Hace 75 años la Asamblea General de la ONU aprobaba una Resolución por la cual, se disponía la partición territorial de Palestina, poniendo fin a la diáspora del pueblo judío. La mitad del territorio (la más importante para la población judía) y la otra mitad para los árabes-palestinos. A partir de ese momento no solo comenzó la inmigración judía en la diáspora al territorio de Palestina, sino que ello fue acompañado simultáneamente por la expulsión del pueblo palestino de su territorio, lo que fue posible gracias a la violencia de organizaciones terroristas (Hagaanah, Imung, Stern). Una gran parte de esa población expulsada de sus territorios viven hoy hacinados en campos de refugiados en Jordania, El Líbano y en otros territorios árabes.
El objetivo histórico del Sionismo (creado hacia el año 1897 a instancias de Teodoro Herzl), ha sido y es la expulsión de sus territorios de la población árabe-palestina, contando para ello con el apoyo diplomático y militar de Estados Unidos que, ha hecho del Estado de Israel una base militar funcional a sus interese imperialistas en el Medio Oriente. Así lo reconocía hace 35 años Jacobo Timerman (padre): “la gran hipocresía israelí, consiste en disfrazar su política de ocupación con argumentos de seguridad, similar a los esgrimidos por los generales argentinos para justificar sus sangrientas dictaduras. El objetivo real de la política israelí es expulsar a todos los palestinos y apoderarse de sus tierras. No reconoce la existencia del otro ni su derecho a existir” (diario El País de España, 19/01/1988). Más cercano en el tiempo lo reconoce con su autorizada opinión Noam Chomsky: “Otra forma de tensión es el Stock de armas de destrucción masiva de Israel y su enorme fuerza militar, mayor que cualquier Estado europeo de la OTAN…… Es una base militar norteamericana Offshore, con una economía de alta tecnología militar, estrechamente ligada a Estados Unidos” (Le Monde Diplomatique. Bs. As. Setiembre/2003).
Esta introducción tiene un solo objetivo, hacer comprender –si ello es posible- las razones profundas del conflicto actual de la resistencia del pueblo palestino con el Estado sionista de Israel, totalmente distorsionado cuando no ocultado por la prensa occidental con la complicidad de la mayoría de los gobiernos, funcional a los designios del decadente imperialismo norteamericano.
La población de Gaza es parte del pueblo palestino, como lo es la población que habita en la ocupada Cisjordania y en el sector este de Jerusalén, unilateralmente declarado por el Parlamento israelí capital única del Estado, violando el status internacional declarado por la ONU que reconoce a Jerusalén capital espiritual de las tres religiones monoteístas del mundo: el cristianismo, el islamismo y el judaísmo. También es importante aclarar que, no todos los tres millones trescientos mil palestinos que habitan hacinados en la Franja de Gaza (360 Km2) son partidarios de Hammas, y que no todos los partidarios de Hamas integran las brigadas Al Qasan su brazo armado. Esta es la realidad, pero así no lo interpreta la ultra derecha liderada por Benjamín Netanyahu con el apoyo incondicional de Estados Unidos, que desde el 7 de octubre se ha propuesto cumplir con el objetivo histórico del sionismo: la expulsión del pueblo palestino de Gaza, utilizando para ello las mismas armas que el poder destructivo que fue utilizado por Estados Unidos en Vietnam, esto es, el bombardeo aéreo y misilístico a la población civil, destruyendo escuelas, hospitales, viviendas y mezquitas, con el saldo luctuoso inhumano de más un millón de desplazados, miles de muertos y heridos, y lo más grave miles de niños y niñas.
Los hechos ocurridos han demostrado que no existe un objetivo militar destinado a aniquilar al brazo armado de Hammas, sino el de expulsar a sangre y fuego a la población palestina de Gaza, continuando con una política de terrorismo de Estado que ya lleva 75 años de genocidio del pueblo palestino.
La razón del genocidio del pueblo palestino.
El odio exacerbado por la ocupación ilegal israelí, ha llevado al genocidio de miles de hombres, mujeres y niños que desde hace setenta y cinco años no conocen la paz, conviviendo en lo que se conoce como “la mayor cárcel a cielo abierto del mundo”, enfrentando los embates de la violencia judía (crímenes y construcción de asentamientos de colonos judíos en tierras palestinas) con una resistencia precaria de cohetes caseros que no hacen mella al ejército y a la población judía. La más poderosa de Medio Oriente que en solo seis días derrotó en 1967 a la coalición militar árabe de Egipto, Siria y Jordania, apoderándose de territorios que aún no han sido devueltos a los árabes no obstante Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
El error político del fundamentalismo religioso. La profundización del genocidio.
El 7 de octubre el brazo armado de Hammas (no el pueblo palestino que habita en Gasa) incurrió en el grave error recurrir al terrorismo asesinando y secuestrando a pobladores civiles israelíes, error que dio argumento a los halcones de la derecha israelí para llevar a cabo el exterminio de la población palestina con un sistemático bombardeo por aire, mar y tierra, destruyendo viviendas, escuelas, hospitales y mezquitas, privando a su población con un sitio criminal de agua, electricidad, alimentos e insumos médicos, y el desplazamiento de más de un millón de palestinos hacia el sur de Gaza ante la amenaza latente de una invasión terrestre.
La complicidad de la comunidad internacional. La ONU (parte de los Acuerdos de Yalta) ha demostrado una vez más su inutilidad para detener el genocidio del pueblo palestino. En el Consejo de Seguridad, Estados Unidos usa su poder de veto para bloquear toda resolución que tenga por objetivo poner límite a crímenes de guerra y brindar ayuda humanitaria a la población palestina. Simultáneamente, la Asamblea General se limita a resoluciones condenatorias no vinculantes que son desoídas –sin sanción alguna- por los halcones de la derecha israelí. Mientras ello ocurre, Israel bombardea a la población civil violando la Convención de Ginebra que prohíbe la matanza de civiles en tiempos de guerra.
Voces autorizadas que apoyan la causa del pueblo palestino. A su derecho de convivir en paz y armonía con el pueblo israelí.
Además de la autorizada opinión de Héctor Timerman (padre) y de Noan Chomsky, son innumerables las voces que se han levantado en apoyo de la causa palestina. Entre ellos cabe citar a Eduardo Galeano, Juan Gelman, Rodolfo Walsh, Daniel Baremboim, Atilio A. Boron, Yitzhax Rabin y el premio nobel Simón Peres. Hacia el mes de mayo de 2008 sostenía el eximio pianista y director de orquesta Daniel Baremboin: “¿Qué ha ocurrido con la famosa inteligencia judía? –Ni siquiera estoy hablando de justicia o de amor. ¿Por qué se continúa alimentando el odio en la Franja de Gaza? –Nunca podrá haber una solución militar, porque dos pueblos luchan por una sola tierra. Por fuerte que sea Israel, siempre sufrirá inseguridad y miedo. El conflicto se devora a sí mismo. Quisimos hacernos con tierras que nunca pertenecieron a los judíos y construir en ellas asentamientos. En este hecho, los palestinos ven y con razón una provocación imperialista. Su resistencia, su no, es absolutamente comprensible, pero no los medios que utilizan para llevarlo a cabo”.
El peronismo y la causa palestina.
Hacia el mes de septiembre de 1973, el Gral. Perón consecuente con su concepción ideológica de la Tercera Posición (el no alineamiento con el imperialismo), incorporó a nuestra Patria al Movimiento de Países No Alineados en oportunidad de la IV Conferencia de Argelia. En la oportunidad el entonces Ministro de Relaciones Exteriores Alberto Vignes leyó un documento confeccionado de puño y letra por el Gral. Perón a través del cual expresaba que, él se consideraba pionero del no alineamiento, y lo hacía en los siguientes términos: “ruego a los señores congresales me permitan una breve aclaración sobre la realidad efectiva de nuestros principios, para poder comprobar el porqué de nuestro avance precursor de la Tercera Posición, proclamada hace ya treinta años y que hoy tiene vigencia en esta misma asamblea de los Países No Alineados…”. El documento final aprobado en aquella Conferencia, a la cual concurrió Yaser Arafat por la OLP, apoyó el inalienable derecho del pueblo palestino a constituir un Estado libre e independiente.-
Muchos años después, el 6 de diciembre de 2010, siendo Presidenta Fernández de Kirchner y Canciller Héctor Timerman, el gobierno de nuestro país –al igual que el del Brasil de Lula Da Silva- reconoció a Palestina como Estado independiente en los siguientes términos: “el gobierno argentino reconoce a Palestina como un Estado libre e independiente dentro de la frontera existente en 1967”, esto es incluyendo los territorios que les fueron arrebatados a los árabes durante la llamada guerra de los seis días. En nuestros días resulta penosa la ambigua declaración del gobierno argentino sobre el grave conflicto del Medio Oriente, lejos de la posición adoptada por el Gral. Perón y Fernández de Kirchner, en línea con el Peronismo en materia de política exterior.
Síntesis final
¡ASESINOS! Esa es la palabra universal que sentencia a la ultraderecha israelí liderada por Benjamín Netanyahu y sus cobardes halcones que, con brutales bombardeos por aire, mar y tierra ha sepultado bajo los escombros de viviendas y hospitales a más de 8.000 palestinos. De ellos más de 3.000 niños y niñas que no han conocido y ya no conocerán la paz y la convivencia civilizada, un derecho humano universal patrimonio inalienable de todos los niños del mundo, cualquiera sea su nacionalidad, raza o religión.
No son los tres millones trescientos mil palestinos que viven hacinados en el gheto de Gaza los que deben pagar con sus vidas inocentes el acto terrorista del brazo armado de Hammas. Y debemos tener en claro: el brazo armado de Hammas no es el ejército regular de un Estado constituido, sino una organización irregular de un partido religioso que resiste a la ocupación israelí con el apoyo militar de Estados Unidos y sus halcones del Pentágono.
Mientras Estados Unidos bloquea con su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU todo proyecto tendiente a detener el brutal genocidio de un pueblo inocente, allanando el camino a la ocupación militar de sus territorios, la totalidad de los pueblos de Occidente y del Medio Oriente y por qué no del mundo desde el Yemen a Madrid y desde Turquía a Portugal, han salido a las calles para expresar su solidaridad y su repudio a lo que constituye el acto más criminal del presente siglo.
El Estado de Israel ha perdido en el mundo civilizado el respeto hacia la moralidad ética y humanista de su religión, para convertirse en un Estado criminal que reedita en pleno siglo XXI el holocausto del cual fue víctima durante el siglo XX, cuando Adolfo Hitler se propuso el exterminio de la población judía bajo el signo de la superioridad racial.
(*)
Norberto S. Soto
Juan M. Roldan
Ramon A. Gómez
María G. Pérez
Daniel A. Bordón