Hace 73 años, el 22 de agosto de 1951 en un cabildo abierto de más de un millón de trabajadores, Eva Perón, Evita, era proclamada por la CGT candidata a la vicepresidencia de la Nación, en una fórmula que postulaba la reelección del general Perón como presidente de todos los argentinos por el período 1952-1957.
Ese día, EVITA ante la insistencia popular que reclamaba su aceptación a la candidatura vicepresidencial, pidió un plazo para expedirse. El día 31 de agosto de ese año a través de radio del Estado le dijo al pueblo que renunciaba a la candidatura, pero no al honor de la lucha.
¿Cuál fue la verdadera razón de su renunciamiento tantas veces distorsionado por la intelligentzia y por el periodismo funcional al sistema? Sectores del ejército golpistas liderados por Eduardo Lonardi y Benjamín Menéndez, afines al liberalismo oligárquico, impulsaban hacia el año 1951 un golpe de estado para evitar la reelección de Perón utilizando el pretexto de que Evita no podía ser candidata a la Vicepresidencia (de ser electa, sería segunda en la línea de conducción de las Fuerzas Armadas). Tiempo después Eva Perón daba las razones de su renunciamiento afirmando que, con ello, les quitó a los sectores golpistas el argumento del peligro de Evita candidata a la Vicepresidencia. En efecto, Evita renunció el 31 de agosto de 1951 y la frustrada tentativa golpista se produjo el 28 de setiembre de 1951, tiempo después de su renunciamiento, con lo cual sostuvo quedó demostrado que el objetivo del golpe no era ella, sino derrocar al Gral. Perón y así evitar su reelección por un segundo mandato constitucional. Tiempo después y ratificando la razón de su renunciamiento, públicamente enfatizaba: “yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre ser el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo, y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”.
Las lecciones de la historia son válidas, no como evocación nostálgica o historicista, sino como el mandato póstumo de aquella extraordinaria mujer que brindó su vida por el ideal inconcluso de la liberación nacional y la justicia social. A tener presente: el capitalismo no se ha humanizado, el FMI no ha sido ni es un organismo filantrópico y el imperialismo del norte acecha con su avidez expansionista el saqueo de nuestros recursos naturales. Frente a ello, no cabe especulación alguna y ante un gobierno liberal-libertario y sus socios de la derecha neoliberal que amenazan destruir las conquistas históricas de la clase trabajadora, profundizar la miseria social y convertir a nuestra Patria en una neocolonia, no cabe otra opción que la unidad en la lucha, con un objetivo político-programático claro, y con un pueblo movilizado consciente de su rol histórico.
Conciencia, verbo y mística de la revolución Justicialista, Evita vive en el corazón y en la conciencia de millones de argentinos, que a través de la trasmisión generacional, ha conocido de su lealtad incorruptible hacia la causa superior de la justicia social, expresión que el ultraderechista liberal Javier Milei considera una aberración, y que, paradójicamente sectores que se asumen Peronistas-progre pretenden borrar con aquello de “inclusión social ascendente”, como si el sistema demoliberal capitalista fuese capaz de incluir socialmente a las clases populares.
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Norberto S. Soto
Héctor O. Castillo
Ramón A. Gómez
Juan M. Roldan,
María G. Pérez
María C. Preckel
Daniel A. Bordón
Gladys N. Soto