Al decir de Eduardo Febro: “Ignorancia, complotismo, violencia, negación de la realidad, racismo radical, resentimiento social, nostalgia fervorosa por un mundo blanco, ignominia moral y fe violenta en que existe una realidad alternativa que se superpone a las construcciones históricas, a los valores humanos y cívicos son algunas de las notas de esta sinfonía funesta”.
Muchas personas, especialmente en Argentina, piensan que Estados Unidos es el estándar máximo de lo que constituye una democracia y en el cual debiéramos reflejarnos. La reputación de EEUU quizá se cimienta en que fue la primera Nación que vence en un proceso revolucionario y emancipador y produce una Constitución escrita de ese hecho, Constitución que aún se mantiene. No se puede esgrimir esa cucarda para dar una respuesta seria a la pregunta si el Gran Hermano del Norte es una democracia. La Constitución puede ser una simple formalidad como en las dictaduras.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que en Estados Unidos no existe una «democracia», en términos habituales, sino que es una «aristocracia» o un país gobernado por sus súper ricos. En el caso nuestro, Argentina, los “aristócratas” se ven como vasallos de esa nación imperial y los podemos llamar “oligarcas”. Pero volvamos a lo que nos ocupa que es la norteña nación.
Las dictaduras más modernas se basan principalmente en engañar al público: se sustentan en mentiras. Veamos: EE. UU. no utilizó coerción física para convencer a su pueblo de apoyar al ejército a invadir y destruir a Irak, sino que mintió (“engañó”) con falsedades sobre Saddam Hussein, y las armas químicas que nunca aparecieron. Eso es tanto dictadura como si el gobierno hubiera forzado físicamente a los estadounidenses a invadir Irak. Ya lo había hecho en innumerables oportunidades, el que quiera investigar se encontrará seguramente con la coincidencia que EEUU invadió en 28 oportunidades en territorio americano y otras tantas, 28 también, en otros lugares del mundo. Dato de Wikipedia.
Vamos por los gastos militares, los Estados Unidos gastan alrededor de la mitad de los gastos militares de todo el planeta. Oficialmente “solo” dicen el 30%, pero la burla al pueblo norteamericano y al mundo, el “engaño” es que no cuentan en esos gastos los salarios ni los temas previsionales del personal militar, lo que aportaría el 17% restante para llegar a la mitad. Ninguna nación es tan militarista como Estados Unidos, que cuenta con poco más o menos, mil bases militares en todo el mundo. Un país como ese es una dictadura internacional.
¿Su población lo tolera o no lo sabe? ¿Esto ocurre en alguna administración o en ambas, sean Demócratas o Republicanos? independientemente de que su pueblo este engañado o lo sepa, está claro que es una dictadura. Mezcla de ricos y militares.
El Foro Económico Mundial, que no se puede tildar de Nacional popular y anti imperialista, realiza un estándar sobre diferentes ítems y coloca a EEUU, en «Independencia Judicial», en el lugar 38. Sobre el «favoritismo en las decisiones de los funcionarios del gobierno» en el lugar 59. En «Crimen Organizado», en el 87. En «Comportamiento ético de las empresas», en el número 30. En «Transparencia de la formulación de políticas gubernamentales” 56. En «Eficiencia del marco legal en regulaciones desafiantes», 37. En «Eficiencia del marco legal en la solución de controversias», 35. En «Carga de la regulación del gobierno», 76. En «El despilfarro de los gastos del gobierno», también 76. Bastante mal promedio para la que se hace llamar la primera democracia del mundo. Por otra parte, es el país que mayor cantidad de presos tiene, todos pobres y en un gran porcentaje de la misma etnia. Que todavía sostiene en muchos estados la pena de muerte.
Analizados estos números no podemos decir que la principal potencia del mundo se maneje dentro de cánones aceptables para un pleno régimen democrático. Nada para asombrarnos por lo que sucedió en el Capitolio.
Cuando el gobierno de EEUU, reitero de cualquier signo, además de invadir como mencionáramos antes, manipula elecciones, alienta la persecución de opositores, en muchos lugares aplaude ejecuciones sumarias, no dice nada respecto a las desapariciones, los arrestos indiscriminados, el encarcelamiento sin proceso, manipulando la prensa. ¿Es democrático? Claramente NO.
El episodio del Capitolio nos muestra un EE UU con delirantes disfrazados, demócratas golpistas, autócratas sangrientos. Esa imagen debe hacernos recapitular ante la dependencia de un imperio del que hasta podemos reírnos. El imperio explota por dentro.