El reciente Comunicado de la Red Nacional de H.I.J.O.S. (21/03/2024), denuncia un hecho abominable de extrema gravedad que merece ser repudiado por todos y cada uno de los habitantes de nuestro país. Dispara todas las alarmas y nos debe poner en estado de alerta, no alcanza solo con repudiar, sino que debemos exigir que los responsables y autores sean castigados con todo el peso de la ley, al igual que el intento de magnicidio de la ex vicepresidenta Cristina Fernández. Luchemos juntos para que no queden en la impunidad.
Estas prácticas no son nuevas, nos está indicando el rumbo que toma el actual gobierno negacionista, un regreso al tiempo de las dictaduras militares, épocas trágicas de nuestra historia, a la que no debemos permitir retornar.
Nunca más. Memoria, Verdad, Justicia y Soberanía
La historia es como el sol, vemos una cara, pero esconde la otra, el desafío es tratar de saber qué esconde.
Hay relatos épicos que se cuentan muchas veces que se encarnan profundamente hasta hacerse piel, no precisamente significa que sean verdaderas. Por lo general son las que la gente quiere escuchar, pero hay historias verdades que poco se cuentan y no porque no se quieran, sino que generalmente son las que se prefieren esconder. Esto ocurre con lo sucedido en el terrorismo de Estado y la guerra de Malvinas, durante la última dictadura militar de 1976. Sobre el conflicto de 1982 la historia no está escrita totalmente y vaya uno a saber si alguna vez llegaremos a conocerla completamente. ¡Hay algo que quiero saber!, ¿que hay en la cara oculta del sol?
Con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 nuevamente un gobierno anticonstitucional asume la conducción del país hasta el 10 de diciembre de 1983. Este Gobierno autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, inicia una de las etapas más tristes y sangrientas de nuestra historia de la cual Malvinas forma parte. La mentira se volvió realidad gracias a la manipulación y el embuste llevado adelante con la complicidad de los medios de desinformación afines, “la subversión fue la excusa” utilizada para garantizar el “negocio económico financiero”. Accionar perfectamente expuesto en la “Carta Abierta de Rodolfo Walsh a la junta militar”.
(https://www.cels.org.ar/common/documentos/CARTAABIERTARODOLFOWALSH.pdf ).
El golpe “cívico, militar, eclesiástico” fue parte del Plan Cóndor promotor de las dictaduras del Cono Sur, responsables de las torturas, desapariciones y asesinatos. Una “trampa perfecta” pergeñada por Washington, que utilizó como herramienta aterradora, la “Doctrina de Seguridad Interior” para disciplinar al pueblo, (es lo mismo que el gobierno de Milei intenta instalar de nuevo), dentro de este esquema las Fuerzas Armadas cumplían con el “trabajo sucio” ordenado desde Norteamérica en contra del pueblo de nuestra Nación.
Conforme fueron pasando los años del gobierno ilegal, el soberano quedó sumido en un manto oscuro de pánico, con profundo sufrimiento económico y social producto del accionar represivo. El terror fue el arma fundamental para atemorizar al igual que la pérdida de garantías individuales. La dictadura se dedicó a destruir el bienestar social, endeudar al País y multiplicar las cárceles clandestinas y los cementerios ya que “no produjeron otra cosa que presos, cadáveres, mendigos, desterrados, 30.000 desaparecidos, robos de Bebés y policías y espías”.
La resistencia al gobierno ilegítimo se inicia inmediatamente, en 1977 ya se comenzó a reclamar públicamente por las violaciones a los Derechos Humanos (DDHH). Las primeras en salir a la calle fueron las Madres de Plaza de Mayo que todos los jueves realizaban ronda alrededor de la Pirámide de Mayo exigiendo saber el destino de sus hijas/os desaparecidas/os. La llama que se había iniciado lentamente fue creciendo, el 12 de septiembre de 1979, el Esc. Deolindo Felipe Bittel, en su carácter de presidente del Partido Justicialista, acompañado de Herminio Iglesias firma y presenta un documento ante la OEA denunciando las violaciones de los DDHH que venían ocurriendo en el País.
Imagen: Jorge Aguirre. Madres de Plaza de Mayo.
El fuego fue creciendo a pesar del temor a la represión, “pan nuestro de cada día”, que poco importaba ya. La angustia y sufrimiento del pueblo había superado al miedo. El 30 de abril de 1982 se realizó una masiva marcha y concentración en Plaza de Mayo y otras capitales del país, demandaba “Pan, Paz y Trabajo”, que fue ferozmente reprimida por las fuerzas armadas.
La unión de la mayoría del pueblo, propios y extraños reclamaron el final de la inseguridad, del terrorismo de Estado, de la dictadura. Había que salir de la miseria y pobreza en la que habían sumido al pueblo argentino.
Recordemos que la junta militar era dueña absoluta de las “libertades individuales”, “de la vida y la muerte”, ser “culpable o inocente” importaba muy poco. Mientras gran parte de la población desconocía o no quería reconocer lo que estaba sucediendo, otra era cómplice y colaboradora de lo que pasaba. Fueron épocas donde era común escuchar frases, tales como “No te metas”, “algo habrán hecho”, “son terroristas”, entre otras tantas que la propaganda fue incorporando a la in-conciencia nacional.
De una u otra manera la ignorancia y la propia inocencia fueron muy útil a los fines del terrorismo de estado, que implicaba la utilización sistemática y clandestina de la violencia mediante el aparato estatal en todo el país con la que se reprimía al pueblo, violando impunemente la Constitución Nacional y los DDHH.
¿Estamos retornando a esa época?
Como si fuera un milagro, Norteamérica demanda al gobierno el cese de las cruentas acciones realizadas sobre el pueblo de la Nación Argentina, ahora decían “basta” a las torturas, asesinatos y desaparición de personas. Íntimamente sabían que el “trabajo sucio ya se había realizado” y que sus “objetivos fueron cumplidos”. La finalidad imperial ya estaba lograda, se habían garantizado por muchos años los recursos estratégicos soberanos que fueron hipotecados al poder financiero internacional por las Juntas Militares, a expensas del sudor y sangre del pueblo argentino.
Para fines de 1980, el gobierno ilegal había desbarrancado, había llegado su final, era como un animal herido dando los últimos zarpazos, eso lo hacía más peligroso. A pesar de todo, el gobierno de facto no se resignaba a perder el poder. Como si el daño provocado hasta ese momento pareciera que no fue suficiente y no vacilaron en utilizar el mayor sentimiento de unidad del pueblo, “Malvinas”, como alternativa para continuar en el poder, por eso deciden recuperar las islas mediante las armas.
Decisión que nos llevó a la guerra contra el Reino Unido, nada menos que el principal socio de la OTAN. Este hecho es sin dudas uno de los últimos actos de barbarie producidos por la dictadura militar. Acción que apagó los sueños de 632 jóvenes argentinos y dejó un número importante de soldados víctimas de violaciones de sus DDHH en las Islas y el continente. Hechos aberrantes provocados por los propios jefes, conscriptos que padecieron torturas, vejaciones, (orinar sobre los soldados), tratos inhumanos, (golpes, simulaciones de fusilamiento), estaqueamientos, enterramientos en el suelo helado. Solo fue la continuidad del modus operandi que llevaban a cabo en el continente desde el 24 de marzo de 1976. La mayoría de los casos de torturas fueron porque las víctimas trataron de alimentarse para paliar la hambruna, (muchos habían perdido entre 15 y 20 kg.), también lo hicieron por discriminación racial, por profesar otro credo, por cuestiones políticas, por negarse a la servidumbre (acarrear equipos, construir posiciones de combate para un superior) y por racismo. Lamentablemente fallecieron por desnutrición los soldados, Juan Quintana, Remigio Fernández, Higinio Segovia y Secundino Riquelme. ¡Para algunos jefes tenía más valor la oveja que la vida de un soldado!
Imagen de Internet
Estos hechos ocurridos durante la guerra son negados sistemáticamente por los responsables a pesar que ya existen pruebas suficientes en los juicios a las Juntas Militares, solo basta con revisar el informe Rattenbach. Una cuenta pendiente de la Nación Argentina respecto a la trágica Guerra de Malvinas es el juzgamiento por las torturas y homicidios cometidos por oficiales y suboficiales argentinos en perjuicio de soldados de la propia tropa.
Mientras las víctimas siguen confiando y esperando justicia, muchas de ellas ya descansan el sueño eterno en el panteón de los héroes junto a nuestro señor, por otro lado, algunos torturadores ya no recibirán su merecida condena por haber dejado el mundo de los vivos.
Nunca más. Si a la verdad. No al negacionismo!
*Ex. Soldado Combatiente de Malvinas
Frente Soberano. Resistencia Chaco