Ramon Ayala es el poeta mayor de la tierra roja. Su música y su poesía han estado durante décadas narrando la voz de su gente, siendo la identidad cultural misma del litoral Argentino.
“Selva, noche, luna, pena en el yerbal”. Con tan pocas palabras, su poesía logró en uno de sus clásicos, “El mensú”, describir las injusticias, el dolor y los padecimientos de los trabajadores de la cosecha de yerba mate. Los “mensú” eran quienes, a finales del siglo XIX, trabajaban en el noreste Argentino en las plantaciones de yerba en un régimen de entera esclavitud. Obligados a vivir en condiciones inhumanas, al trabajo forzado y a vejámenes de todo tipo, los mensúes, regaban con su sudor y su sangre las tierras del litoral. Otro enorme artista popular, Hugo del Carril, narró estas tragedias en su gran película “Las aguas bajan turbias”.
En un círculo perverso e interminable, las empresas obligaban a los mensú a endeudarse para comprar alimentos o con préstamos usureros y luego a trabajar para pagar esas deudas fraudulentas. Cualquier intento por salir de ese infierno, llevaba al azote o directamente a la muerte. “El silencio vibra en la soledad y el latir del monte quiebra la quietud con el canto triste del pobre mensú”.
El compromiso con la realidad de su pueblo y la poesía exquisita de Ramón Ayala, crearon un clásico de la música popular Argentina que describe como pocos el dolor frente a las injusticias y los abusos de las elites dominantes contra los trabajadores que intentan construir su destino.
Recién con el gobierno de Yrigoyen los mensú comenzaron a poder organizarse, lo que llevó a grandes enfrentamientos. Pero debieron pasar muchos años, hasta que en 1946 con la llegada del peronismo, los mensú y la clase trabajadora en su conjunto, encontraran al fin un gobierno que pusiera en la centralidad de sus actos la ampliación de derechos y la lucha por dar dignidad y felicidad a su pueblo.
“El mensú” se transformó en un himno contra la explotación, pero también en un canto de rebeldía y esperanza. Cuenta el mismo Ramón que invitado a Cuba en el año 1962, el Che Guevara le contó que en Sierra Maestra, los revolucionarios cantaban por las noches “El mensú”.
Ramón Ayala nació en 1927 en Misiones y con 94 años, acaba de lanzar un nuevo disco. De su sensibilidad, de su poesía y compromiso con sus raíces, han aparecido obras maestras del cancionero popular: “El cosechero”, “Posadeña Linda”, “Mi pequeño amor” y muchas otras que han poblado nuestros días en su voz y en la de tantos otros juglares. Le canta al amor, a la tierra, a las raíces y a los padecimientos de su gente. Trovador inspirado, artista popular, hombre comprometido con su pueblo y con su tiempo, ha construido una obra inmensa, singular, poética, poderosa que trasciende los tiempos y que logra su lugar para siempre en el corazón de su pueblo.-
Mira el documental de Marcos López sobre Ramon Ayala en la Joya del Espacio Cultural Virtual