Así se mostró Cristina ante un estadio colmado que esperaba con ansias y esperanzas su mensaje. Una Cristina que le habló a todas y todos, a propios y extraños, que tuvo entre los concurrentes a viejos adversarios. Que se presenta ante el pueblo sin temores y sin dudas a pesar de las diatribas, de las fake news, de la persecución judicial, del intento de magnicidio.
Luego del discurso de Cristina, que escuchamos con otros compañeros, la reflexión que me cabía, entre tantas otras además del contenido del mismo, que será analizado profusamente por todos los medios, era ¿qué otra persona del mundo político argentino puede ejercer ese liderazgo? Y aún más me extendía mas allá de las fronteras. ¿quién generaba empatía tal para convocar a 70 mil personas en un estadio? Militantes que estuvieron en perfecto orden, que soportaron colas, viajes, cacheos y calor, mucho calor, para escuchar a su líder, que durante varias horas cantaron, bailaron y expresaron alegría.
Cuando vemos al “líder” de la derecha, recorriendo el país presentando un libro con metáfora futbolística, libro que no puede explicar porque no lo escribió, no lo leyó o no lo entiende o todas juntas, no podemos menos, aunque sea injusto y desproporcionado hacerlo, compararlos. Solo proceso mental que deberá realizar cada uno, pues creo no vale la pena en un espacio que habla de Cristina perder tinta en la antípoda del pensamiento político.
Nadie puede discutir las excelentes dotes comunicativas de la jefa del Peronismo, para hacer llegar sus ideas y sus proyectos con un estilo muy particular. Cuando de ofrecer datos se trata y al número ponerle una idea ahí está Cristina. Porque el que ejerce la política debe ser capaz de conectar con su pueblo, siendo transparente, transmitiendo sus emociones y manteniendo una coherencia entre lo que dice y lo que ha hecho (y hará) en su trayectoria política, personal y profesional. Y para eso ahí está Cristina.
El verdadero liderazgo político es el que sabe navegar en tiempos de crisis, el que es resiliente para adaptarse a los cambios y adversidades, pero, sobre todo, el quesabe tomar decisiones en tiempos difíciles, ahí está Cristina.
En momentos donde la política tiene cada vez peor fama, y en que la información y desinformación van a la velocidad de un clic, hay que saber comunicar y poder dialogar con su propia militancia y con el pueblo en general, para desbaratar las mentiras, alertar sobre las trampas y proponer un nuevo contrato democrático. Esta cualidad es fundamental para ejercer un liderazgo firme. Para esto se debe, no sólo trabajar y tener un compromiso con la sociedad, sino ser coherente con lo que se hace y proyecta. Y ahí está Cristina.
Cuando muchos de nuestros políticos se encierran en sus despachos y se desconectan de la realidad, es necesario contar con alguien que sea cercano, que conozca los problemas de su Pueblo y muestre empatíahacia ellos, ahí está Cristina.
El liderazgo político debe ser honesto con sus votantes. Ser coherente con los valores que pregona. Al final la ciudadanía valora saber la verdady que no le escondan cosas que, más tarde o más temprano, acabarán sabiendo. Para eso también está Cristina.
En el discurso de ayer notamos a una Cristina tremendamente responsable, que sabe enfrentarse a los cambios y desafíos; eso sí, en varias partes de su mensaje habló de Perón, del Peronismo, es decir no deja en el camino todo aquello que debe ser la base de su proyecto político y personal: sus valores. Los compañeros necesitamos estar seguros de que esta vez sí: “volveremos para ser mejores”. –