Desde la promulgación de la Ley Nacional 26061, de protección integral de niñas, niños (es) y adolescentes, el paradigma se postula como un cambio radical. La niñez es Sujeto de Derechos. Propone el traspaso del paradigma de patronato judicial, a la de percibirlos como protagonistas de su vida, sus necesidades y anhelos.
Esto supone la instauración de mecanismos de atención de estas prioridades, dicho de otra manera, la creación de dispositivos y abordajes en los que les niñes sean escuchados, atendidos y protegidos de toda amenaza, peligro y hasta privaciones de los Derechos que les pertenecen (educación, salud, vivienda, vivir en familia, etc.)
Todo esto dista mucho de lo que el Estado correntino dispone para la niñez y adolescencia. Las políticas públicas hacia esta población (que debería estar protegida y contar con las debidas garantías y promoción) son exiguas casi nulas o mal enfocadas pues aún persisten practicas del paradigma anterior.
La provincia se encuentra adherida a la Ley Nacional, pero no cuenta con una ley propia, reglamentación de la misma, presupuesto, área dotada de funciones y especificidad. Tampoco existe, como lo manda la ley nacional, articulación con la sociedad civil que trabaja en la temática, para establecer un enfoque de políticas y construir dispositivos y practicas idóneas.
Esta situación se agrava, de forma notable y alarmante, en los dispositivos de transito de las niñeces y adolescencias que por distintos motivos se alojan en instituciones de cuidado como los dispositivos mal llamados hogares. En ellos no solo son expuestos a situaciones que vulneran nuevamente sus derechos humanos, sino también muchas veces son víctimas de violencias, abusos y más; que agravan su estado de desprotección. Este panorama se acrecienta tomando en cuenta la precariedad del personal abocado al cuidado y promoción de estos dispositivos.
Una muestra de la falta de recursos para la niñez, es que los trabajadores del área tienen contratos precarios, sin base salarial, llamadas becas por lo exiguo del salario. Sumado a esto, carecen de previsibilidad y seguridad en la continuidad laboral, lo cual constituye una grave irregularidad porque generalmente los que están en esas condiciones son profesionales esenciales dentro del sistema de protección integral, por ejemplo los psicólogos, trabajadores sociales y otros operadores. En contrapartida los cuidadores a cargo de los niños son personas que no califican en su formación técnica para estar en dichas funciones.
Todo este panorama quedo expuesto y de manifiesto público con el emergente del “suicidio” de un niño en el Hogar de Virasoro, donde se evidenciaron carencias y males del sistema, que precisa una atención inmediata y totalmente drástica. Más aun teniendo en cuenta el eco de denuncias de situaciones similares en otros dispositivos de la provincia de similar gravedad.
El poder Judicial no está exento de responsabilidades, pues la permanencia de los niños en los hogares es una de las obligaciones de los juzgados de familia y menores. En este sentido la ausencia de una ley de protección propia provoca una confusión de funciones, misiones y responsabilidades entre el poder judicial y el área de niñez generando una burocracia insostenible en perjuicio de los niños que esperan una resolución de su situación.
La intervención de las organizaciones de la sociedad civil en un sistema de planificación, articulación, control y ejecución de políticas reales para la niñez y adolescencia, permitiría impulsar la promoción, apropiación, ejercicio pleno de estos derechos. Las niñeces y adolescencia son importantes hoy y es imprescindible hacer foco en esta coyuntura. La provincia ostenta los peores índices sociales, de pobreza, de inclusión, de proyección etc. y todo esto se agrava en el área de niñez, se agrava notable y alarmantemente.
Lo descripto es un cuadro de crisis y por ello sostenemos que la niñez se encuentra en emergencia. La situación es seria y compleja, necesita de todas las partes, y aquí nos encuentra reclamando, visibilizando y alertando al Estado, a la sociedad, a los medios. No se puede seguir pateando la bola esperando que los problemas desaparezcan sin atenderlos, la negación no es el camino para abordar la problemática, sino sentarse a pensar un diseño para la provincia inclusivo, igualitario, eficaz y respetuoso de los derechos humanos de las niñeces. –