El 10 de diciembre se cumplirán 40 años de lucha republicana en nuestro país. Todos expresan cuarenta años de democracia asumiendo la falsedad ideológica de la llamada “democracia burguesa”. La república tiene dos tradiciones históricas en su desarrollo. Primero, la república nació oligarca para terminar con las monarquías y tiranías; y segundo, surge la revolución democrática en el -461 A.C. en Atenas, con un programa de tres decisiones, que serán básicas para garantizar el acceso de los pobres a la condición de ciudadanía, dándoles igualdad política, extendiéndoles la libertad republicana.
Las revoluciones se realizan, no se interpretan, ni se teorizan. Por eso, en la historia, con los sujetos concretos encontramos todas las respuestas, con Memoria, Verdad y Justicia. Más aún, cuando la mentira es el mecanismo más definido y más utilizado para la dominación; por ello, la falsedad en las identidades ideológicas y la falsedad en las identidades teológicas o religiosas, fueron y son utilizadas por las clases dominantes de la “civilización occidental y cristiana”, generando las crisis recurrentes que lo resuelven permanentemente con la violencia de la guerra.
Pero, en este tiempo, estamos ante una crisis sistémica de carácter civilizatoria, terminal; porque, si no transformamos democráticamente este sistema de dominación, este sistema terminará con la vida misma, por lo menos, como la concebimos. Las clases dominantes “colonizadoras” solo se imponen y sostienen por la fuerza; y, cuando entran en crisis, apelan a su acción extrema, provocando guerras basadas en esas falsedades. Así, tenemos las guerras en Ucrania – Rusia provocada por la OTAN y en Gaza, el genocidio del pueblo palestino.
Haciendo Memoria histórica. La democracia, definida como gobierno del pueblo, surgió en la antigüedad, a partir del ejercicio universal de la libertad; siendo, la libertad republicana inseparable de la propiedad, desde su concepción de que, “solo es libre quien tiene la capacidad material para vivir, sin depender de otro”. El ser humano como ser social, no es autosuficiente; por lo cual, la libertad se ejerce en sociedad. Nadie es libre en pueblos sometidos.
Por esto, las tres medidas aplicadas en aquella revolución fueron: 1) abolición de la esclavitud por deudas, 2) reforma agraria (reparto de tierra, herramientas e insumos (semillas para la agricultura y reproductoras para la ganadería) y 3) remuneración suficiente para los cargos públicos (para que los pobres puedan acceder a los cargos de la administración política. La democracia es convivencia en Paz, de las comunidades. Las revoluciones democráticas siempre son derrotadas por la fuerza de las oligarquías.
En nuestra era, la falsedad de la identidad ideológica de la “democracia burguesa” se constituyó con la revolución liberal norteamericana; desde, una cuestión básica, no abolió la esclavitud, sino todo lo contrario y, además, los EEUU nacida de esta revolución, se lanzó a la dominación continental con la “conquista de tierras y pueblos”.
Diferente fue la revolución francesa, que fue liberal y popular contra el antiguo régimen absolutista monárquico. Que, derrotada la monarquía, la disputa por el gobierno y el poder, fue entre los republicanos oligarcas (burguesía) identificados como “girondinos” y los democráticos (populares) identificados como “jacobinos”. Robespierre, el líder revolucionario democrático, fue el autor de la consigna “libertad, igualdad y fraternidad”; y su primera derrota, ante los girondinos, fue en la Asamblea General, cuando intentó universalizar el derecho de propiedad.
Con la fundamentación de garantizar, que todo ciudadano tenga acceso a la propiedad necesaria para vivir libremente, presentó unos artículos a incluir en la “Declaración Universal de los derechos del Hombre y el ciudadano”, que fueron rechazados. Y los jacobinos terminaron siendo derrotados, cuando Robespierre quiso extender la abolición de la esclavitud a las colonias francesas; la reacción de los girondinos fue llevarlo a la guillotina y, entonces, la revolución francesa se convirtió en “republicanismo oligarca” con el triunfo de los liberales. Y para los historiadores “oficiales”, fue una revolución liberal y Robespierre un terrorista.
Esta identidad de lucha republicana, entre oligárquicos y democráticos, de la francesa, es la identidad de las revoluciones latinoamericanas. Desde la revolución de mayo se da esta disputa; en sus inicios, con Moreno, Castelli y Belgrano; y luego, con la revolución popular de la Liga de los pueblos Libres, liderada por los democráticos federales, José Artigas y Andrés Guacurarí. Todos estos revolucionarios democráticos se expresaron en las dos constituyentes del proceso independentista. La del Congreso de los pueblos libres de 1815 donde, se resolvió la declaración de la independencia de todo poder extranjero, el sistema republicano democrático federal y la independencia económica con la Reforma Agraria (Reglamento de tierras de Artigas). Y la del Congreso de Tucumán donde solo se pudo declarar la independencia. Ya que, Belgrano en acuerdo con San Martin, logró bloquear la intención de los monarquistas de Buenos Aires; que, pretendían imponer una “monarquía constitucional” con monarca borbónico y capital en Buenos Aires. Belgrano lo hizo, proponiendo monarquía Inca con capital en Cuzco. Así dividió el Congreso, sin resolución.
Todos los revolucionarios democráticos han sido derrotados por la fuerza, No por la razón. Fueron asesinados, encarcelados, perseguidos, exiliados, desaparecidos, fusilados, excluidos (dentro del país o con exilio) calumniados, empobrecidos. Así, podemos poner los nombres, hasta en ese orden, de Moreno, Castelli, Artigas, Guacurarí, San Martin, Belgrano, Dorrego, Peñaloza,…….; y con ellos, cientos y miles.
Pero, los “ganadores” no cuentan la historia de la lucha democrática, por el contrario, solo cuentan sus acciones heroicas en la lucha contra los ejércitos imperialistas de España y Portugal, ocultando sus luchas internas por la democracia, el caso de Andrés Guacurarí es el más emblemático en el armado histórico de las falsedades de las clases dominantes. Se le reconoce como el gran defensor de nuestra frontera. Pero, ocultan y niegan que, con Artigas y San Martin, fueron liberadores y Protectores de los pueblos liberados, defensores de la democracia, de la soberanía de los Pueblos libres.
Para los historiadores “oficiales” de las oligarquías la conducta del Comandante General Andrés Guacurarí en Corrientes fue un “invasor” (en su propia tierra), “vándalo y asesino” (sin ningún acto de violencia). Siendo que, en Corrientes, restituyó la Democracia, violentada por un golpe de Estado realizado por el Coronel Vedoya en complicidad con la oligarquía cabildante correntina. Que, restituyó la Paz, ante un Coronel genocida (asesinó a todo el pueblo indígena de Las Garzas) que huyó cobardemente, abandonando su propio ejército en plena batalla; quien, tomó de rehenes nueve indiecito, llevándolos en su fuga hacia Buenos Aires acompañado por sus cómplices.
El Comandante General Andrés Guacurarí, Gobernador de Misiones, caminó desarmado desde el predio de la Iglesia de la Cruz en la ciudad de Corrientes, hasta la Plaza 25 de Mayo, donde realizó el Acto de restitución al gobernador democrático federal Juan Bautista Méndez, el 20 de agosto de 1818; asumiendo la comandancia de las fuerzas correntinas para proteger la Paz de los pueblos en la provincia. Tanto cumplió con el objetivo de restituir la Democracia, que convocó a elecciones del Cabildo (por la acefalia producto de la huida de los cabildantes golpistas con Vedoya), garantizando la libre participación ciudadana; tomándoles juramento a los electos en el mes de octubre (a dos meses de restituir la gobernación) entre los cuales había representantes de la “aristocracia correntina”. Sin embargo, el título de la historia “oficial” es “la invasión del indio Andresito”.
Si repasamos la historia de cada uno de esos líderes democráticos nos encontraremos con las falsedades del relato de los historiadores de las oligarquías triunfantes con la fuerza, con violencia contra los pueblos (genocidio) recurrentes y permanentes; por ello, la importancia de la Memoria, Verdad y Justicia, porque “sólo la Verdad nos hará libres”.
De aquella etapa de las constituyentes de la independencia, tenemos la rebeldía democrática liderada por Irigoyen y la importancia del sentir nacional, asociado al de soberanía popular; para luego, el comienzo de la historia de los golpes de Estados, de las oligarquías, hasta el surgimiento de nuevo liderazgo democrático.
Y la revolución democrática vuelve a surgir, el 17 de octubre del 45 con el nacimiento de un nuevo movimiento popular; que, se expresa con la declaración de la independencia económica del 9 de julio de 1947 en Tucumán, dando inicio al proceso constituyente del 49, de un proyecto de soberanía popular, con la “comunidad organizada” definida como “el pueblo libremente organizado” con planificación del Estado; y, con el proyecto de Unidad regional de los pueblos del Sur del 53. Todo nuevamente destruido por la fuerza, la constitución nacional fue derogada por una proclama militar de una dictadura, nuevamente, genocida; con, asesinatos, fusilamientos, persecuciones, encarcelamientos, torturas, exilio, desapariciones; sostenida con el terrorismo de Estado, de las falsedades, mentiras y calumnias; concluyendo, con enriquecimiento oligárquico y empobrecimiento del pueblo.
En 1964 se planifica una nueva ofensiva de EEUU hacia la dominación neocolonial de nuestro Sur, basada en la falsedad de identidades ideológicas, definida en la Doctrina de Seguridad nacional, con toda la instrumentación de la “guerra fría”; cuya ejecución, se realizó con la “Operación Cóndor” en nuestra región, por Dictaduras genocidas formadas en y por EEUU. Que, en nuestro país, fue el Gral. Onganía quien adhirió a esta Doctrina “no convencional” y fue presidente de facto en 1966; y su primera acción violenta, fue atacar la democracia universitaria con la llamada “noche de los bastones largos” y en el 69 la rebeldía democrática de la unidad obrera estudiantil inició la caída del Dictador y la vuelta a la Democracia. Pero, la Doctrina de Seguridad estaba en marcha con Pinochet como ejemplo en la región. Así, vuelve en nuestro país el proyecto de dominación, con el Golpe de Estado que instala la dictadura cívico militar del 76. En definitiva, el objetivo de destrucción de las construcciones democráticas, de soberanía popular, es la acumulación de riquezas de las oligarquías; que, en nuestro país, además, son coloniales, de clara identidad cipaya.
La degradación política de la Dictadura cívico militar y el fracaso económico financiero incrementando la conflictividad social-sindical en el 82, determino que apelaran a una guerra, supuesta nacionalista, pero de la Doctrina Monroe, de “América para los americanos” creyendo que la OEA y el propio EEUU apoyarían la gesta Malvinas contra el imperio inglés. También, provocado por el propio imperio inglés, necesitado de una guerra para revitalizar su dominio colonial en nuestro sur continental. La derrota, precipitó la vuelta a nuestra institucionalidad republicana.
Lo que queda claro, desde el inicio de la conquista de nuestro continente, es el origen del proyecto de dominación colonial en nuestra América; definido por el acuerdo de los reyes católicos (monarquía y aristocracia) con la Iglesia, representado por el Papa Alejandro VI (de la familia de los Borgias); quien, a través de las Bulas pontificias, “dono el dominio de las tierras de las islas del mar océano, descubiertas o por descubrir, a los reyes católicos, por ser tierra de infieles”. Por ello, el Papa Alejandro VI es el Papa de la dominación de las aristocracias y oligarquías; en este tiempo, el Papa Francisco (de familia popular) Argentino, latinoamericano y jesuita, tiene la misión de ser el Papa de la Liberación de los pueblos, de la Paz democrática.
Hace 40 años.
El 10 de diciembre de 1983, se inició hasta nuestros días, un nuevo ciclo de la lucha republicana, con un gran demócrata Raúl Alfonsín, que marco el camino central de la lucha democrática, el derecho a la vida como derecho humano fundamental; determinando, el juzgamiento y condena a las juntas militares por delito de lesa humanidad (genocidio). Pero, fue un gobierno inmerso en la definida “democracia restringida”, que enfrento con decisión republicana a la fuerza ejecutora del terrorismo de Estado, pero, no con la misma dimensión a los “actores intelectuales” y beneficiarios de la acción política, económica y financiera, de la Dictadura; que, en medio de las falsedades, de identidades ideológicas y operativos mediáticos, con tomas de regimientos, concluyó su mandato con un “golpe de Mercado”, hiperinflacionario del poder real.
Así, nuevamente, vence la estrategia del imperio del norte, basado en la acción de la falsedad de las identidades ideológicas, con el quiebre ético político (traición al proyecto democrático) del menemismo; instalando la mentira política ideológica no solo para hacer todo lo contrario a lo comprometido en campaña sino entregando el gobierno a los cívicos de la Dictadura genocida del 76 para que ejecuten la política antidemocrática. El quiebre ético moral fue profundo, generando la ruptura, del pacto democrático de la república, entre la legitimidad de origen y la legitimidad en la función. Con un pueblo que voto por un proyecto con identidad popular, del “salariazo”, “revolución productiva” y “cultura del Trabajo”; y entregó el gobierno a los verdugos de, “trabajadores y pueblo”.
Pero, asumiendo el origen del quiebre ético moral, de la traición, desde las y los trabajadores organizados nos lanzamos a reconstruir el movimiento popular, de la única manera posible, democratizándonos.
Y en el año 2001, generamos una revolución hacia la construcción democrática; logrando la Unidad de los movimientos populares de todo el continente contra el proyecto de dominación colonial ALCA de EEUU. Construcción de unidad con movilización popular consciente, debatiendo y resolviendo en Asambleas ciudadanas, Congresos de Trabajadores, Foros Sociales, Encuentro de Alternativas y Cumbres de los Pueblos de América. Y derrotamos al imperio con todo su poder, su presidente Busch se fue con las manos vacías de la Cumbre organizada por la OEA en el 2005 de Mar del Plata.
En la Cumbre de los Pueblos de América realizada del 1 al 5 de noviembre, con más de 10 mil participantes pertenecientes a 130 organizaciones multisectoriales, desarrollaron los debates y conclusiones en los grandes Foros, Sindicales (de todas las centrales del continente); campesina, organizada por Vía campesina; indígena, de nuestro Sur (andino, amazónico y de las pampas); de Mujeres y Juventudes; Educación, Salud, Energía y Justicia; con más de 150 talleres temáticos sobre Ambiente y Soberanía Alimentaria, la militarización y la Paz democrática, globalización y mundialización, entre otras; todas, debatiendo no solo contra el ALCA sino sobre la construcción de Alternativas, que fueron sintetizadas en una Declaración final.
Con ella, ganamos una Batalla, donde lo más importante fue la decisión de construir proyectos propios de soberanía de los pueblos, Así nació UNASUR en el 2006 y un proceso de constituyentes democráticas en nuestro Sur. Con Bolivia plurinacional, Ecuador de la revolución ciudadana y la bolivariana del ALBA, por nombrar las más definidas. Nosotros, los movimientos sociales de nuestro país, asumimos los procesos democráticos regionales. En nuestra región, de la Cuenca del río de la Plata, desde el 2006 empezamos a construir el Foro Regional de los Pueblos Libres hasta el 2015 (en el bicentenario del Congreso de la Liga). Resistiendo, construyendo proyectos democráticos.
Pero, el imperio cambio de estrategia con los mismos objetivos. Planifico una nueva guerra fría bajo la Doctrina de Seguridad, pero ahora, de ejecución judicial con inteligencia y fuerzas de seguridad, no militar, focalizada a los líderes democráticos vencedores del ALCA; que, definida como “Lawfere”, se basa en las mismas falsedades, a través de una acción mediática implacable; propia de la propaganda nazi de “miente, miente, que algo quedará”, en este caso, ha quedado mucho. Incentivando la disputa de “representaciones” políticas sin organización de los representados, perdiendo identidad, de clase y cultural, bajo la falsa “democracia burguesa”, profundizando la crisis ética política y la moral, en la sociedad. Buscando y logrando el viejo esquema de la dominación de “divide y reinarás”, construyendo una nueva moral del esclavo, donde ya “no quiere liberarse del amo, sino parecerse a él”.
La conclusión de nuestra realidad hoy, a 40 años de esta lucha enfrentamos a un presidente, cuyos modelos son Menem, Cavallo y Margaret Thatcher; sin estructura política, sin equipo, sin proyecto definido y sin plan; electo con la propaganda fascista, sincerando las falsedades, de terminar con la “casta política” desde lo absurdo de sus “modelos políticos y económicos”; tanto que, asumió acompañado por lo peor de la “casta”.
Se reafirma, la continuidad política de la estrategia doctrinaria de la dominación, diseñado y planificado por el imperio del norte, basado en las falsedades de las identidades, políticas sociales; que, en nuestro país, se instaló con el “quiebre ético moral” de la casta política del gobierno de Menem y los cívicos de la Dictadura del 76; profundizada, con el “Lawfere” ejecutado por la casta política empresarial del gobierno de Macri y su equipo de CEOs de “multinacionales”. Y ahora, en la crisis sistémica (capitalista) lograron instalar mediáticamente, un presidente fundamentalista de la dominación.
Ser “anarco capitalista” es asumir la “Libertad total de los capitalistas” para dominar. Una falsedad de identidad ideológica extrema, desde la concepción misma del poder capitalista. Por ello, con la asunción de Milei conformando equipo de gobierno con la “casta política empresarial” responsable de la más profunda crisis del sistema, del endeudamiento, de la especulación financiera, de la fuga permanente de capitales, de la corrupción financiera y económica con, la acumulación de dominio, del “negocio” inmobiliario urbano y rural, con la explotación extractivista, de bienes naturales, producción intensiva de monocultivos para el saqueo de riquezas, con estructuras legalizadas del contrabando, la elusión y evasión; cuyas consecuencias son el enriquecimiento de la “casta de oligarcas” y empobrecimiento del pueblo trabajador y productivo para el desarrollo.
En definitiva, estamos ante la expresión política extrema de la falsedad democrática del sistema, de la ruptura entre la legitimidad de origen (del voto mayoritario) y la legitimidad de la función, plasmado en el primer DNU modificando la Ley de Ministerio. Como era previsible, establece el achicamiento de las estructuras del Estado, manteniendo las funciones del Estado garante de los derechos establecidos por la Constitución y las leyes que emanan de ella.
El achicamiento de las estructuras del Estado, manteniendo sus funciones, con la “casta política empresarial” que inició esta crisis sistémica, a partir del año 2015, con el mismo mecanismo de la Dictadura, el “menemismo” y el “macrismo”, el resultado es el mismo; el Ajuste no es sobre los grandes “negociados de la casta política empresarial”, que, además, tiene características mafiosas, sino que, el Ajuste será sobre el pueblo, del trabajo y la producción, directa e indirectamente; producto del objetivo de seguir garantizando los grandes negocios de la “casta corrupta de la “especulación financiera”, de la fuga de capitales, del saqueo de riquezas. Lo dijo, en su asunción, en representación de las clases dominantes, que si no se hace el ajuste al pueblo, nos impondrán una hiperinflación del 15.000%; esto en sí mismo es terrorismo de Estado, propio de gobiernos de facto o quebrados moralmente, de los cultures del cipayismo.
Está claro, que ellos, las oligarquías del imperio y las cipayas, en esta ilegitimidad de funciones o de “ilegitimidad de los funcionarios” del actual gobierno, no ganaron, ni en la formalidad republicana al entregar el gobierno a los grandes perdedores, para que ejecuten las mismas políticas que recurrentemente nos llevan a la crisis sistémica, que en este tiempo, es terminal, por las falsedades de los “civilizadores occidentales”. Además, por el artículo 36º de nuestra Constitución Nacional Caputo, principalmente, y toda su banda no deberían asumir funciones en el Estado debido a sus negocios privados.
Los movimientos populares perdimos legitimidad de origen, por estar sumergidos en la desmovilización democrática. Pero, tenemos la legitimidad de nuestra identidad cultural, popular, de los que derrotamos al proyecto ALCA; y que, construimos democráticamente, identidad popular y proyectos concretos, realizables de soberanía de los pueblos. Estamos ante una nueva oportunidad histórica de reconstruirnos y avanzar hacia una nueva y definitiva revolución democrática, en nuestra región, en el país y en América latina; y desde ella, participar en el nuevo mundo multipolar.
Depende de nosotros terminar con las falsedades del sistema de dominación, construyendo pensamiento propio, colectivo, popular, para lo cual resulta imprescindible una estrategia de comunicación, de desarrollo tecnológico para la liberación y soberanía de los pueblos. Es ahora, movilizarnos democráticamente, volver al debate, con resoluciones colectivas, como en el 2001, con un Foro Social de Defensa de la Democracia.
Construyendo proyectos concretos, para ejercer derechos, porque trabajadores y pueblo, No somos deudores de ninguna Deuda externa, Somos Acreedores de una Deuda histórica, Social, ecológica y Cultural.
*Actual secretario General de CTA Corrientes, Presidente Asamblea Ciudadana de Corrientes y miembro de la CNPT (Corriente Nacional de la Producción y el Trabajo); Ex-Secretario General nacional de ATE y Presidente de la CLATE; secretario de integración latinoamericana de CTA Nacional, miembro de la Alianza Social Continental en la lucha contra el ALCA.