Los incendios rurales en la provincia de Corrientes desnudaron una triste realidad. La provincia que sale a venderse al mundo como la principal región forestal de la Argentina, no puede cuidar el producto que -según los sucesivos gobiernos radicales- la va llevar a un futuro de desarrollo, empleo pleno, riqueza y felicidad.
El fuego quemó las cortinas y quedó al descubierto la improvisación de la política productiva forestal que llevan adelante los sucesivos gobiernos provinciales desde hace más de 20 años. Pero vayamos por parte.
No es lo mismo incendio forestal que rural. Son universos diferentes. Centrémonos en las vedettes de este circo, las forestaciones, grandes extensiones de pino y eucalipto, mayoritariamente inversiones realizadas por empresas y también las hay de productores medianos correntinos que apostaron a eso.
Esto es lo que fue a promocionar el gobernador Gustavo Valdés a Austria y, según dijo él, volvió con una inversión de 200 millones de dólares bajo el brazo, para construir el aserradero más grande de la Argentina.
Qué dirán ahora los inversores austriacos al saber que se queman miles de hectáreas de la preciada madera y la provincia de Corrientes no tiene ni un avión hidrante propio para salir a combatirlos. Tuvo que salir a las apuradas a contratarlos y recibir ayuda de la Nación, para poder mitigar las llamas.
Qué pensarán los inversores extranjeros cuando leen que quienes combaten el fuego son bomberos voluntarios con muchísima voluntad y valentía, pero poco capacitados para apagar incendios forestales. Y lo aclaro, los bomberos y bomberas voluntarios son unos héroes que trabajan en otra cosa, no cobran un peso y arriesgan su vida por los demás; pero evidentemente no les han dan la capacitación necesaria, sino no hubiese ardido la provincia como ardió.
Qué dirán cuando se enteren que no hay brigadistas especializados para combatir el fuego. El Gobierno de Corrientes hablo de casi un centenar -pero en este caso una verdad a medias, es una mentira- esos 97 brigadistas pertenecen a dos empresas privadas (una en Esquina y la otra en Santo Tomé), que constituyeron sus propios cuerpos de bomberos, para cuidar sus hectáreas forestadas. Esto quiere decir que no están a disposición del resto de los productores. No se pueden mover esos hombres y mujeres para combatir el fuego en Concepción del Yagüateré Corá o a Guaviraví. Esos brigadistas cuidan los intereses de las empresas para la que trabajan, es lógico.
Parece quedar claro que Corrientes tiene una enorme posibilidad de desarrollo forestal, pero los sucesivos gobiernos radicales no se preocuparon por cuidar la materia prima, salen a vender humo al mundo y ofrecen algo que no son capaces de cuidar. Sin aviones propios, sin bomberos profesionales, sin recursos materiales, al fin, sin una política de cuidado de la materia prima forestal, eso que busca atraer inversiones va camino al fracaso, los incendios forestales desnudaron esa realidad.-