El presidente argentino, Alberto Fernández ofreció un intenso y combativo mensaje ante la Asamblea Legislativa. Donde entre otras cuestiones profundas, ha criticado fuertemente a la justicia, a la oposición y también arremetió contra la anterior Administración liderada por neoliberal Mauricio Macri, por la toma del crédito con FMI y la fuga de capitales.
En un país en que los acontecimientos y la noticias, más estas que los primeros, viajan a ritmo de fórmula uno, hablar, del discurso del Presidente en la asamblea legislativa del 01 de marzo, pareciera noticia vieja o uso del ocio político. No obstante, creemos que un análisis somero del mismo debe hacerse. EL discurso de un Presidente al inicio de las sesiones es muy importante porque significa un balance de los realizado en el año y una proyección hacia el que se inicia.
La exposición Presidencial duró casi dos horas y fue una pieza profunda en contenido, sin apasionamiento que puede atribuirse a la falta de público, las características del orador, la situación propia del país o una posibilidad más de redención que el Presidente les otorga a los fanáticos opositores. Tamaño discurso es imposible resumir en el espacio periodístico, por ello tocaremos los puntos que pensamos sobresalientes del mismo. Aconsejando a quién le interese la lectura de todo el texto.
El año que pasó coincide con el inicio de la pandemia declarada tal por la OMS justamente a mediados de marzo 2020. El Presidente así fue que primeramente se refirió a esa circunstancia.
Debíamos enfrentar el incendio sabiendo que otros habían acabado con el agua.
“Una sociedad debilitada por el hambre y la pobreza, una economía escuálida y endeudada como nunca antes lo había estado, un sistema de salud quebrado que mantenía cerrado hospitales, dejaba vencer vacunas y permitía pasivamente la diseminación de enfermedades que creíamos desterradas”. Describió seguidamente todo lo que hizo el estado para paliar la situación y que ningún argentino quedara sin atención, agradeciendo el esfuerzo de todos los protagonistas, con cifras del trabajo en Salud, colaboración de todos (trabajadores, empresarios, universidades, científicos, etcétera) y pedido de aplauso, de pie, para todos ellos. Quizá, el momento más emotivo del discurso.
Las tácticas opinadoras de la oposición fueron un asco.
No ahorró críticas a la calamidad recibida, a los medios de comunicación y las redes sociales que produjeron o estimularon el verdadero veneno. Les pidió que esa gente haga mea culpa por el país que derrumbaron. “Eso incluye la renegociación de la deuda tóxica que nos dejaron”. Dijo efusivamente a los que “creen agraviarme llamándome Peronista les digo que en realidad me hace sentir orgulloso”. Ante la continua provocación de “opositores envenenados” por el odio, mantuvo la calma y en ello el sostén de la Vice Presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue fundamental. ¡Quién hubiera creído Cristina calmando a Alberto!!!!
Querella a “la mayor administración fraudulenta que nuestra memoria recuerda”
El Presidente argentino ha instruido a las autoridades pertinentes para que formalmente “inicien querella tendiente a determinar quiénes han sido autores y partícipes de la mayor administración fraudulenta y malversación de caudales que nuestra memoria recuerda”. Uno de los ejes centrales de la querella pivotea sobre sobre el mega endeudamiento contraído con el FMI por 50.000 millones de dólares. En este sentido, ahora, “con firmeza y esfuerzo” el Gobierno argentino ha “logrado la renegociación de la tóxica deuda privada”. “Es voluntad terminante e imperiosa que afirmemos el compromiso de no permitir nunca más que se genere un endeudamiento asfixiante a partir de la toma de créditos irresponsables”, señaló Alberto Fernández.
“Nuestras negociaciones con el FMI seguirán en el marco del respeto y el entendimiento. El programa que se acuerde será enviado al Congreso para garantizar la sostenibilidad y la transparencia como políticas de estado”,
El mega endeudamiento, y que hoy se intenta llegar a un acuerdo sin dejar a un costado al padecido Pueblo argentino, “no puede ser visto como un caso más” y esa inquietud es “compartida por el propio organismo de crédito”.
En ese sentido, señaló Fernández que el gobierno no quiere “apurarse” para cerrar un acuerdo con el FMI y aseguró que quienes se apuran son “los pícaros” de siempre, y exigió que los responsables del endeudamiento “reconozcan sus errores”. Donde menciona “errores” léase “administración fraudulenta y malversación de caudales”, como reza la querella.
El poder judicial al margen del sistema republicano
En ésta parte del discurso presidencial, se nota una absoluta coincidencia con la manifestado por la Vice Presidenta en su alegato 3 días después.
Todo tiene que ver con todo. Y la administración fraudulenta del Estado bajo la Administración neoliberal macrista está íntimamente relacionada con la inacción absoluta del sistema judicial (Jueces, Fiscales, defensores). En ningún momento, frente al empréstito del FMI, ningún Fiscal investigó y si alguno lo hizo no faltó el juez que durmiera la causa. Nadie intentó frenar una ilegalidad de formas y fondo, que se estaba llevando adelante. El mayor préstamo a un sólo país en la historia del Organismo internacional tampoco había pasado por el Congreso. “La Justicia parece haber quedado en los márgenes del sistema republicano”. Reconoció su equívoco al pensar que, con la reforma propuesta al inicio de su mandato, se iniciara un derrotero que echara luz en los “sótanos de la democracia” de los que entonces habló. “Pero lamentablemente no fue así”.
En el caso de los miembros de la Corte Suprema, “acceder a la declaración jurada de sus bienes es virtualmente imposible”. La “relación corporativa que los vincula”, ha permitido que permanezcan en sus cargos más allá del tope de edad que la Constitución impone. Mencionó como “llamativo” el per saltum que le asignó extrema gravedad al traslado de dos “ignotos jueces”.
En este punto, Fernández pidió hoy al Congreso de la Nación que asuma el rol de “control” del Poder Judicial que le otorga la Constitución Nacional ante los “desvíos” en los que está incurriendo ese poder del Estado. Para dar una idea de la gravedad institucional, Alberto -sin nombrarlo directamente- mencionó el caso del juez Gustavo Hornos y sus visitas al expresidente Mauricio Macri. Con referencias muy puntuales al Fiscal Stornelli, insinuó que debiera estar preso por imperio de la propia teoría punitiva del Macrismo. A él no se le aplica aquella doctrina que recomendaba la detención preventiva de personas cuando su “poder residual” pudiera afectar la investigación. Es cierto. Su poder no es residual. Está vigente
“Todas estas dudas, que se mezclan con otras en las que se confunden arrepentidos bien pagos con fiscales y jueces que los avalaron, me obligan a reflexionar sin tapujos sobre el modo como hoy está funcionando la institución judicial en el marco de nuestro Estado de Derecho”.
Además, el mandatario argentino enumeró las irregularidades en las que incurren integrantes del Poder Judicial y dejó claro que el hecho de que el Poder Legislativo tome el rol de “control” no significa “interferir” sino garantizar que “cumpla el rol que el estado de derecho le ha asignado”. Para ello, Fernández le pidió al congreso el tratamiento del proyecto de reforma de competencias enviado en año pasado. “Vengo a decirle al país con firmeza y convicción, que, en esta hora histórica, urge reinstalar la confianza en nuestras instituciones”.
Garanticemos el acceso a la justicia de cualquier ciudadano. Terminemos con las condenas o absoluciones en función de una preferencia o presión de factores de poder. Digamos basta a la dilación de causas en función de conductas extorsivas. Pongamos fin al laberinto de procesos opacos tramitados a espaldas de la sociedad.
Al estar escribiendo esta nota aún no se conoce el nuevo Ministro/a de Justicia, con dilaciones en las decisiones estratégicas no se hace más que darle armas a la oposición, en política no medir adecuadamente el tiempo produce desgastes muy difíciles de recuperar, el nuevo funcionario ya entra disminuido, si fuera el caso de un Ministro/a de economía ya todo hubiese estallado. No se puede conformar a los aliados y a los opositores, se debe gobernar mirando al pueblo cuyos intereses la Democracia llama a defender.