el cual el ciudadano es un simple convidado de piedra, EL PERONISMO POSTULA LA DEMOCRACIA SOCIAL, esa que se encuentra sintetizada en una de las 20 VERDADES DEL JUSTICIALISMO: “la verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”, magistralmente interpretada en vida por el Cro. Antonio Cafiero: “la democracia se vuelve débil e ingobernable cuando demuestra su incapacidad de transformar, la democracia es fuerte cuando se inspira en el cambio, cuando transforma al ciudadano ocasional en un sujeto existencial ligado a la vida misma de la sociedad”, lo otro, es el posibilismo, esa concepción de la resignación de que nada se puede cambiar porque todo está condicionado por el espíritu de la época, espíritu signado por la indiferencia y la muerte de las rebeldías frente a la dependencia y la injusticia social.-
CORRIENTES, 1º de julio de 2022
POR EL CENTRO DE ESTUDIOS Y DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS “Juan Domingo Perón”
Hector Oscar Castillo
Norberto Santiago Soto
Ramón A. Salazar Pelato
Maria Cristina Preckel
Ramón Aguedo Gómez
Juan Manuel Roldan
Daniel Abrahan Bordon
Maria Gregoria Pérez
Gladys Noemí Soto