“Todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros” Rebelión en la Granja. George Orwell (1945)
El 15 de julio se cumplen 11 años de la sanción de la Ley Nº 26.618, de Matrimonio Igualitario. Desde mediados de la década del 60, en Argentina, militantes TLGBI luchan por extender los derechos de esta comunidad. Ya que al igual que sus compañeres de militancias, esta generación fue diezmada, exiliada, muerta, perseguida por razones de género y afectada por el VIH-sida sin contención estatal por un largo periodo.
A mí me gustaría saber cómo eran los proyectos de vida de estes militantes décadas atrás, ¿Cuáles eran sus urgencias y cómo se veían elles en su propia vejez? ¿Se habrán vistos casades?, ¿Se habrán visto envejeciendo junto a la persona que querían? Tal vez si, o tal vez solo pensaban en tener la posibilidad de vivir sin la sensación de persecución por el solo hecho de ejercer una sexualidad distinta a la cis-heteronorma. O tal vez no podían pensarse fuera del fin de semana, en que la policía iba apresarlos en el calabozo por “contravención”, y allí su preocupación era como salir y después ver… Hasta ese 15 de julio no podían pensarse casades con su ser amade ni envejeciendo juntes, ni disfrutando de una pensión de viudez, por ejemplo; beneficios estos que la población heterosexual tiene desde hace décadas y siglos.
La Ley de Matrimonio Igualitario fue el puntapié inicial para un ciclo de leyes que ampliarían los derechos a homosexuales, gays y lesbianas; y que abrirían el camino al colectivo travesti-trans hacia la Ley de Identidad de Género (Nº 26.743 sancionada el 9 de mayo de 2012) única en el mundo y que tiene en cuenta el género auto percibido de cada persona, permitiendo que sea nombrada como lo sienta. ¿Podemos nosotres imaginar lo que es ser nombrades diariamente con una palabra extraña, todos los días llamades por un género que no es el nuestro?
En las últimas semanas también festejamos la aprobación de la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero Nº 27.636, que lleva el nombre de dos militantes históricas de la lucha por los derechos de las personas travestis y trans, Diana Sacayán (1975-2015) y Lohana Berkins(1965-2016).
Todas estas leyes les han costado a esta comunidad mucho trabajo, militancia, lucha, calabozos, golpes, violaciones, desprecio y humillación, y aun así se seguirá pidiendo con fuerza más derechos, se seguirán presentando leyes. ¿Por qué son necesarias? Porque nuestra sociedad es diversa, no uniforme, les niñes y adolescentes son cada vez más libre, diferentes y el estado debe garantizar sus derechos, nuevos derechos para nuevas realidades.
Se presentó también el 17 de mayo en el Congreso de la Nación el proyecto de ley de Pensión Reparatoria Para Personas Mayores Travestis y Trans, como asi también se está preparando la presentación de una ley que garantice a las niñeces, infancias y adolescencias trans y travesti una educación libre de violencias. Porque una sociedad realmente igualitaria, contiene todas las diversidades.