Si no creyera en los que sufren…
“Si no creyera en el delirio / si no creyera en la esperanza / si no creyera en cada herida…/ si no creyera en quien me escucha… / si no creyera en los que luchan… / si no creyera en la esperanza” . Silvio Rodríguez
La convicción del autor sobre su creencia demuestra poseer una fe intransferible, nada es prestado, “su delirio” es propio, lo tiene agenciado para dar un valor fundamental al mensaje de dar vida a quien lo escucha, poniendo en evidencia que no es una “sanata”, sino una confesión que desnuda el perfil incapaz de traicionarse a sí mismo y a su propuesta filosofal liberada, que tiene alas para no quedar aprisionada en el silencio.
“Si se calla el cantor calla la vida, porque la vida misma es todo un canto” Horacio Guaraní
Es parte de la vida, el canto y la poesía que Horacio lanzó al ruedo pidiendo: “Que se levanten todas las banderas/ cuando el cantor se plante con su grito”… “Debe el cantor ser luz, sobre los campos, / iluminando siempre a los de abajo.”… “Que no calle el cantor porque el silencio cobarde, / apaña la maldad, que oprime”… “No saben los cantores de agachadas, / no callaran jamás de frente al crimen”.
Estos versos exponen el alma del autor que canta, develando la verdad que nos duele y también nos ilustra sobre el mentidero del “cotorreo político” institucional que hace “oídos sordos” a las demandas de los parias sociales y, por toda respuesta, intentan camuflarse en el entorno del poder, empleando las promesas que no se cumplen -palabras demagógicas- que, por repetidas, son declamaciones falsas del discurso tribunero, que nadie las cree.
Esta contradicción entre la poesía y la realidad es dilemática, sobre todo si se toma la letra de la canción como una distracción o un divertimento y no se considera al canto un “grito de rebeldía” ante la realidad inocultable, denunciando la postergación de la condición humana, que el autismo clasista ignora, desconociendo al prójimo que “te canta la precisa” al mostrar el sufrimiento que desclasa sin reparos, confrontando el egoísmo del sistema plutocrático que amarra el presente y el futuro de los desposeídos, haciendo del capitalismo concentrado y deshumanizado la cruz imperial que lo sufren la mayoría de los países del tercer mundo.
No quedan dudas que el siglo XX se replica en el siglo XXI y nos habilita a repetir y dar vigencia a la letra de Discépolo “Siglo XX cambalache problemático y febril, el que no llora no mama y el que no afana es un gil”.
Está breve reseña tiene por finalidad realizar un humilde reconocimiento a quienes supieron interpretar y traducir en versos solidarios la injusticia social y por ello, sufrieron persecución, como es el caso de Horacio Guaraní que tuvo que exiliarse en tiempos de la última dictadura genocida.
A estos patriotas, como a otros que no menciono, debemos recordarlos por el compromiso puesto de manifiesto al servicio “del otro” que el sistema ignora.
Será Justicia